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5 marcas que hacen ropa con materiales que no imaginarías

La economía circular pasó de ser un concepto utópico a un modelo de negocio que se enfoca en reusar materiales orgánicos e inorgánicos.

Hoy en día, algunas marcas de moda se preocupan no en tener series cortas para satisfacer una demanda que ellas mismas alimentan: fuera de que el concepto es caro, genera serios impactos ecológicos y también hemos visto el costo humano a largo plazo, en estos tiempos se aboga por una moda más sostenible y con productos que no solo cuiden el planeta sino que aporten a causas sociales o al bienestar de su consumidor.  5 marcas que hacen ropa con materiales que no imaginarías

Cariloha (Bambú) 

La marca lleva doce años en el mercado y no solo hace ropa: su fibra textil está disponible para todo tipo de usos. Comenzaron en el lujo tradicional, pero luego pasaron a confeccionar prendas de uso textil. Tienen un showroom en 16 países y su promesa de valor es que aparte de que su producción genera menos impacto ecológico que el algodón  (de hecho, hacer una camisa de talla M requiere 4100 litros de agua con este material), es más fresco y repele olores naturalmente, además de que el bambú se regenera rápidamente. TIenen su propia granja en Sichuan, China y los precios de sus piezas en promedio cuestan de 17 a 40 dólares.

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Mi Terro (Leche) 

128 millones de toneladas de leche son desperdiciadas cada año. Pensando en eso, Robert Luo, emprendedor de Los Ángeles, fundó en 2018 un emprendimiento que lo solucionara a través de la moda. Lo que hace es convertir el desperdicio directo en fibras para crear camisetas cuyo costo es de 42, 50 dólares y tarda dos meses al menos en ser fabricada.

HEMPZOO (Cannabis) 

Esta fibra textil no es de la planta psicoactiva propiamente. Es, más bien, una derivación llamada cáñamo, que se cultiva desde hace mucho tiempo incluso de forma  industrial. Es antimicrobiana, resistente a los rayos UV, biodegradable y usa mucha menos agua que el algodón. Los productos de la marca van desde los 30 hasta los 80 dólares.

Bert (Llantas recicladas)

Son pantuflas de loungewear no solo pensadas para estar en la casa, sino para poder salir e incluso trabajar con ellas. Las creó Juliana Roa, en homenaje a su perra, Berta, una french poodle mueca que era esclavizada como animal de cría. Están hechas con llantas recicladas y retales textiles y de neopreno.

Wijld (Madera) 

Esta compañía alemana planta un árbol por cada orden pedida de camisetas, que se generan de la madera. Por cada dos libras, se sacan cuatro piezas y las fibras no tienen intervenciones químicas ni polución ni huellas de carbono. Tienen su producción desde la silvicultura sostenible y certificada y una prenda  ahorra 1000 litros de agua, 150 ml de productos químicos en forma de pesticidas y fertilizantes y alrededor de 600 g de CO2 simplemente acortando las rutas de transporte. Las piezas pueden customizarse y en promedio, las piezas cuestan 49 dólares.

P y R

Juliana Roa, gerente de Bert (pantuflas hechas de llantas recicladas)

¿Cómo nació el concepto de la marca? 

Todo nació cuando adopté a Berta. Fue hace dos años, ella estaba en una casa en donde la tenían como perra de cría con quince perros más. Por su edad, y por sus condiciones, fue algo impactante. No me imaginé que una perra como ella sufriera tanto y le hicieran tanto daño. Ella tiene entre seis y ocho años, imagina el sufrimiento. Empecé a pensar en cómo podía ayudar.  Cuando uno está en su casa, listo para sacar a su mascota, con las pantuflas de algodón es poco funcional, los crocs también se ven horribles y uno debe ponerse unas zapatillas deportivas.

Así, empezamos a desarrollar la idea de las pantuflas, con mi tío, diseñador industrial, le pedí ayuda para diseñar un producto que pensara en esas personas, que tuviera un componente de moda y que también fuese sostenible.

¿Cómo es el desarrollo del producto con materiales no convencionales? 

Pensé en el concepto de economía circular. Miré productos similares y vi al neopreno contrastando en lo cómodo que era pero también en lo tóxico que resultaba ser para el medio ambiente. Esto no se descomponía fácilmente y además se usa para elementos de fisioterapia. Comenzamos a construir las piezas con una fábrica de retales de ropa y para la segunda colección con los tapices de muebles. Por eso, el neopreno te ayuda y se acomoda a tu pie y la suela es llanta reciclada. Y también tiene el componente de memory foam para adaptación.

Por esto, los zapatos son costosos, lo que ha sido desafiante. Tenemos el concepto de pantuflas para salir a la calle pero en realidad son pantuflas para salir de la casa. Hacer un zapato así es más caro que comprar todos los materiales, pues una fábrica que le paga a su operario por minuto o por hora, no es lo mismo extender un metro de tela a tomar retales. Y la llanta, también es muy costosa: hay muchos sitios que recogen las llantas, que trabajan, las recogen, limpian y las venden para crear muchos elementos del sector automotriz y tapas de zapatos.

¿Cómo quieres seguir implementando el concepto de moda y comunicación de la marca? 

A futuro, sueño una alianza con los diseñadores textiles. Sé que hay muchos desperdicios y adoraría usarlos para la marca . Ahora vendemos por la página web y redes sociales y tengo una fábrica que me ayuda con los zapatos. Y, por cada dos pares de pantuflas se dona la esterilización de los perros. El costo es ese, también se paga por una esterilización para ayudar a un animal.

 

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