Es tradición colombiana que después del almuerzo se coma un postrecito o un “mecato” para sentir otro sabor. Los bogotanos saben muy bien cómo es el tema y todos aprovechan para comerse el helado, una mini ensalada de frutas, un merengue y por qué no, un mango biche con sal.
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En el centro, sobre todo, se encuentran todos estos manjares que no necesariamente se pueden consumir en un restaurante, pues el mejor lugar puede ser sentado en el andén o mientras caminan para “bajar” lo recién comida.
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En la galería podrá ver ese diario vivir, el de la tradición, pero también el del gasto y el gusto.