Estilo de Vida

El nido, un espacio donde los bebés crecen a través de la música

PUBLIMETRO habló con su creadora, Claudia Elena Vásquez, quien inspirada en la música de su esposo y otras influencias, diseñó un lugar para conectar con las artes a temprana edad.

Claudia Elena Vásquez no solo es una ingeniera química respetada (tanto, que en Betty la Fea no salió como ex reina, sino ejerciendo su profesión). No solo es un ícono de belleza. También, en el ámbito personal, es madre ejemplar de dos niños –Pedro y Elena–, una eficiente administradora y claramente, una de las artífices del resurgimiento de la carrera artística de su esposo, Carlos Vives.

Ahora lleva en alto el nombre de su nuevo proyecto «El Nido»un idea que pretende favorecer el desarrollo de los bebés y sus vínculos afectivos a través de experiencias sensoriales, musicales y literarias. La propuesta nació como resultado de una buena experiencia que vivió con sus propios hijos cuando eran bebés. Por esta razón, ahora quiere compartir con otras mamás, papás y cuidadores su experiencia, para que ellos puedan fortalecer el vínculo con sus hijos a través de las prácticas artísticas.

«Siempre, con Carlos, habíamos soñado tener una escuela de música y cuando conocimos a Ana y a Mari, que tenían su experiencia de la ‘La Vaca Mariposa’, a donde mis hijos ingresaron desde muy pequeños, vimos esa experiencia y quería poder trabajar en eso para más niños. Por eso les pedí a ellas dos que nos asociáramos para crear un proyecto juntas, muy orientado a eso, a ese tema de identidad colombiana, y basándonos en la experiencia de Carlos en la música» explicó Claudia en entrevista con Publimetro.

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Cada niño crece y se desarrolla a su propio ritmo. No obstante, el desarrollo de los pequeños  suele seguir un patrón bastante predecible, lo que hace que la mayoría de los bebés entre 6 a los 18 meses de edad respondan a pedidos verbales simples. Es por eso que en este espacio las ideas no tienen límites: allí, padres, madres y cuidadores encuentran un ambiente que ofrece experiencias de juego y exploración diseñadas de acuerdo a la etapa del desarrollo de los niños participantes, mientras comparten un espacio colectivo con otros bebés.

Además, la música es el hilo conductor del programa y desde allí se abordan otras expresiones artísticas que  fortalecen el desarrollo cognitivo, emocional, sensorial y social.

«Carlos dice que a partir de su folclor que fue el vallenato, la cumbia, el porro, creó un ritmo musical que se puede llamar ‘Colombianpop’, ‘Tropipop’ o ‘El Rock de mi Pueblo’ como lo ha llamado él y, es ver cómo esa tropicalidad se puede volver pop de alguna manera. Entonces, cuando tu ves una banda como La Provincia, logras observar y sentir un montón de instrumentos con percusiones folclóricas, acordeón, gaitas y cómo esos se mezclan con una batería…entonces, ahí estaba esa inquietud de cómo lograr que los niños se identifiquen y creen cosas nuevas» añadió.

 ¡Por esa razón, El Nido de RíoGrande se busca confirmar de manera viva los beneficios de la música y el arte en esta primera etapa de desarrollo con los bebés, a la vez que se convierte en un espacio enriquecedor para que la familia viva una experiencia artística estimulante. En el espacio, además de aprender juegos, hay canciones y actividades para replicar en la rutina diaria de casa.

Cómo funciona

Se trata de un espacio de juego, interacción y aprendizaje construido para los bebés desde los seis a los 18 meses de edad, en el cual durante dos sesiones semanales los martes y jueves en la escuela RíoGrande, los pequeños generan sus primeros encuentros con la música, la literatura, la expresión plástica sensorial y el movimiento.

Durante las sesiones de una hora y media de duración, los bebés viven diversas experiencias así como tiempos para socializar: el Río de sonidos incentiva el uso del cuerpo, la voz y el movimiento; el Río de Palabras les permite acercarse a los libros y a las historias y el Río de colores es una experiencia sensorial para jugar, aprender, disfrutar y compartir, usando materiales orgánicos, naturales y vegetales para pintar, expresar y disfrutar.

Es así como El Nido de RíoGrande se convierte en un espacio emotivo y sensible, en el cual los más pequeños disfrutan la música, experimentan el desarrollo corporal, exploran, descubren y viven nuevas experiencias. Pero, sobre todo, se divierten, descubren las artes y las viven con emoción.

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