Moravia, el barrio que lo ha visto crecer, formarse, esquivar los combos, luchar día a día por sobrevivir en medio de los enfrentamientos, es el lugar donde ha tenido que ver morir a sus amigos de infancia pero también donde ha logrado construir sus sueños.
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El barrio está ubicado en la comuna 4, Aranjuez. Es un sector que ha sobrevivido a la crudeza de la violencia, a la conformación de grupos al margen de la ley y a la ausencia del estado.
Mauricio creció ahí, rodeado de niños con muchos sueños que se dejaron tentar por el poder de las armas, de las drogas y del dinero fácil. Niños que se dejaron convencer por el miedo a no poder decir: no.
Recuerda que hace diez años se vivía en medio del fuego cruzado entre los combos que disputaban el control territorial, por aquellos que peleaban por La Sierra y por la cantidad de miembros de Las Autodefensas que se habían apoderado del territorio.
Cree que no perdió el norte en su vida gracias a su mamá, una mujer religiosa, bondadosa y sobre protectora. Sus padres siempre lo controlaban, estaban muy atentos a cada movimiento que hacía, con quién estaba y por dónde iba.
“Soy hijo de una pareja de campesinos”, dice orgulloso, porque es a esas costumbres tradicionales que tuvo el control necesario para no terminar como varios de los niños de su misma generación que ya no están para contar su historia.
En la época más compleja para todos, la adolescencia, donde empiezan las fiestas, las salidas nocturnas, el querer estar con los amigos, Mauricio eligió el deporte.
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“A mí me tuvo muy controlado el deporte. Vi muchas cosas, comprendí en ese momento que muchos de mis amiguitos que empezaron probando nunca salieron de ahí, muchos están muertos, otros están en la cárcel otros en casa por cárcel. Son pocos de los que uno puede decir que les fue bien”, comentó Mauricio.
Reconoce que realmente fue muy difícil no dejarse influenciar por tanta presión que existía por parte de los combos en esos momentos, “para nosotros de niños era mucha presión porque nos buscaban para muchas cosas”.
Recuerda que varios de sus vecinos pertenecían a estos grupos y en múltiples oportunidades lo buscaron, le ofrecían constantemente convertirse en miembro del combo, las primeras veces que lo contactaron fue cuando apenas tenía 10 años.
“Me decían que yo era el hombre de la casa, que debía manejar las armas, pero siempre en esos momentos aparecía mi mamá en mi cabeza. Logré decir que no porque yo era muy cobarde”, reveló Mauricio.
Se enfocó desde los 16 años en el levantamiento de pesas, siempre estaba en el parque haciendo barras y en ese entonces volvieron a buscarlo, era la pieza perfecta para poder ser el ‘jíbaro’.
“Cuando empecé a hacer barras en los parques, pues los parques son plazas, eso sí no nos podemos decir mentiras, la gente va más que todo a fumar marihuana que hacer deporte y claro, como yo mantenía día, tarde y noche, me lo ofrecieron porque era el candidato perfecto”, contó Mauricio.
Considera que fue su apariencia, su cara de niño bueno lo que atraía a todos los jefes de los combos porque creían que él no despertaría sospechas. Pero recuerda que los veía ‘tan jodidos por la droga’ que por eso los ignoraba.
Practicó lucha olímpica, rugby, levantamiento de pesas y fútbol; siempre estuvo obsesionado con la práctica deportiva, con lo que logró alejarse también del alcohol y del cigarrillo.
El Modelaje
Hace cinco años se convirtió en modelo sin buscarlo. Mientras practicaba la lucha olímpica, un día se apareció un fotógrafo que le dijo que si podía hacerle unas fotos, que él estaba buscando hacer unas tomas chéveres y sin pensar lo que se vendría después, aceptó.
“Yo pensaba que era algo para salir en un periódico y ya, pero él volvió a buscarme con las fotos y me dijo que él quería trabajar conmigo, las cosas empezaron a salir poco a poco. En ese momento estudiaba diseño gráfico y tuve que suspender porque empecé a tener muchas ofertas laborales”, contó Mauricio.
El fotógrafo Johnny Lopera fue el que lo descubrió y con quien logró iniciarse en el camino del modelaje, un camino en el que no ha podido parar y al que le debe mucho de lo que ha logrado para él y para su familia.
Mauricio sigue viviendo en Moravia, dice que su barrio es muy diferente ahora, que ama su territorio y que eso lo hace sentir orgulloso.
El Futuro
Actualmente está terminando de estudiar Gastronomía, desea viajar, continuar con su carrera de modelo en México y quiere especializarse en Panadería y repostería.