Juan David Pemberty y Verónica Peña, dos amantes del fútbol e hinchas de Atlético Nacional, abrieron hace unos días «Chapecoense, café-bar», un espacio que rinde tributo al equipo que por el accidente aéreo del 28 de noviembre en los alrededores del aeropuerto de Rionegro no pudo llegar a disputar la final de la Copa Sudamericana.
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«Decidimos hacer este bar en honor a los jugadores. Hay mucha gente que le encanta y que le parece un excelente homenaje a ese equipo que se quedó en el corazón», contó a Efe Verónica.
En los planes de esta pareja de esposos nacidos paisas estaba la apertura de un bar futbolero a pocos días de la final de la Sudamericana, pero ese proyecto fue suspendido por la tragedia que dejó 71 víctimas mortales y seis sobrevivientes.
Frente al televisor y tras conocer el desenlace fatal del vuelo Lamia 2933, Juan David tomó la decisión de honrar al equipo de Chapecó bautizando con su nombre un bar a pocos metros del estadio Atanasio Girardot, donde debía jugarse el partido de ida de la final entre Nacional y Chapecoense el 30 de noviembre y donde se hermanaron Colombia y Brasil.
«Teníamos que hacer esto porque acá sucedió el accidente y acá les hicimos ese homenaje tan sentido en el estadio (con 40.000 personas)», comentó Juan David.
De entrada, impacta el mural con imágenes en blanco y negro del técnico Caio Júnior y los 19 jugadores que perdieron la vida en el accidente.
Junto a ellos y un escudo iluminado del club, en color y como símbolo del milagro, aparecen las fotos de Helio Neto, Alan Ruschel y Jackson Follmann, los futbolistas que sobrevivieron al accidente.
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Sin embargo, el establecimiento no cuenta con licencia del club ni la autorización de las familias de los fallecidos. Hasta el momento no han tenido contacto con nadie del entorno del Chapecoense.
«Cuando miro esa pared con los jugadores me da tristeza porque ese equipo venía con la ilusión de ganar la Sudamericana», expresó Verónica.
Estos colombianos tardaron dos meses haciendo el montaje del café-bar, que además incluye llaveros de recuerdo para los clientes, una réplica del trofeo de la Sudamericana, portavasos, servilletas alusivos al club y la pequeña réplica del avión, hecha en fibra de vidrio.
Además, tienen una barra con las fotografías que se tomaron los futbolistas junto a la mascota «Indiozinho» antes del juego con San Lorenzo en las semifinales de la Sudamericana.
Junto a los jugadores está el mensaje «Campeón de la Copa Sudamericana 2016 y de nuestros corazones».
Esa es la imagen que recibe a los clientes que por lo general son seguidores de Nacional y del Deportivo Independiente de Medellín, el otro club de la ciudad que se desempeña en la primera división colombiana.
Para redondear el homenaje, en la carta, además de caipirinha, ofrecen el coctel «Embrujo Chapecó» que lleva además de whisky, zumo de limón y manzana, que le da una tonalidad verde como la que luce el club brasileño en su camiseta.
Los meseros también portan las camisetas con el escudo del equipo, pero aún los propietarios no han logrado conseguir el uniforme original que les hubiese gustado ver lucir en el Atanasio a los héroes a los que les rinde tributo en su bar.
«Chapecoense no se convirtió en un rival de fútbol, sino un tema del que siempre queremos hablar», apostilló Pemberty