¿Qué fue lo primero que se le pasó por la mente cuando le dijeron que iban a repetir Pasión de gavilanes, luego de 17 años de su estreno original?
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La novela ha sido repetida en Argentina, en España, de hecho, desde hace un buen tiempo está en la plataforma de Netflix, pero sin duda, siempre alegra muchísimo que vuelva a ser emitida en nuestro país, porque es su lugar de origen, pero sobre todo, me hace feliz que la ubiquen en el horario estelar. ¿Y qué fue lo primero que sentí? Gratitud.
Hasta el momento, Sarita, su personaje, es la única hermana Elizondo que no ha caído en las «garras» de los hermanos Reyes. ¿A qué podría deberse eso?
Es que al inicio de la historia ella es la imagen pequeña de su mamá que es Gabriela (Kristina Lilley). Así que ella tiene un carácter muy similar al de su mamá que la convierte en un hueso duro de roer. Por eso en un comienzo los hermanos no se quieren relacionar con ella, y ella tampoco tiene intenciones de acercarse. Y es que, como han visto, por el contrario los odia, por llegar a cambiar el ambiente natural de la hacienda. Eso sumado a que un sexto sentido le dice a Sarita que hay algo raro, que hay algo oculto, y que es muy extraño que esos hombres se quieran acercar tanto a sus hermanas.
Sin embargo, su vida da un vuelco total cuando se da cuenta que a ella también la puede picar el bichito del amor, y no está escrito de quién te vas a enamorar, sino que simplemente pasa. Ahí comienza su transformación, y no solamente emocional, sino también física, y es que comienza a descubrirse como mujer y a dejar atrás a esa Sara que siempre estuvo completamente entregada a la familia, la hacienda y los negocios.
«En algún punto a Sarita la pica el bichito del amor, y es entonces cuando se redescubre como mujer», Natasha Klauss.
Por ahora en la hacienda Elizondo no hemos visto un personaje malvado, como en las típicas novelas de hace 17 años. ¿Lo veremos más adelante?
La sorpresa la verán con Gabriela y con Fernando (Juan Pablo Shuk), el esposo de Norma (Danna García). Y es que, aunque en un comienzo se ven un poco rudos, pero buenas personas, lo cierto es que con el pasar de los capítulos se van convirtiendo en personajes más oscuros, más turbios.
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¿Cuál es su personaje favorito de esta producción?
Sin duda, es el abuelo Martín (Jorge Cao). Y es que él siempre está en la posición compresiva, cuidando a sus nietas y tratando de entender bien lo que pasa, porque también sospecha de ciertos aspectos. Además, es un visionario de las relaciones amorosas porque claro, tiene mucha experiencia y la sabiduría propia de la vida.
¿Por qué cree que Pasión de gavilanes sigue siendo tan exitosa, a pesar de ser una producción de varios años atrás?
Creo que la historia se mantiene vigente porque está muy bien escrita, y además toca los corazones de los televidentes porque les muestra sucesos que realmente pasan en las vidas. De seguro ya habrán visto que todos los personajes pasan por situaciones reales, en las que nos podemos dar cuenta que la vida está hecha de conflictos. Eso sumado a que la novela nos muestra, de cierta manera, que el futuro lo vas escribiendo tú con las decisiones que tomas en el presente.
El secreto también radicó en que nosotros, como actores, no sabíamos que iba a pasar con nuestros personajes, así que terminábamos sorprendiéndonos, e impregnándoles a los personajes sensaciones reales. Con decirte que ni siquiera Julio Jiménez, quien escribió esta novela, sabía qué iba a pasar con los personajes en el transcurso de la historia.
