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Tiburón es campeón

De la mano de su arquero, Sebastián Viera, Júnior derrotó a Once Caldas en definción por penales y se llevó su séptima estrella.

La fiesta se armó en el estadio de Manizales donde volvieron a revivir esa época de la Copa Libertadores en la que todo era ambiente de fútbol y momentos inolvidables.

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Incluso el profesor Montoya y otros jugadores que estuvieron en aquella gesta volvieron al estadio para animar a un equipo que necesitaba el apoyo de todo un pueblo que a pesar de los malos momentos por el invierno, querían recuperar anímicamente a toda costa con la pasión que imprime este deporte.

Atrás quedaron las disputas verbales entre los técnicos que en esta oportunidad tenían que demostrar en el campo que su único objetivo era un título que los consagrara como el mejor de Colombia.

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En el juego el que tuvo la intención y la necesidad desde el primer minuto fue el Once Caldas que veía cómo desperdiciaba las opciones que tenía. Los delanteros Pepe Moreno y Jhon Pajoy fueron los artífices del buen comienzo de Once Caldas y de paso hicieron figura al portero uruguayo Sebastián Viera, quien tuvo una noche inolvidable en su regreso a la formación.

Junior, por su parte, no tenía afán de nada y supo conservar en el primer tiempo la ventaja que tenía en el marcador lograda en Barranquilla. Eso si, fue claro las veces que llegó al arco custodiado por Henao incluso con un remate de Ruiz que pegó en el palo y por poco deja fríos a los manizalitas.

Giovanni Hernández fue ese jugador que manejaba los hilos del partido a su antojo y que le imprimía la pausa necesaria al Junior para que no entrara en desesperación.

Pero si los barranquilleros tenían un jugador de calidad, el Once Caldas tenía el suyo y aparte goleador. Cuando se terminaba la primera etapa, Jhon Pajoy recibió en el área un buen pase y apenas tocándola se la pasó por encima al portero Viera y puso el primer gol para que el estadio estallara de alegría, Todos veían el resurgimiento de este jugador que fue la figura del torneo a pesar de su juventud.

Así terminó la primera etapa, con una ventaja para el Once Caldas que revivía toda la fiesta que se había formado desde el principio.

Para la parte complementaria Junior tuvo más intenciones de ir por el partido y consiguió el gol al minuto 14 luego de que Giovanni sacara su mejor carta con un pase a su estilo que recibió Bacca y definió.

Otra vez Junior era campeón con este resultado y Once Caldas volvía a tener la necesidad de intentar el gol que lo reviviera en el partido. El técnico Pompilio Páez hizo un cambio táctico que le dio resultado. Al campo ingresó Guillermo Beltrán que tenía la misión de buscar el gol. Apenas con cuatro minutos en el campo, recibió un centro que con más potencia y técnica que cualquier cosa, cabeceó y puso el balón en el ángulo sin posibilidad de reacción para el arquero Viera.

Ambos equipos siguieron buscando la anotación, pero se encontraron con la buena actuación de los porteros, que alargaron el drama hasta la definición desde el punto penal.

Un pequeño suspiro se dio cuando el juez decretó penal en el último minuto pero el línea había determinado fuera de lugar por lo que fue una simple ilusión.

En la definición desde los 12 pasos fallaron los autores de los goles para Once Caldas. A Pajoy y Beltrán se les olvidó marcar, lo mismo que a Henao tapar penales.

Junior fue más regular y logró la séptima estrella en su historia, mérito por el trabajo de los barranquilleros.

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