Ir a Piscilago es uno de los planes más queridos por cientos de miles de niños en Bogotá y el resto del país. Un puente, una temporada de vacaciones e incluso un fin de semana común y corriente tiene a muchas familias viajando los 105 kilómetros y aguantando los fuertes trancones de la Autopista Sur, para poder llegar al parque de diversiones de Colsubsidio.
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El motivo es sencillo: la caja de compensación ha convertido más de 90 hectáreas de terreno ardiente en la frontera entre Cundinamarca y el Tolima en uno de los más grandes parques de diversiones de Colombia. Piscilago ya no es únicamente un complejo de piscinas con zoológico: sus atracciones acuáticas lo convierten en uno de los más importantes parques acuáticos a nivel de América Latina.
De hecho, el tráfico de casi 400.000 personas anuales ha permitido que, según la Asociación de Temáticas de Entretenimiento (TEA por su sigla en inglés), Piscilago se convierta en el puesto 14 a nivel mundial entre los parques acuáticos más visitados del mundo, y el segundo más visitado en América Latina.
El principal desarrollo que ha planteado Colsubsidio para atraer a un gran público es un enfoque en los toboganes. Desde hace 10 años, cuando se construyó el Megatobogán de 504 metros que todavía es una de sus principales atracciones, el parque se ha dedicado a dar más alternativas a sus visitantes.
La última de estas atracciones se denomina Onda Extrema. En este tobogán, los fanáticos de las emociones fuertes se encontrarán con un lanzamiento tranquilo, que luego lleva a curvas ocultas y a una rampa de gran ángulo que les permite alcanzar velocidades cercanas a los 40 kilómetros por hora. Esto, con el fin de enfrentar un muro casi vertical.
Los flotadores en los que los usuarios se lanzan en este tobogán pueden alcanzar una inclinación de 90 grados con respecto al suelo, por lo que estos llegan a sentir «gravedad cero». De ahí, ya es simplemente llegar a la piscina de descenso. Este tobogán será el primero de su tipo en Latinoamérica, y está presente solo en ocho parques de Estados Unidos, Australia, Suecia, España y China.
Hay otros cuatro complejos de toboganes (ver recuadro) y otras atracciones. Hay cinco piscinas para quienes quieran nadar, y para los pequeños hay dos complejos: la tradicional piscina con juegos infantiles y el «bosque de lluvia», otro espacio para jugar con el agua y evitar el calor de la zona.
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Un parque sostenible
Además de las atracciones acuáticas, Piscilago es conocido por tener uno de los principales zoológicos de Colombia. El complejo cuenta con una zona en la que se atienden especies características del país. Dantas, nutrias, monos y primates, flamencos rosados, águilas de páramo y cientos de aves residen en el parque y hacen parte de los esfuerzos de conservación de estas especies amenazadas.
También cuenta con importantes desarrollos para disminuir la cantidad de agua que consumen las atracciones. Por ejemplo, durante las temporadas bajas los toboganes y fuentes tienen tiempos de apertura designados para disminuir el desperdicio de agua.
Las duchas, lavamanos y sanitarios tienen sistemas de ahorro de agua, como temporizadores, y se captura el agua lluvia. Todo esto redunda en un 30% menos de consumo de este recurso, un gran porcentaje de reciclaje del mismo, y un reconocimiento de la Policía Nacional por sus prácticas de conservación.
Los toboganes de Piscilago:
Megatobogán. Tiene 504 metros de longitud, 27 curvas y tres túneles. Es uno de los más largos de Latinoamérica.
Piscihuracanes. Dos toboganes de 110 y 125 metros de longitud, respectivamente, con un gran número de curvas y cortinas de agua.
Piscigiros: Dos líneas independientes, con salida y llegada independiente, que permiten a los turistas llegar a velocidades superiores a los 50 kilómetros por hora.
Piscitornado: Un tobogán con forma de embudo, con una rampa muy intensa que permite llegar en solo 4 segundos a 40 kilómetros por hora.