«¡Respira! ¡Relájate y respira!» Le grita un pesado globo de púas a un hombre que intenta respirar debajo suyo. Con este personaje imprudente, travieso y hedonista, Alberto Montt representó la ansiedad como un «diablito» con el cual hay que convivir. Esto fue lo que nos contó sobre esta representación ilustrada de la ansiedad.
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¿Cómo llegó a la creación gráfica de este personaje, que representa la ansiedad, con esta figura particular?
La verdad es que fue bastante casual, entre comillas, porque yo hago viñetas una vez por semana para una revista en Chile, y durante la semana me envían una pauta sobre las cosas de las que van a hablar por si alguna me interesa y quiero tratarla. Entonces, me llegó una historia de Chile y su cantidad de venta de ansiolíticos anual, que es récord, y decidí hacer una viñeta al respecto de la ansiedad. No la hice pensando en nada más que solamente en la ansiedad, entonces la viñeta original era un personaje que llegaba a una reunión de negocios con este bicho rojo en la cabeza y decía, ‘perdón, no encontré baby sitter para mi ansiedad’. Ahora, cuando yo la dibujé, dibujé la ansiedad como lo primero que se me vino a la cabeza que podría ser la ansiedad, que fue este bicho rojo, redondo, con púas y cara de asustado. Fue lo primero que se me ocurrió.
Es muy casual que pasara esto, fue en enero de año pasado antes del coronavirus. Pero al mismo tiempo, no es casual porque cuando uno dibuja acude a lo que tiene como bagaje visual, ¿cierto? Y yo creo que ahí si te pones a disgregar todas las cosas que componen a este bicho, son súper obvias. Por ejemplo, es rojo, porque no hay nada más ansioso que el color rojo, esta cosa como de emergencia constante, es redondo, pero con púas, porque es una figura que se repite mucho en la naturaleza y es muy disonante, no sé, cuando ves los peces globo, un cactus, los virus, son todos redondos, con púas. Es una invitación a ‘abrázame’, pero al mismo tiempo ‘no me toques’. Si pones 20 ilustradores a dibujar la ansiedad, 18 de esos van a dibujar un bicho rojo, redondo y con púas. Y se convirtió en personaje porque cuando hice la viñeta quedé viendo el resultado y pensé que podría hacer 3 o 4 viñetas más respecto a la ansiedad, como buen usuario de la ansiedad que soy. Comencé a hacerlo cotidianamente, y ahora, no sé, llevo 250 viñetas.
En otra entrevista, contó que de alguna forma ya había hablado de la ansiedad aunque no lo tuviera representado como personaje en sus anteriores viñetas, ¿cómo llegó a darle una cara e incluso unas manos pequeñitas a la ansiedad?
Sí, las manos van y vienen. Cuando me di cuenta que el bicho estaba ahí y me ayudaba a representar cosas que me ocurrían en lo cotidiano, o que le sucedían a otros, dije, ‘ah, mira, es un buen espacio para hablar de la ansiedad’, que es un tema que a mí me interesa. Cuando comencé a tener más y más viñetas y se fueron acumulando y las personas se fueron sintiendo reflejadas, una editorial empezó a hacer un libro de viñetas mías de las más antiguas. Y cuando tuve que hacer la recopilación, en general todas tienen dos personajes, siempre hay conversación porque hablo mucho de la relación humana, me fijé que la mayoría de las viñetas, si quitabas a uno de los personajes y ponías al bicho de la ansiedad, seguían funcionando. Entonces, para mí fue muy claro que yo venía hablando de la ansiedad mucho antes del personaje. Cuando tuve el personaje a mano fue como que me entregaran un juguete con el cual hablar puntualmente de este tema que a mí me encanta. Pero me di cuenta que esto le pasaba a mucha gente. Pero, en general, la ansiedad ha estado súper presente.
¿Podríamos decir que el humor le permitió llegarle a quienes padecen la ansiedad en todo el espectro, tanto desde las formas más leves hasta los casos más complejos?
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Podríamos decir que el humor es una especie de Caballo de Troya que te permite meter ideas en la cabeza de una persona. Es como un envoltorio para ideas más complejas, cuando entran a través de la risa, son más fáciles de hacer que le lleguen a otra persona. Desde esa perspectiva, hablar de la ansiedad a través del humor es como hablar con un amigo, es como sentarte y encontrarte en la conversación sin defensas, ¿no? Porque en general estamos siempre defendiéndonos, a la defensiva, pero cuando te ríes, la idea entra más fácilmente. Claro, es un tema complejo, pero como todos los temas complejos, cuando se tratan con honestidad y sin intención de herir sino de exorcizar, se siente honesto. Yo muchas veces hablo desde mi perspectiva. Así, no se siente como que alguien está impostando la idea del ansiedad a través del humor. No es un personaje ficticio, para mí es súper real.
«Es un tema complejo, pero cuando se trata con honestidad y sin intención de herir sino de exorcizar, se siente honesto. Yo muchas veces hablo desde mi perspectiva. Así, no se siente como que alguien está impostando la idea del ansiedad a través del humor. No es un personaje ficticio, para mí es súper real».
Alberto Montt
Tal vez, ¿darle cara al personaje y poder dialogar con él ayuda a tratar la ansiedad?
Yo creo que te das cuenta que la tienes es más fácil lidiar. El problema con la ansiedad en general en el mundo en que vivimos es que mucha gente ni siquiera está consciente de que tiene ansiedad. Mucha gente sufre en lo cotidiano los embates de este bicho sin saber a qué atribuir esa angustia y esa sensación. Entonces, cuando te encuentras con el humor describiendo una situación que para ti hasta ese momento había sido inexplicable, creo que es más fácil enfrentarte; si no vencerla, al menos sí apaciguarla, y darte cuenta de muchos procesos mentales que pasas en el día. Muchos no son normales, son parte de, justamente, esta cosa que tiene tomado tu cerebro por asalto.
En la última parte del libro tenemos unos mandalas y algunas recomendaciones para tratar la ansiedad, ¿por qué incluyó esta última parte?
Es un poco en serio, un poco en broma, porque la cantidad de libros de mandalas para pintar es astronómica. Eso me hace pensar por qué hay tanta gente pintando eso y claro, responde a que hay mucha gente a la que le calma hacer esto. A mí no, para nada. Pero hay mucha gente a la que sí. Por lo tanto, tiene que haber una serie de cosas que la gente en general hace pensando que le van a ayudar, y es probable que así sea. Entonces decidí hacer una especie de mini recetario para la ansiedad, pero es un poco en broma porque tiene esta cosa conductista de ‘tómate un tecito’, pero al final no te sirve de nada, ‘mejor tómate un clonazepam’, es un poco una burla. Podría haber hablado de la terapia con imanes, o los cristales para proteger de los malos espíritus, qué sé yo. Hay una serie de fenómenos sociales que tienen que ver con el pensamiento mágico que a mí me generan mucha gracia, y que en muchos casos está asociado a que la gente tiene una ansiedad intolerable y acude a esto como balsa de salvación. Quise cerrar el libro con eso, una especie de ayuda-no ayuda.
Es difícil, pero, si tuviera que recomendar una sola de todas las viñetas del libro, ya sea por algún afecto especial o por el momento en que la hizo, ¿cuál sería?
Sí, es complicado porque todas las viñetas son igual de queridas, pero hay una donde hago una especie de test y salen 6 tipos de ansiedad, y pregunto, ¿cómo está tu ansiedad hoy? La podría nombrar porque es importante entender que la ansiedad no tiene una sola cara. Quizás esa ayuda un poco a visibilizar que es tan amplio y extremo el paraguas de la ansiedad.