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Hernán Zajar y su lluvia momposina de flores amarillas

El diseñador colombiano convirtió los recuerdos de su infancia en elegantes piezas de moda.

Con una multicultural agenda se llevó a cabo la octava versión del Festival de Jazz de Mompox, que mantuvo a locales y visitantes rodeados de actividades artísticas en su visita al fantástico municipio momposino.

El desfile del diseñador Hernán Zajar, inspirado en los vistosos árboles de Cañaguate se robó la atención. Alrededor de 20 modelos desfilaron por una de las calles más emblemáticas del lugar, conocida como ‘La Albarrada’. Zajar se encargó de mostrar su colección primavera verano donde el color amarillo fue el protagonista en una noche llena de música, elegancia y encanto.

Zajar relató el secreto de su inspiración para realizar su nueva colección. “La baldosa de mi casa que fue donde aprendí a gatear, sirvió de inspiración para todo esto”. La casa, el árbol y las flores amarillas se convirtieron en elegantes vestidos de seda, conjuntos en los que las mangas estructuradas fueron remplazadas por el volumen de la organza. Y las frutas que llevaban los campesinos a las plazas, las volvió bolsos tejidos en croché y pedrería.

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En la sala de su casa, que fue la principal inspiración conversó con nosotros.

¿Cómo se llama esta colección y en qué está inspirada?
Cañaguatera es una historia que comienza en una ventana de la casa donde yo nací, me asomaba por ella y había un árbol en el frente, un árbol amarillo que después me enteré que su flor se llamaba cañaguate. Veía ese árbol por donde también pasaban los burros con la mercancía que traían de los pueblos cercanos a la plaza de mercado y sentía amor .

Entonces caían estas flores y yo le decía a mi tía que estaba lloviendo flores amarillas, ella me respondía: “No niño, esta soplando brisa y se caen las flores del árbol”. Después pasaban los burros y le decía: “¡Ay tía! Nos están pisando las flores amarillas”, entonces todo eso se volvió una obsesión pues siempre estaba sentado en esa ventana mirando esas flores.

La colección cañaguatera también está inspirada en la baldosa de mi casa en Mompox, fue ahí donde aprendí a dar mis primeros pasos, a gatear, entonces es un homenaje o algo muy especial para la que también fue mi hogar. Esta dedicada a la vez a mi tía Ana, que era la dueña de la casa, a mi madre, a Elena Montero que era la aya (la que nos arrullaba y nos espantaba los mosquitos).

Entonces yo creo que hay mucha vivencia y algo muy bonito que tenía que debía contar y que nadie sabía, todo se vió reflejado en las estampaciones hechas manualmente por artesanos.

Hablemos de la paleta de colores para esta colección.
Son 60 salidas con más de cien piezas.  El color amarillo va primero, pero la historia se cuenta con una paleta de colores pasteles, después los mismos tejidos le aportan un poco más de fuerza a algunos colores como el naranja, dorado y plateado y terminamos en el negro.

¿Cómo describe el proceso de esta colección que es tan especial para usted?
Esta colección se hizo en seis meses, fue un tiempo de mucha dedicación porque es algo con lo que quería rendir homenaje a mi casa, mis costumbres y hasta mi familia.

Los estampados digitales fueron hechos por un pintor momposino. Le mandé lo que quería, le dije: «Ve a esa casa, dibuja tal cosa», así fue como empecé a hacer elementos importantes para la colección en diferentes departamentos de Colombia. Además, las mismas imágenes que están en estampación digital están hechas manualmente tanto en la técnica de tela sobre tela, como en la técnica de bordado con canotillo, puntacilla y pedrería. Es un trabajo manual interesante que cuenta una historia de principio a fin, que es lo que quería.

¿Qué tiene Mompox que muchos lo califican como un lugar inspirador?
Fue la ciudad que me vio nacer y de aquí viene parte de mi esencia, personalidad, cultura, de todas las cosas que me hacen único. No podría definirla en una sola palabra porque ella me ha dado tantos dones, tanta energía que uno no las coge o las adquiere en cualquier sitio del mundo, entonces yo creo que tiene una magia que no se en que momento se me fue introduciendo en la sangre y ha hecho parte de una marca que es Hernán Zajar.

¿Qué significa para usted hacer parte del festival de Jazz ?

Quiero que mi tierra se muestre a través del arte. Le apuesto a que Mompox sea mi escenario de la moda. Creo que parte de hacer esto es unirme al festival de Jazz y vender este municipio al mundo, y como momposino esta es una función que yo tengo y lo hago con todo el orgullo.

¿Cómo ve el panorama de la moda a nivel mundial ?
A nivel mundial se puede decir que Colombia está en la mira, casualmente en estos días me reuní con uno de mis representantes de Nueva York, está fascinado con lo que ha visto. Él es quien enfrenta el mercado internacional, quien me dice esto funciona y esto no de la colección. Él ya vio que es lo que funciona internacionalmente, a que la vamos a dar corriente, ya aquí se empieza a hacer un trabajo de traer las personas que lo mueven a uno como diseñador en otros países, y de acuerdo a la cultura de los países se sabe que es lo que gusta que es lo que no funciona, entonces el panorama más que bueno.

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