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Stanislav Kuptsov, MWN
Un magnífico lobo sentado al lado de una mujer rubia en un vestido de colores, un gato con una modelo copiando su pose, un ave dacelo cargado por una mujer asiática, y una modelo de piel oscura con un mono ardilla en el hombro: todas estas imágenes instantáneamente se volvieron virales en el Internet. Y Natasha Wilson, una fotógrafa con sede en Los Ángeles, EEUU, comenzó tener más aficionados.
La estadounidense ha creado esta serie fotográfica en colaboración con Animal Tracks, la organización que salva animales del mercado negro. Afortunadamente, unos lograron llegar a buenas manos y evitar un destino terrible. Natasha decidió demostrar que los animales que son llevados ilegalmente a los mercados negros son hermosos y completamente diferentes de los salvajes. Como fondo para fotografías utilizó un paisaje de un bosque, de donde la gente lleva animales para vender.
Natasha tiene una historia sobre cada animal. Todos ellos sufrieron de negligencia de los propietarios en algún momento. Por ejemplo, un híbrido de lobo y perro de cinco años llamado Scout sufre de estenosis de la columna vertebral.
«Él es amable con todo el mundo y le gustan los largos paseos, así como un juego de la guerra de tirón», explicó Wilson a Metro. “Dacelo Bam-Bam ha perdido parte de su pico inferior, y es incómodo para ella comer y beber. »
El gato Bengalí de 11 años de edad ha cambiado de varios propietarios y comenzó a comportarse de manera inapropiada –destruir cortinas, golpear e incluso atacar a otros animales–. Pero ahora vive en una espaciosa sala de Animal Tracks, donde pasa tiempo con su mejor amigo gato Monzo.
«Realmente quería crear una serie con animales exóticos, y empecé a buscar modelos hasta que fui a la organización de caridad en Los Ángeles llamada Animal Tracks», dijo Natasha. «Ellos organizaron una gira para mí, y me familiaricé con animales encantadores, aprendí sus historias. Me enteré de que Animal Tracks cuida de los animales en peligro mientras crecen y los hacen felices. Y por eso mi proyecto con ellos iría más allá de simplemente hermosas fotografías. Realmente quería hablar sobre lo bueno que hacen los voluntarios.”
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Así se tomaron las fotos
La fotógrafa confesó que no había tenido una sesión de fotos tan fácil: los animales no tenían que ser forzados, se sentían naturalmente en el estudio.
«No obligamos a ninguno de los animales a tomarse fotos. Los modelos tenían golosinas deliciosas y yo fotografiaría la interacción. ¡Cada sesión de fotos no duró más de 5 minutos!» agregó Natasha.
Según la artista, todos los animales estaban felices de participar, pero dos de ellos se sentían incómodos.
«Hubo 2 animales que dudaron y no entraron al estudio fotográfico, (un zorro y un cerdo). Es por eso que fueron reemplazados por otros que estaban contentos de entrar», recordó.
El proyecto de Wilson ha recibido una respuesta en los corazones de muchos activistas de los derechos de los animales y simplemente amantes de los animales. Las fotos resultaron tan encantadoras y conmovedoras que no dejaron indiferente a nadie.