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Las industrias culturales y su camino cuesta arriba en la pandemia

* Pasó un año desde que el coronavirus llegó a Colombia. Algunos de los primeros establecimientos en cerrar sus puertas fueron los cines, teatros, estudios de grabación y salas de conciertos. Estos, también, probablemente sean los últimos en abrir. * A través de la virtualidad se han creado propuestas artísticas, sin embargo, crear productos para el consumo en línea pone en evidencia la problemática de competir con la inmensa oferta de contenidos gratuitos. ¿Cómo ha sobrevivido la industria cultural durante la pandemia?

Las industrias culturales y su camino cuesta arriba en la pandemia
Shutterstock Las industrias culturales y su camino cuesta arriba en la pandemia

Para entender la magnitud del problema basta con tener en cuenta el IV Reporte del DANE para noviembre de 2020, según el cual la industria que peor desempeño tuvo entre los subsectores de servicios en el país fue la de producción de películas cinematográficas y programas de televisión, que presentó una variación negativa del -83,6% en comparación a noviembre de 2019.

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El subsector de producción de películas cinematográficas y programas de televisión presentó una variación negativa del -83,6% en comparación a noviembre de 2019

Como referencia, otro de los subsectores golpeados fueron los bares, restaurantes y servicios de catering con una variación negativa de -14,4%, que aunque representa una caída dramática, no se compara a la del sector audiovisual en Colombia. Para el subsector clasificado como “otros servicios de entretenimiento” también hubo una caída del -15,6%, lo cual se explica si tenemos en cuenta que con las restricciones en ningún momento se pudieron abrir teatros ni cines, con excepción de algunos museos con ingreso de aforo controlado.

Visto desde las categorías puntuales, el DANE reportó que las llamadas industrias culturales tuvieron una baja de -25,5% en sus actividades económicas, mientras que la categoría de artes y patrimonio no ofreció buenas noticias, con una caída de -15,2% en comparación con las cifras de noviembre de 2019.

El mismo reporte pone en números el desempleo que, naturalmente, llegó con la caída de este sector. Mientras en 2019 se calcula que 517.187 al sector denominado de Economía naranja, en 2020 al menos 61.534 de esa cifra inicial quedaron sin ocupación.

Lo que dicen los líderes desde las industrias culturales

Además de las cifras, cada sector tiene sus bemoles y necesidades puntuales. Para entender mejor qué ocurre en cada uno de ellos, conversamos con Luz Ángela Castro, directora de OCESA Colombia y miembro del Cluster de Música (Cámara de Comercio de Bogotá), y con Julio Hernán Correal, presidente de la Asociación Colombiana de Actores (ACA), a quienes les planteamos una serie de preguntas para entender mejor cuáles siguen siendo sus retos, necesidades y propuestas. 

Así se sintió la pandemia desde adentro

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“Ha sido muy difícil y tendría que hablar de dos aspectos”, explica Correal, quien ha sido un abanderado de los actores y del gremio audiovisual en esta pandemia. “Por un lado, mi trabajo como trabajador del teatro y del audiovisual y por otro, mi labor como presidente de ACA. En el primer caso, la adaptación ha consistido en explorar y encontrar la manera de producir contenidos audiovisuales y difundirlos sin salir de casa, así como también ejercer la docencia en estas mismas condiciones. En el caso de ACA, esto ha implicado realizar juntas directivas solo por plataformas virtuales. Así mismo, mantener el diálogo y la negociación con nuestros empleadores y gobierno. También, mantener a nuestro equipo de colaboradores solo en teletrabajo y, recientemente, entregar el espacio que nos servía de oficina, ya que en las actuales circunstancias no tenía sentido sostenerlo. Así mismo, la situación de desempleo y crisis de nuestro gremio nos ha llevado a inventarnos estrategias y a generar acciones dirigidas a ayudar al sostén de nuestra organización, así como también de algunas salas de teatro (existen 382 salas de teatro de grande, mediano y pequeño formato) y de colegas en circunstancias difíciles”.

Por su parte, Luz Ángela Castro, de Ocesa, relata cómo para la industria musical las restricciones a la presencialidad han sido un problema que se ha podido resolver en pasos pequeños que no son del todo suficientes, “Indudablemente el 2020 fue un año de profundos aprendizajes personales y corporativos. Hoy sabemos con certeza que la música y el entretenimiento son en tiempos difíciles más importantes que en épocas normales. Aun con las limitaciones y el distanciamiento requerido, tanto el público como los artistas buscaron medios o adaptaciones que les permitieran conectarse. Fue posible hacer eventos presenciales, responsablemente y con sana distancia mediante parches bajo cielo abierto; presenciamos y gestamos el reencuentro de los fanáticos con sus artistas y fuimos testigos en primera línea de la felicidad que esto produce. Por otro lado, los streamings ocuparon un lugar importante en el día a día, y la evolución y salto en el uso de tecnologías diversas por parte de las audiencias fue otro gran hallazgo. Ahora bien, si hablamos financieramente, estas adaptaciones distan enormemente de lo que podríamos denominar negocios rentables, que permitan el sostenimiento de las empresas en estructuras tradicionales. Lograr hacer estos eventos, implicó reingenierías corporativas, alianzas estratégicas, modelos solidarios y de cooperación entre todos los actores de la cadena de valor y servicios requeridos, empezando por los artistas, hasta las empresas de técnica o servicios logísticos. En época COVID hablamos de eventos con cientos de personas, no de miles, lo cual en cualquier modelo de negocio crea un diferencial de fondo, y frente a los streamings se hablan de cifras lejos de ser multitudinarias y a precios muy bajos en un entorno mundialmente competido y con demasiado contenido gratuito. Nos adaptamos uniéndonos, creando objetivos comunes con sinergias en ejecución y haciendo posible eventos dentro de formatos diferentes, incorporando la tecnología”, comenta.

Las cifras propias

Para contrastar entre lo que censa el DANE y lo que ocurre dentro de los gremios, le preguntamos a estos líderes sus propias cuentas. Sin embargo, como explica Correal, “no se podría dar un cifra exacta, pues si algo quedó en evidencia es la falta que hace un censo en el sector, razón por la cual las entidades estatales tuvieron que correr con encuestas express que intentaban establecer cuál era el total de la población de trabajadores del espectáculo y de la cultura que que quedaba cesante”. Hasta el momento, siguen esperando que se cree el Registro Nacional de Actores, aprobado con la Ley Del Actor. Este quedó en manos del Ministerio de La Cultura. “Tendría que haber empezado a funcionar desde julio de 2020, del que solo hasta ahora vamos a tener acercamientos con el Ministerio para poderlo impulsar y que empiece a cumplir su función”, agregó Correal.

A grandes rasgos, Castro comenta que el problema no fue solo poner en pausa lo que venía programado, sino todo lo que se dejó de programar y el coletazo económico que se tradujo en desempleo: “el efecto de la pandemia no ha sido solo sobre los shows cancelados o reprogramados de lo ya agendado o anunciado, sino la congelación de toda la planeación, de todas las giras, de toda la dinámica de un año de actividad entendiendo que los espectáculos requieren por lo menos seis meses de planeación antes de sacarlos a la venta. La reducción en un 90% de nómina, sin contar con las contrataciones que se realizan por proyecto o evento que están en directa relación con los trabajos de campo, significó un 100% de congelación de esta alternativa de ocupación laboral”.

Alternativas y propuestas

Con la premura de los meses de quietud y las soluciones que aún en 2021 se ven lejanas, tanto ACA como Ocesa y el Cluster de Música se mantuvieron activos. Se exprimió la virtualidad al máximo, y se buscaron espacios al aire libre con espacios delimitados en el caso de los conciertos.

“Desde ACA gestamos una iniciativa llamada SALVA LA SALA que fue una campaña dirigida a conseguir recursos y ayudas para solventar los gastos de 30 salas de teatro en todo el país que estaban ad portas del cierre (algunas cerraron) por cuenta de la pandemia y las consecuentes cuarentenas. Así mismo, gracias a unos diálogos sostenidos con MinTic, en cabeza de la Ministra Karen Abudinen, logramos que aceptaran nuestra propuesta de realizar una convocatoria para personas naturales y de allí salió «Grandes Historias Con Pequeñas Cámaras», iniciativa gracias a la cual se pudieron realzar 300 proyectos entre cortos y series de tres capítulos de carácter independiente, de la que nos beneficiamos más de un millar de trabajadores del sector audiovisual en todo el país y de la que salió un contenido abundante para nutrir las diferentes pantallas de la televisión pública. En este mismo sentido, muchas organizaciones, algunas existentes desde antes, otra nacidas a raíz de la cuarentena, promovieron espacios y concursos con módicas sumas o sin premio, para incentivar la creación audiovisual o teatral para las cámaras, al igual que los festivales de teatro que migraron a modalidad virtual, lo que dio como resultado que en los periodos de mayor confinamiento por las redes hubiera circulado mucho material producido por gente de teatro y del medio audiovisual mayoritariamente. En mi caso particular, junto a mi señora Andrea Quejuán y a mi colega y amigo Fabián Mendoza, dimos vida a una serie web de ficción llamada «Operación Evita», de la que el año anterior realizamos 35 episodios, de los cuales publicamos 34, y en la que además de nosotros participaron 367 actores más. Gracias al interés que la serie despertó en distintas entidades y a un premio, recibimos financiación para un buen número de los 35 capitulo realizados. Además de esto, junto con la serie nació nuestro colectivo «Simulacro Producciones» con el que además de «Operación Evita» produjimos una serie de videos de distinta temática para ACA y otras entidades, el radio teatro Desvelo, con el que hicimos presencia en varios festivales, y la serie «Celada a La Reina», una de las 300 de las «Grandes Historias Con Pequeñas Cámaras», que se estrena el próximo 13 de febrero en la red de Youtube de Canal Trece”, cuenta con orgullo Corrreal.

Desde el frente musical, Castro destaca las soluciones “transversales” para la industria que se tomaron desde el Cluster de música, “desde la estructuración del plan de reapertura con fases de acuerdo con la evolución de la pandemia, protocolos de bioseguridad, identificación de los diferentes actores y toda la cadena de valor para poder visibilizarnos, flexibilización de tramites, interlocución con autoridades, mesas de trabajo que abordan diversas temáticas y la estrategia para la visibilidad y confianza en la industria. El Cluster de música fue la instancia que nos unió como “gremio” y canalizó los esfuerzo individuales en colectivos dentro de un marco de acción y estrategia, y creó una voz unida hacia el Gobierno. Los eventos masivos como los conocíamos no sucederán hasta no tener la implementación de un plan de vacunación eficiente y lograr una cobertura suficiente que mitigue el riesgo de los círculos más vulnerables. En esta medida las políticas de salvamento reales, tangibles, aplicables y ejecutables por parte del Gobierno son fundamentales. La industria del entretenimiento en vivo es realmente reciente, lo cual dificulta tener la visibilidad correcta del impacto en la economía, generación de empleo, activación de industrias conexas y apoyo a población vulnerable, además de las ventajas en términos de salud mental, circulación y desarrollo de talento nacional, transferencia de know how e imagen país, entre otros. Las opciones con uso de tecnología como los streamings seguirán siendo una vía para continuar activos, tal como los montajes en vivo que garanticen la sana distancia, innovadores y viables, dependerán también del trabajo en conjunto y diálogo permanente con autoridades con la premisa de hacerlo posible”.

Retos puntuales

En cuanto a las pruebas que enfrentan, estos líderes saben que el poder de adaptación seguirá siendo la cualidad más fuerte a entrenar, sin embargo, insisten en que se necesita que el Gobierno reaccione con rapidez a las necesidades de vacunación, y que las personas puedan reconquistar los espacios culturales sin miedo al contagio, tanto espectadores como trabajadores. “Creo que un reto sería el de poder retomar la actividad cumpliendo todos los protocolos y sin exponer la integridad de sus trabajadores. Algo que las empresas han estado haciendo pero que igualmente no deja de ser riesgoso por las características de nuestro trabajo. Creo que el reto está también en asumir unos protocolos diseñados por personas que no conocen cómo se hace el audiovisual, el teatro, los espectáculos en general y las necesidades que estos tienen. Igualmente está el hecho de enfrentar medidas absurdas promulgadas por el Gobierno Nacional, como los decretos 515 y 574, que modificaban la cuota de pantalla, así como también la incertidumbre que el mismo gobierno nos ocasiona al no tener claridad, ni celeridad con el tema de las vacunas”, explica Correal.

Para Castro, además de las medidas gubernamentales se requerirá que las personas tengan la paciencia y el juicio suficiente para adoptar medidas que seguramente continuarán siendo necesarias a futuro para poder asistir a lugares de concierto y otros espectáculos: “en un entorno con tanta incertidumbre es difícil planear porque no tienes certeza de las condiciones externas ni de la capacidad o viabilidad de ejecución. En el 2020 fue evidente que el entorno cambia con tanta rapidez que una determinación gubernamental puede marcar rumbos distintos en semanas y estamos concatenados desde las decisiones particulares del autocuidado hasta las determinaciones del gobierno nacional, o medidas de instancias internacionales. Los factores del entorno son múltiples, y van mas allá de lo que suceda en el entorno Colombia. Dependemos de la evolución mundial de la pandemia, apertura de fronteras, aeropuertos, planes de vacunación con su ejecución y la confianza del mismo público por volver masivamente a eventos después de lograr la inmunidad de rebaño. Hay que tener paciencia, capacidad de adaptación, prudencia en la generación de inversiones y tener un abanico de planes que te permitan seguir conectado y haciendo lo que te apasiona hacer, sin incurrir en decisiones que te cuesten tu supervivencia en este largo temporal. Logramos un aprendizaje y una adaptación al entorno en el 2020 que buscaremos mantener, aun sin tener el control del entorno ni fórmula secreta o única”.

Apoyo recibido del Gobierno

“Los apoyos para el gremio han estado situados básicamente en los recursos que se entregan por medio de convocatorias, lo que deja a mucha gente por fuera. Igualmente están las ayudas que se reparten por medio de las secretarías de cultura, $161.000 pesos por tres meses, que están dirigidos a personas en condición de vulnerabilidad, lo que hace que un amplio grupo de trabajadores de la cultura y del espectáculo en general quede sin cobertura”, comenta Correal, para quien sigue haciendo falta un plan real que permita la reactivación y no deje a los trabajadores dependiendo únicamente de las ayudas del Estado.

Caso similar es el de los conciertos, aunque Castro reconoce que la efectividad de las medidas no ha tenido resultados homogéneos ante los ojos de las diferentes empresas del sector. “Mas allá del apoyo hacia la industria de espectáculos públicos de las artes escénicas y grandes shows, donde aun tenemos grandes oportunidades de mejora en las medidas requeridas, han existido varias estrategias, desde créditos de Bancoldex, opciones con Innpulsa, y recientemente la Ley Reactivarte, que está pendiente de reglamentación. La creación de CoCrea y los estímulos tributarios son bien interesantes para los inversionistas que consideren apoyar proyectos avalados como Caravana, el cual presentamos el año pasado”. Las  medidas has sido diversas, que dependiendo de las características de las empresas existen opiniones sobre la efectividad. Sin embargo, es claro que la Cultura, las artes y el entretenimiento tienen un renglón diferente, importante y que se identifica como un sector aportante a la economía del país”, dice.

Una mirada al futuro

En medio de los retos, lo que hace falta y lo que se ha logrado hasta ahora en la pandemia, también hay espacio para mirar al futuro. Así lo han hecho estos dos líderes desde sus agremiaciones, coincidiendo en que será necesaria mucha confianza por parte del público para regresar a los espacios culturales, pero convencidos de que el regreso traerá consigo una consciencia renovada sobre el valor del trabajo cultural.

“Ese regreso sería vacunados, en primer lugar, y con una combinación de ansiedad, incertidumbre, deseos de abrazar y verle la cara a los espectadores y oír sus reacciones, porque la experiencia de los conciertos o presentaciones virtuales, sin interacción con el público o presenciales con pocos y enmascarados espectadores resulta agotadora, intimidante y en algunos casos, frustrante. Por otro lado, con la inquietud de no saber cuál va a ser la respuesta de los espectadores luego de que el encuentro se volvió factor de riesgo, y sobre todo luego de estos meses tan duros para la economía de la mayoría de los hogares. Ojalá los responsables de conducir el destino del país y los que poseen lo recursos, bancos y grandes empresarios se pusieran por primera vez en los zapatos de quienes vivimos de vender nuestra fuerza de trabajo y nuestra creatividad brindándonos alivios y promoviendo medidas, como una renta básica universal, por ejemplo, que nos hicieran menos incierto el regreso a la supuesta normalidad y dieran aliento a la tan anhelada reactivación”, explica Correal.

Castro, de igual manera, cree que se valorará más que nunca el esfuerzo de todas las partes involucradas en la realización de los diferentes shows. “Creo que el dicho de ‘Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde’ aplica en este caso, y el público y los artistas valorarán mucho más cada concierto, recital, obra de teatro o cualquier oferta de entretenimiento en vivo que tengan la oportunidad de asistir o hacer, y poder disfrutar plenamente y con libertad. Creo que tendremos un gran boom de reencuentro con las actividades fuera de casa, y se valorará mucho más lo que la cultura, música, entretenimiento significan y el esfuerzo que hacemos los promotores en ese acercar artistas con su público, construyendo inmuebles donde no hay nada, montando escenarios gigantescos en días, contratando obras maravillosas como el Cirque du Soleil o apostando por grandes artistas aun con los riesgos cambiarios y demás retos que tenemos en un día normal. Por otro lado, la incorporación y validación del uso de tecnologías que fue demostrado durante estos tiempos facilitará los procesos de compra y de acceso e, incluso en algunos casos, los formatos híbridos que permitan transmisiones digitales seguirán siendo un complemento para atender gustos de otras audiencias”.

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