Durante los últimos años ha sido evidente el crecimiento de la ciudad. Edificios de más de 20 pisos ubicados en las montañas se convierten para los turistas en un atractivo más de la ciudad, pero en realidad son un grave problema para la sostenibilidad.
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En la actualidad las personas han decidido abandonar las costumbres tradicionales de habitar casas amplias, con jardines, en las que las familias convivían con abuelos, tíos y primos. Hoy eso terminó. Ahora prefieren vivir en apartamentos, en espacios más reducidos pero que ofrecen otro tipo de servicios, cambiaron amplitud por una vista panorámica de la ciudad, aunque eso implique algunas incomodidades.
Según Camacol, la dinámica de la construcción en el Valle de Aburrá representa un aspecto muy positivo para la economía del departamento. En el 2016 se vendieron 25.000 unidades de vivienda en Antioquia y en ventas fue el mejor año de toda la historia con 5 billones de pesos en vivienda nueva.
Ese auge de nuevas edificaciones se ha tomado las laderas de la ciudad. Es fácil encontrar unidades residenciales donde pueden llegar a habitar más de 1000 personas, donde como mínimo en cada una circulan 300 vehículos y un porcentaje más alto de motos. Son sectores en donde la movilidad es un caos y en donde se requiere de la intervención municipal.
Carlos Cadena, coordinador académico del Centro de Estudios Urbanos y Ambientales de Eafit, dice que esta situación se presenta principalmente por el aprovechamiento indiscriminado de algunas zonas por parte de los constructores.
“Lo que se ha visto del gremio de la construcción es que se aprovechan de esas oportunidades para sobreexplotar algunas zonas, como es el caso de Sabaneta que es terrorífico. Ha sido así porque en algún momento la norma no les permitía hacer eso en otros lugares del sur de Medellín, entonces siguieron hacia Sabaneta a sobreexplotar la ladera”, dijo Cadena.
En la academia este ha sido un tema que se ha abordado desde hace muchos años, en donde insisten que la ciudad tiene que crecer hacia adentro y no se puede continuar planificando hacia las montañas. “No se puede seguir construyendo esas colmenas de abejas gigantescas que son esos edificios, que son realmente irresponsables en lo alto de las montañas. No es solo por el efecto de la movilidad, sino por la dificultad del acceso a los servicios, al trabajo, a la educación, al entretenimiento. Son pequeños guetos, algunos de gente rica que están allá escondidos detrás de rejas y otros son para personas que están buscando tener mejor calidad de vida y engañadas por la publicidad de ‘vive verde, vive en un parque’ acceden a créditos para vivir en esas colmenas en las laderas”, agregó Cadena.
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«No se puede seguir construyendo esas colmenas de abejas gigantescas que son esos edificios», Carlos Cadena.
El académico dejó claro que lo peor que se puede seguir haciendo es crecer hacia afuera y destacó que el POT vigente resalta la importancia de rescatar y recuperar el Valle plano para volver a construir allí la ciudad corazón, donde todo esté cercano.
“Ese modelo de ciudad, de sobreexplotación de los territorios, sobre todo en las laderas, con esas gigantescas moles de edificios no es sostenible, es absolutamente insostenible porque precisamente eso genera que en cualquier hora pico todas las calles de la ciudad estén bloqueadas”, puntualizó Cadena.
La solución que propone la academia es establecer una fiscalización real a las construcciones porque no hay forma de que pueda existir transporte colectivo de calidad o avenidas cómodas para ciclistas que puedan llegar a lo alto de la montaña en esas alturas, por lo que siempre el carro será la única opción para las personas que habitan en esos suburbios.
Sin embargo, y en la actualidad, muchas constructoras siguen desarrollando unidades residenciales en las montañas, la razón principal es que el POT anterior lo permitía y los curadores les otorgaron las licencias de construcción.
Claudia García, subdirectora de Planeación Territorial y Estratégica de Medellín, explicó que una licencia de construcción tiene vigencia de 2 años y que pueden ser ampliadas en casos específicos. “Es probable que algunas de las obras que se están desarrollando estén licenciadas con planes de ordenamiento anteriores. El POT vigente contempla unos territorios específicos y establece las estrategias para cada uno, dice que para el territorio del río la estrategia es la renovación, mientras que la del territorio de las laderas es la consolidación dependiendo de cómo surgió”, explicó.
Medellín sigue creciendo
De acuerdo con el informe de Calidad de Vida de Medellín 2012 – 2015 el crecimiento de la población en este periodo registró un aumento de 71.311 personas, para un total de 2.464.322 habitantes, un promedio anual de 17.827 nuevos habitantes en la ciudad. Entonces la necesidad de vivienda es latente.
Eduardo Loaiza, presidente de Camacol Antioquia dijo al respecto que, “en Medellín el POT orienta a una lógica de ciudad topográfica y de naturaleza, y es más que construir en las laderas es concentrarnos en corredores del río, en las zonas planas donde están las redes de los servicios públicos, los sistemas de transporte masivo, donde ya hay espacios públicos, donde se facilita la movilidad”.
El presidente explicó que el POT del 2014 calcula una capacidad de más de 100.000 viviendas en el corredor del río, entre el límite de Bello y los municipios del sur del Valle de Aburrá.
“La gran apuesta en Medellín será la renovación urbana y ahí hay mucho terreno que está subutilizado en uno o dos pisos solamente, obviamente se tiene en cuenta el cono de aproximación del aeropuerto Olaya Herrera. La ciudad tiene identificada, por lo menos, para la próxima década dónde va a tener ese crecimiento hacia adentro y en altura con una sana mezcla de usos, que no sea solo de vivienda para que la gente no tenga que coger un carro para comprar una bolsa de leche”, reveló Loaiza.
Las curadurías
El control es fundamental, casos como el de Space o de Continental Towers no se pueden repetir en Medellín. “El rol de las curadurías es muy importante, porque ellas deberían estar fiscalizando todo en detalle. Muchas veces el gobierno no se da a la tarea de asegurar que quienes tienen la responsabilidad de construir y quienes tienen la responsabilidad de hacerle el seguimiento a quienes construyen lo hagan bien”, agregó Cadena.
Al respecto, el presidente de Camacol dijo que, “hoy tenemos más dinámica de construcción que hace 15 años y solo tenemos dos curadurías urbanas, una en propiedad. Es un reclamo que hemos venido haciendo a la administración municipal, le hemos pedido con urgencia porque son insuficientes las curadurías que tenemos”.
Pero con los últimos acontecimientos, en los que el curador que le dio la licencia a CDO para la construcción de Space, Carlos Albero Ruiz, es el ganador del concurso organizado por UPB por obtener las mejores calificaciones y que a pesar de las solicitudes de las victimas e inclusive del mismo alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, de no aceptar la Curaduría Primera, él aceptó la posesión, la pregunta que queda es: ¿quién es el responsable de las curadurías en Medellín?
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Carlos Alberto Ruiz
Fue el Curador Urbano Segundo que aprobó la licencia a constructora Lérida CDO S.A, encargada del proyecto del edificio Space que terminó en tragedia el pasado 12 de octubre del 2013, cuando una de las torres se desplomó por tener fallas en la construcción y que dejó como resultado 12 víctimas mortales. Sin embargo, a pesar de que la Procuraduría General de la Nación lo destituyó e inhabilitó el pasado 14 de febrero, Ruiz se posesionó como Curador Urbano Primero de Medellín.
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Las Cifras
Según Camacol en el 2017 hay 282 proyectos de vivienda nueva en el Valle de Aburrá distribuidos así:
142 entre Envigado, Sabaneta, Itagüí, La Estrella y Caldas
78 entre Girardota, Copacabana y Bello
62 en Medellín (El Poblado, Las Palmas, Belén, Laureles, Robledo, Los Colores, Calasanz y San Antonio de Prado.
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