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“Queremos convertir a los artistas en empresarios de la música”: Andrés Cardona, cofundador de Destra

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El mundo de la música sigue evolucionando. Con tantos cambios, cada vez es más necesario tener claridad sobre cómo funciona el negocio en la letra menuda.

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Para ello, conversamos con Andrés Cardona, cofundador de Destra, una firma de abogados que ofrece servicios a artistas y personas de la industria del entretenimiento, especialmente en el mundo de la música. Su fuerte está en el acompañamiento de artistas, compositores y sellos discográficos.

¿Qué diferencia a Destra de otras compañías, por ejemplo, al ser una empresa joven?

Tenemos un diferencial y es que nos involucramos en el crecimiento del artista. Nuestra filosofía es buscar una mentalidad en ellos y lograr que vean su carrera como una empresa, un proyecto empresarial. Su arte es algo bonito, creativo y dinámico, pero también queremos que lo vean como un negocio. Queremos convertirlos en empresarios de la música y que vean sus proyectos como empresa.

¿Cómo combinan el tema de derechos y la construcción de empresa?

Nuestra labor genera un relacionamiento muy importante con diferentes agentes de la música. De las primeras cosas que hacemos es generar propuestas comerciales de parte de empresarios de conciertos, agencias de marketing… de lo primero que hacemos cuando llegan a la firma es generar ese relacionamiento con agentes. El segundo paso es que tenemos otra unidad que se encarga de la protección patrimonial de los artistas. Desde esta otra lo que hacemos es darle una estructura empresarial a los negocios que lo requieren, porque muchas veces llegan con inversionistas, propuestas de adelanto discográfico, etc. Estas requieren una estructuración patrimonial previa a la recepción del dinero para evitar pagar impuestos de más y hacer eficiente el recibimiento de esos recursos.

Además de proyectar su proyecto artístico como empresa, ¿cuál diría que es el consejo que sus clientes no han recibido a tiempo antes de llegar a ustedes?

Muchos de nuestros artistas han firmado documentos y contratos sin leerlos. Es muy delicado, porque no se asesoran con expertos que les expliquen las obligaciones que están adquiriendo con su firma. El primer consejo que le daría a un artista frente a cualquier contrato es que lean, y que si no entienden se deben asesorar para buscar un concepto transparente.

¿Cómo detectar un contrato que tal vez no convenga?

Es curioso, pero los artistas que más tienen este inconveniente son los que empiezan a crecer muy rápido. Los que de un momento a otro ‘pegan’ una canción, consiguen recursos y fama y comienzan a llegarles propuestas importantes. El consejo para estos artistas es que sin están teniendo éxito deben rodearse de un equipo de trabajo que les ayude a proyectarse de manera segura. Una señal de alerta de que algo no conviene es cuando les hablan de exclusividad. Esto significa algo a largo plazo que puede ser un empuje importante o algo que bloquee posibilidades de crecimiento.

¿Y cómo convencer a los artistas emergentes para que también inviertan en asesoría? Porque podría pensarse que los artistas ya consolidados no tienen estos problemas…

En realidad, por la oficina han pasado artistas «grandes» que no tienen ni idea de cómo funciona la estructura legal de su proyecto ni lo que entregan cuando firman. Si este tipo de artistas no lo tienen claro, mucho menos los emergentes. Hay mucha información en Internet que les permite conocer el negocio. Lo principal que les diría es que deben informarse de cómo funciona y cuáles son las dinámicas para que tengan herramientas al momento de afrontar contratos. No les pido que sean expertos; un artista debe ser muy bueno en su arte, pero también debe tener conocimientos básicos de la industria en que se mueven.

¿Cuál diría que es el modelo de negocio que más le está funcionando a los artistas hoy en día?

Hoy en día, un proyecto artístico debe tener la capacidad de lanzar música constantemente. En la década de los 90 un sencillo o dos al año podía mantener vigente al artista. Pero eso era hace 20 años, antes del Internet y el streaming. Ahora si un artista no está lanzando cada mes y medio, comienza a perder vigencia. Lamento decirlo, pero la música se volvió reciclable y no tiene la vigencia de antes. Una vez ya haya ese reconocimiento se puede variar esa dinámica de lanzamientos. Lo segundo, es que el proyecto tenga claro su público objetivo: ¿quién los escucha? ¿quién consume su música? ¿cómo piensa ese público? El artista, además, debe tener claro quiénes son sus fans, conocer en redes quiénes lo siguen. Muchos no saben quiénes son sus fans ni qué perfil tienen. Ahora también funciona mucho el sello independiente, se puede prescindir del sello discográfico. Puedes grabar en casa, incluso. El modelo independiente sirve para emergentes y consolidados también. Así está el negocio en este momento.

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