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Mesas y platos volaban, relató un sobreviviente

Sobreviviente. Cuando las rocas abrieron una brecha en el casco del Costa Concordia, Massimo Riccardi estaba en el restaurante

Fue a las 9:30 p.m. “De repente las mesas empezaron a volar”, confesó Massimo Riccardi, un peluquero de Bolonia.

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¿Cuándo se dio cuenta que algo malo estaba pasando? 

Inmediatamente. Recuerdo que en un momento yo estaba esperando el primer plato y en el otro vi las mesas y a las personas volando. Entendí que era algo grave porque siempre nos decían que era un problema eléctrico, pero era evidente que el barco estaba crujiendo.

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Así como los pasajeros de avión, los de barco también deben participar en ejercicios de salvamento. ¿Los realizaron?

No. Estaban programados para la mañana del día siguiente.

Se habla de tripulación no preparada y asustada abordo. ¿Qué sucedió?

Puedo asegurar que el impacto fue mucho mayor del que se habla. La tripulación estaba asustada, pero el problema más grave fue que casi ninguno hablaba italiano. No olvidaremos la hospitalidad y la ayuda de los habitantes de Giglio. Mi novia estaba descalza y le compraron zapatos. Abrieron la iglesia para nosotros por la noche y nunca estuvimos solos. En algún momento diré algo sobre el capitán.

¿Algo más que recuerde?

Un niño de tres años que estaba en mi bote salvavidas. Lloraba desesperado, gritando. Estaba con su madre, pero su padre no estaba allí. Nunca lo olvidaré. Tampoco volveré a viajar en crucero. Ni siquiera en un bote.

Andrea Bernabeo

METRO WORLD NEWS

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