Estilo de Vida

Solidaridad, el antídoto contra la indiferencia

PUBLIMETRO habló con beneficiarios de dos organizaciones sin ánimo de lucro a quienes la mano solidaria de los colombianos les ha cambiado la vida. Este 15 de noviembre, con una pequeña acción, más personas podrán sumarse a estas dos causas.

Una Aldea, una nueva familia y un motor de superación

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Alba Nelly Acevedo tiene 23 años, nació en Ituango, Antioquia, y estudió una carrera técnica en odontología. Hoy, en Medellín, estudia salud ocupacional y va en quinto semestre gracias a una beca del 100% que se ganó por su excelencia académica y gracias al puente que le hizo Aldeas Infantiles SOS, organización en la que fue acogida cuando tenía 10 años junto a su hermana.

Llegó a un hogar de la organización en Medellín luego de que su papá la llevara porque su madre había fallecido y no tenía como mantenerlas. También porque en el pueblo se corría el riesgo de que fueran reclutadas por la guerrilla. Su papá nunca le dijo que tenía que quedarse en ese hogar, pero Nelly hoy entiende que gracias a eso tiene una mejor vida.

“Siempre estábamos rodeados de guerrilleros y militares. Había una guerrillera que nos quería, nos dijo que nos querían meter en el monte. Entonces a mi papá le dio susto y por eso huimos. Si nos hubiéramos quedado allá ya estaríamos muertas o llenas de hijos, pero no estudiando”, dice Alba Nelly.

En Aldeas Infantiles SOS encontró la familia que nunca había tenido, pues siempre estaban en manos de otras personas porque sus papás pasaban el día entero trabajando. Allí a ella y a su hermana las apoyaron incondicionalmente y les brindaron las herramientas para ser personas de bien y autosuficientes.

“El recuerdo más hermoso que tengo es el del día en que llegué a Aldeas. En ese momento uno está todo desubicado, uno no entiende, pero se da cuenta de que llegó a un lugar diferente. No me imaginaba cómo iba a ser, no sabía que ahí iba a iniciar mi futuro. Lo que hace Aldeas Infantiles es cambiar el futuro de muchos niños”, anota Alba Nelly.

Precisamente esa es la misión de Aldeas Infantiles SOS, una organización que tiene una trayectoria de 50 años. El objetivo principal es que todos los niños y las niñas crezcan en una familia y que ésta los proteja, los quiera y los respete.

“Sin embargo hay muchos niños que ya perdieron a sus familias y están creciendo solos. En ese caso, nuestro trabajo es darles una nueva familia en la que puedan crecer, creando un nuevo vínculo afectivo familiar”, explica Ángela Rosales, directora de Aldeas Infantiles en Colombia.

Aldeas Infantiles SOS está presente en 14 departamentos de Colombia y se sostiene con el apoyo de empresas aliadas y donantes particulares. Uno de sus programas es YouthCan!, enfocado en los jóvenes que crecieron en su comunidad, como Alba Nelly, para ayudarles a cumplir sus sueños, empoderarlos y apoyarlos en su transición a la vida laboral para que tengan una vida autónoma e independiente.

Desde que Aldeas Infantiles SOS llegó a Colombia, han atendido a 700.000 niños, niñas, adolescentes, padres y madres. Hoy son 1.300 personas las que trabajan para la organización.

La mejor medicina es tener cerca a la familia

Yeraldine Álvarez Pérez es la mamá de Isaac Israel Gutiérrez, de tres años. Es una migrante venezolana, proveniente del estado de Carabobo, que se estableció con su madre y sus otros dos hijos en el municipio de Puerto Berrío, en Antioquia.

Hace tres meses que salió de Venezuela, pero lleva un mes viviendo prácticamente en el Hospital General de Medellín, porque su hijo sufrió un absceso en la columna vertebral, por lo que tuvo que ser operado y hospitalizado.

Por fortuna ha contado con el apoyo de la Fundación Ronald McDonald, en donde puede usar la sala familiar para suplir todas sus necesidades diarias como desayunar, bañarse o lavar ropa.

“Acá me regalan los pañales y el desayuno para el bebé. Como no tengo acompañante ni nada, acá me han ayudado mucho. Me han atendido muy bien, hasta le celebraron el cumpleaños del niño, recibió muchos regalos y estuvo muy feliz”, cuenta Yeraldine.

La Fundación Ronald McDonald nació hace 45 años en Estados Unidos y hoy tiene presencia en 63 países. En Colombia está desde 2009 y su principal fin es proporcionar un espacio de descanso y hospedaje a familias de niños que están hospitalizados. Dichos espacios están dotados de duchas, lavadora, computadores con internet, cocineta y salas lúdicas que las personas pueden hacer uso de forma gratuita.

La Fundación tiene siete programas que operan en Bogotá, Cartagena y Medellín, que anualmente acogen a 11.500 familias remitidas por los hospitales donde sus hijos están recibiendo tratamiento médico. La Casa Ronald, como se le conoce, tiene 5 salas familiares en Colombia: en Bogotá dos en el Hospital Militar y dos en el Hospital Simón Bolívar; a las que se suma una en el Hospital General de Medellín. Adicionalmente tiene dos casas con alojamiento gratuito para las familias, una en alianza con la Fundación Cardio Infantil en Bogotá y otra en el Hospital Infantil Napoleón Pareja en Cartagena.

“Lo más satisfactorio es saber que le estamos dando la mano a las familias en un momento muy difícil. Hay familias que de verdad no tienen cómo pagar un café de una máquina de las que hay en las salas de espera y no pueden comer nada durante el día. Saber que los estamos apoyando durante la jornada para que sus niños se recuperen y salgan adelante no tiene precio”, dice Diana Peña, directora de la Fundación Ronald McDonald.

Ayudar es más fácil de lo que se imagina

Desde hace varios años McDonald’s Colombia apoya a estas causas por medio de la jornada solidaría del Gran Día, que este año se celebrará el próximo viernes 15 de noviembre. En el Gran Día McDonald’s dona a estas dos fundaciones el valor de todas las hamburguesas Big Mac que venda durante la jornada. La donación de la venta de Big Mac, en años anteriores, cubrió los gastos de más de 580 familias en la Casa Ronald y fondeó la formación de 90 jóvenes en habilidades necesarias para encontrar su primer empleo.

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