Luz Lancheros, MWN
Agnés Rocamora no es como Chiara Ferragni ni ninguno de sus compinches, pero sí que ha estudiado sobre ella: de hecho, la lectora en Estudios Sociales y Culturales del London College of Fashion y autora de “Fashioning the City: Paris, Fashion and the Media”, es una de las intelectuales, críticas, analistas y escritoras más importantes en el mundo de la moda a nivel mundial y ha estudiado más que ningún otro autor la influencia de los blogs en el mundo de la moda en los últimos años, así como la revolución que causó la web en la moda.
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También es la co-editora y co-fundadora del International Journal of Fashion Studies. Metro habló con ella sobre todos los fenómenos de la moda en la era digital.
En una entrevista, el diseñador Dries Van Noten dice que las celebridades mataron a la moda. ¿Usted qué piensa al respecto?
–No creo que eso pase así, porque la moda siempre ha dependido de la cultura de la celebridad, incluso desde la década de 1920, con el cine. Ahora, ellas han cambiado la forma en que se muestra la moda y la hacen visible. Muestran también el trabajo de los diseñadores.
Pero, ¿qué pasa con las celebridades de Instagram? Son muy criticadas por su visibilidad.
–Creo que no hay que demonizar las plataformas tecnológicas y lo que hay en ellas. Siempre ha pasado esto: cuando aparece algo nuevo, parece que fuera el fin del mundo. Pasó desde el telégrafo hasta hoy. Instagram es solo una plataforma y allí también tienes un montón de posibilidades: puedes seguir a alguien como Gigi Hadid y también a gente con propuestas interesantes y maravillosas. La tecnología no “mata” por definición ni ha arruinado la moda. Por otro lado, lo que más extraño en el boom de la imagen es la moda escrita. Los bloggers todavía dan esa posibilidad.
Otra cosa muy criticada de la plataforma es cómo ha homogeneizado el look de mucha gente.
–Asumiendo que exista una y quizás tengas razón, pero hay muchas cosas distintas en Instagram. Tenemos la noción de “mediatización”, donde los medios no solo representan imágenes, también se ve cómo la moda ha creado cosas para el mundo digital. Los diseñadores han creado un lenguaje, una estética para simplificar sus propuestas y también han creado una cultura de hacer las imágenes más grandes al enfocarse en los detalles, haciendo que las colecciones y los medios le apunten más a esto, a lo “instagrameable”. Así crean cierta estética.
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El problema es que vemos a las mismas influencers luciendo lo mismo y viéndose igual. ¿Qué pasa con la autenticidad y con lo que transmiten para otras mujeres?
–La autenticidad es un valor fetichizado y algunos blogs lo tienen, de todos modos. Estaba leyendo esta mañana un reporte en “The Guardian”, donde se decía que las marcas preferían trabajar más con micro-bloggers con menos seguidores en vez de seguir a alguien con gran número de followers, por su elemento genuino. Y claro, sabemos que la vida es falsa, que todo es falso, pero también ha existido algo eterno: los medios siempre han sido acusados de manipular y de presentar a las mujeres como víctimas de la moda. De nuevo, es demonizar. ¿Por qué no hablamos de los hombres y a quienes siguen, por ejemplo? Creo que es algo más complejo, aunque no estoy de acuerdo con las Kardashian y lo que transmiten, por ejemplo. Pero quiero ver un estudio donde se muestre que las mujeres están completamente alienadas.
¿Cómo ve el fenómeno Kardashian en Instagram? Kylie, Kendall y Kim le deben todo a esa red social.
–Ella ha sido buena en ocupar espacios que jamás se han ocupado y en ese sentido es una gran mujer de negocios. También representa la continuación de la cultura de la celebridad, que comenzó desde el cine, pero ya no tienes que esperar tanto para saber de los famosos, sino solo segundos. Y también ha jugado sus cartas en el sentido del ideal femenino: presenta la belleza lejos del ideal de mujer blanca, rubia y delgada y las redes le han dado la posibilidad de visibilizar ese ideal.
Pero sigue predominando el ideal de “blanca, rubia, rica, delgada”. Chiara Ferragni acaba de lanzar su línea de agua y es millonaria.
–Porque seguimos viviendo en un mundo dominado por hombres blancos y privilegiados y eso no cambiará tan rápido. A pesar de que la moda ha inspirado vanguardia sigue siendo profundamente conservadora, sobre todo en sus representaciones, al igual que en la publicidad y eso es muy triste. En el boom de la era digital se cree que la moda es democrática, pero si ves a los bloggers más famosos, todos son blancos y privilegiados en su mayoría. Pero hay otros bloggers que han conseguido hacer la diferencia: respeto mucho a Susie Lau (stylebubble) porque no es nada de eso y presenta a diseñadores emergentes. También tiene discursos feministas. Eso mismo hace “Man Repeller”. Pero esto no cambiará tan rápido. Acá se trata de quién tiene el poder de representar qué.
Otro tema que explota de vez en cuando en social media es la apropiación cultural. Como lo que hicieron las Jenner con las cholas, o Marc Jacobs.
–Es complejo: pienso en Isabel Marant y la polémica que tuvo con las artesanas oaxaqueñas. Una cosa problemática es lo que puedas crear a expensas de explotar a otras personas, ya que hay un patrimonio que está siendo robado. Ahora, es difícil decir qué es apropiación cultural. Todo se etiqueta como tal ahora, cuando alguien puede simplemente estar interesado en otra cultura.
¿Sigue siendo el streetstyle algo relevante?
–Este ha hecho a la moda visible y no tengo problema con ello. Es otro espacio además de la pasarela. No sé si es relevante, porque muestra a la gente cómo la moda puede ser usada y la visibiliza más, la ha hecho festiva. Tengo problema es con el término “street”, porque es un escenario irreal.
¿Sirve de algo tener un blog en estos días?
–Algunos lo tienen de hobby, pero esto ya es un trabajo. Aún no se regula el hecho de si hacer dinero con él te convierte en un “vendido” ya que te exigen autenticidad. Muchos blogueros se quejan de que la marca que trabaja con ellos quiere todo gratis, sabiendo que hay mucho trabajo detrás. Los usuarios son iguales: un bloguero pidió dinero para su blog y nadie le dio nada. Acá se trata de balancear el negocio con ser auténtico, en el clásico dilema de “hacer dinero es malo”. Otros dudan si solo quieren irse a Instagram o tener su blog también y están contrariados por ello.
¿Cuáles son las pasarelas que para usted han logrado la mediatización en lo digital? ¿Vetements?
–Balmain, con Olivier Rousteing, ha reproducido muy bien los detalles y ha tenido impacto en las estéticas. Y ahora, con Vetements, no creo que hagan nada nuevo al hacer de lo feo algo glamuroso e irónico.
“La moda necesita ser más contada fuera de las pasarelas y el glamour. Debe ser política y social”, Agnés Rocamora