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Un poquito de sensatez

Por Eduardo Arias, @Ariasvilla

Cada cuatro años sucede lo mismo. De pronto comienza a hablarse en la prensa, en la radio y en la televisión que se acercan los Juegos Olímpicos. Colombia, que en los tres años y once meses anteriores se ha desentendido de todo lo que no sea fútbol, encuentra en los periódicos y los noticieros perfiles de algunos de los deportistas colombianos que asistirán a los juegos.

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Y cuando comienzan los Juegos, la gente se bota en sus sofás frente a los televisores, con papas fritas y gaseosa, a esperar que lluevan las medallas. Deportistas a los que la gran mayoría de los medios de comunicación y los patrocinadores les dieron la espalda, a partir de hoy tendrán que rendirle examen a un país que, de la noche a la mañana, y como sucede cada cuatro años, amanece experto en olimpismo y que durante estas dos semanas tendrá la boca redonda de pedir oro.

Claro, el mal ejemplo cunde desde lo alto. Cuando lo nombraron director de Coldeportes hace dos de años, Jairo Clopatofski, en un arrebato de irresponsabilidad extrema, prometió diez medallas en Londres 2012. Más o menos a lo que aspiran países como Polonia, Hungría o Brasil, con un potencial olímpico y una cultura deportiva mucho más desarrollados que Colombia.

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Dejando de lado la demagogia y el oportunismo de la clase política, resulta que las medallas olímpicas son cada vez más complicadas de obtener. Los países desarrollados invierten ingentes cantidades de dinero. Los deportistas se preparan con una meta fijada en ocho, a veces hasta doce años vista. Varios de los competidores colombianos se preparan para los Juegos de Río de Janeiro de 2016.

Así que Colombia, que desde hace alrededor de 15 años desarrolla calladamente un programa de excelencia olímpica que lideran Coldeportes y el Comité Olímpico Colombiano, ha logrado avances espectaculares, que se notaron en gran medida en las dos últimas ediciones de los Juegos Panamericanos, y en los pasados Juegos Olímpicos de Beijing.

Dirán los que esperan medallas que una plata y un bronce no fue gran cosa. Y algo de razón tienen, si se compara el desarrollo económico o la demografía de Colombia con los de otras naciones como Etiopía, Kenia o Jamaica, que habitualmente ganan varias medallas de oro en los Juegos Olímpicos.

En Londres 2012 Colombia llega por primera vez en la historia a unos Juegos Olímpicos con más de 100 deportistas. Todos ellos clasificaron por haber obtenido las marcas mínimas requeridas en cada una de sus especialidades. Eso, de por sí, ya es un gran logro.

Por ese motivo, y aunque las medallas son lo más llamativo, en un caso como el de Colombia la mejor manera de medir el nivel de la actuación y los avances logrados es con los puntos olímpicos. Estos se otorgan de la siguiente manera: 9 puntos a la medalla de oro; 7 a la de plata; 6 a la de bronce, 5 al cuarto puesto, 4 al quinto, 3 al sexto, 2 al séptimo y uno al octavo lugar.

Así que, si se quiere realizar un balance sensato de la actuación colombiana cuando terminen los juegos, se sugiere no quedarse únicamente en las medallas sino también examinar cuántos puntos olímpicos se logran. Y, de paso, recordar que cuando se apague la llama olímpica, al 99 por ciento de estos deportistas, el país les volverá a dar la espalda en los próximos tres años y 11 meses.

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