“Humanizar” a las mascotas se ha convertido en algo muy común por parte de los amos, pero debe saber que el afecto constante pero sin reglas ni límites va en contra de sus instintos. Aunque ellos disfrutan de los cuidados y cariños, para que sean además de felices, equilibrados, necesitan satisfacer sus otras necesidades instintivas.
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En este sentido, atribuirles cualidades humanas puede traer varios problemas en temas de convivencia, ya sea por la manera en que se les trata como si fueran bebés o niños pequeños, como por actitudes que sin intención suelen asumir sus amos y que eliminan sus comportamientos naturales.
Según la etóloga Carolina Alaguna, de Pedigree Adóptame,“Esto no es sano, al sobreprotegerlos, ponerles ropa incómoda, disfraces, zapatos, llevarlos en coches para bebé con la idea de que ni siquiera puedan tocar el piso, tinturarles el pelo y colocarles gafas, por ejemplo, lo que hacemos es afectar negativamente su naturaleza”.
Evitar que las mascotas sean ellas mismas genera problemas comportamentales que repercuten en su salud y su vida normal, trastornos de ansiedad, miedo, inseguridad y agresividad hasta con sus mismos amos. Es por eso que tratarlos como lo que son, reduce considerablemente situaciones lamentables de abandono, ya que el nivel de “humanización” puede llegar a ser tal que la convivencia se vuelva difícil para ambas partes.
La experta agrega que para el caso de los perros, “Aunque son parte de nuestra familia, los perros tienen una esencia canina de la cual no debemos alejarlos tratándolos como a humanos. Tratar a los perros como tales hace que sean más felices y sanos. ‘Humanizarlos’ los predispone a problemas de comportamiento, que pone en riesgo nuestra convivencia y daña el correcto vínculo humano–animal”.
Esto porque cuando a un perro no se le ayuda a superar sus traumas, lo que usted está haciendo es crear un animal débil mentalmente, porque la tensión mental y el estrés por no cubrir sus necesidades caninas les puede generar fuertes obsesiones o comportamientos neuróticos como ladrar demasiado, volverse agresivos o miedosos, masticar cosas de la casa, entre otras.
Según los expertos para que su mascota tenga sus necesidades de instinto y manada cubiertas, lo que debe hacer es aplicar tres conductas fundamentales:
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-Ejercicio
-Disciplina
-Afecto
Esto lo hará una mascota equilibrada y feliz “entre más claras tengamos sus necesidades de especie, más fácilmente podremos interactuar con nuestros animales de compañía sin dejar de ser ellos caninos y, nosotros, humanos”, dice Alaguna.
Claves para prevenir la “humanización” o “antropomorfización” de las mascotas
La experta recomienda fortalecer sus comportamientos positivos, un ejemplo es permitirles que muestren sus señales de calma, es decir, los signos conductuales que realizan los para comunicarse con otros de su misma especie, especialmente para transmitir que no quieren problemas, o cuando se sienten incómodos con alguna situación y que se refleja en bostezos, lamerse la nariz o evitar la mirada.
También aonseja permitirles sus comportamientos naturales, como que huelan a otras mascotas, jueguen, gruñan y ladren si tienen que hacerlo, porque es la forma normal en que ejercen sus comportamientos de especie.
Fortalecer lo positivo
-Es ideal que los cachorros estén con su mamá hasta los 2 meses y medio de edad para que ella les transmita información de especie.
-Los perros necesitan hacer mucho ejercicio. Entre más actividad física y más compartan con otros de su especie, mejor.
-Permitirles que tengan exposición a personas, niños, otras especies de animales, a colores, olores y demás estímulos con los que tendrán que vivir.
-Darles amor, especialmente cuando estén tranquilos y no ansiosos.
En cualquier caso, si un perro presenta conductas inadecuadas es importante acudir a un médico veterinario etólogo, el cual, además de estar en la capacidad de detectar las causas y diagnosticar problemas de comportamiento y tratarlos, cuenta con los conocimientos para determinar si se trata de una patología de origen orgánico (problemas neurológicos, tumores, dolores crónicos o agudos, problemas de renales y urinarios).
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