Con el propósito de crear conciencia en la población sobre las consecuencias y la prevención del SIDA, la ONUSIDA (Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida) ha liderado la campaña por el Día Mundial de esta enfermedad desde su lanzamiento en 2004, celebrando la fecha anualmente el 1 de diciembre. Cada año, las diferentes organizaciones de la salud alrededor del mundo implementan campañas para suplir las necesidades médicas de quienes padecen la enfermedad, además de trabajar por la prevención del virus.
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Es importante entender la diferencia entre el VIH y el SIDA, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), ¨el VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) infecta a las células del sistema inmunitario, la infección causa un progresivo deterioro del sistema inmunitario y merma la capacidad del organismo para combatir algunas infecciones y otras enfermedades. En las etapas más avanzadas de la infección por el VIH sobreviene el SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), que se define por la aparición de una o varias infecciones oportunistas o tipos de cáncer de más de veinte posibles.¨
Si bien las personas que tienen VIH o SIDA requieren de medicamentos y tratamientos especiales para sobrellevar la enfermedad, el ejercicio puede ser una actividad positiva y favorable para combatir el virus.
El doctor Alejandro Sarmiento explica los beneficios que produce el ejercicio en pacientes con VIH:
- Efectos psicológicos: además de proporcionar cambios físicos, la actividad física permite una sensación de bienestar, de mayor coordinación y atención, un estado de ánimo más elevado y mayor capacidad de trabajo. Estos son beneficios que disfrutan en general quienes se ejercitan, sin embargo, las ventajas son mayores para las personas que están inmunosuprimidas y tienen una enfermedad categorizada por muchos, señalada, restrictiva y con varios prejuicios, ya que les permite mejorar su autoestima.
- Efectos fisiológicos: hace referencia a la elevación de las células que están relacionadas con la inmunosupresión, lo que permite mejorar la respuesta inmune frente a alguna condición adversa. El ejercicio ayuda a controlar un poco la inmunosupresión, haciendo que la persona no esté tan susceptible a las infecciones, esto siempre y cuando el paciente no se encuentre en un estado avanzado del virus.
La actividad física siempre traerá ventajas en el ser humano, sin embargo, es importante tener en cuenta que hay diferencias y ciertos riesgos cuando quien realiza el ejercicio es una persona con SIDA, es decir que al encontrarse en un estado inmunosuprimido tiene las defensas muy bajas, por lo que puede adquirir con mayor facilidad una enfermedad. En este caso, se recomienda realizar las actividades en casa, sin tener contacto con otras personas, y que el ejercicio se realice de forma regular pero en intensidad moderada, independiente que sea de fuerza o cardiovascular.