Una sentencia del tribunal de Relación de Oporto está generando gran polémica en Portugal porque utiliza el adulterio cometido por una mujer para justificar la violencia machista que sufrió a manos de su exmarido y su antiguo amante.
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El fallo judicial -emitido el 11 de octubre y que ha salido ahora a la luz- condena a los dos hombres a prisión, pero deja las penas en suspenso, por lo que fue muy criticado por asociaciones feministas y de juristas del país.
Las críticas se centran en los argumentos de que se vale el dictamen para disculpar la violencia sufrida por la mujer.
«El adulterio de la mujer es un gravísimo atentado al honor y la dignidad del hombre. Existen sociedades en las que la mujer adúltera es lapidada hasta la muerte. En la Biblia, podemos leer que la mujer adúltera debe ser castigada con la muerte», indica el juez.
Según declaró la organización feminista Unión de Mujeres Alternativa y Respuesta (UMAR), esta sentencia es una muestra de la mentalidad «patriarcal, machista y sexista» que todavía existe en parte de la sociedad portuguesa.
La portavoz de UMAR Elisabete Brasil señaló que el fallo «justifica y legitima la violencia doméstica en un marco conceptual que pone en cuestión la igualdad entre las personas», ya que defiende que «las mujeres deben tener un comportamiento diferente al que se ve normal en los hombres».
El caso se remonta a 2015, cuando una mujer fue agredida con una maza con clavos por su ex marido y su ex amante, con quienes ya había cortado la relación.
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La mujer llegó a ser secuestrada por su antiguo amante, quien le reclamaba retomar la relación y que llamó a su exmarido para que la confrontasen de forma conjunta.
«Es casi una apología de la pena de muerte en caso de adulterio y responsabiliza a las mujeres por la violencia que reciben», criticó Brasil, quien lamentó que estos casos se den en Portugal, país que, a su juicio, tiene un marco legal sobre la violencia de género visto incluso como «vanguardista» en la Unión Europea.
Aunque reconoce que estas sentencias no son lo común en la justicia portuguesa, la portavoz de UMAR alegó que no es un caso aislado y recordó otras decisiones discriminatorias, como una en la que se justificaba que la sexualidad de la mujer perdía importancia a partir de los 50 años.