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“Quienes buscan la perfección nunca la obtendrán”: Paul Nassif, cirujano plástico de ‘Botched’

*Nueva temporada: Uno de los programas estrella de E! Entertainment estrenó en su sexta temporada en enero de este año. *Entrevista. Hablamos con Paul Nassif para saber cómo se enfrenta con algunos de los casos más complejos de cirugía plástica.

La cirugía plástica se tomó al mundo luego de la Primera Guerra Mundial, cuando miles de soldados resultaron con desfiguraciones en sus rostros y otras partes del cuerpo. Desde entonces, la idea de moldear partes de la figura humana por diferentes motivos ha llevado a que millones de personas se operen, por gusto o por necesidad, buscando un cambio definitivo en su físico.

Pero, ¿qué pasa cuando las cosas no salen como se espera? La cirugía plástica ha sido la bendición de algunos y la maldición de otros por culpa de procedimientos mal realizados, por los cuales algunas personas han pagado incluso con sus vidas.

De estos casos de mala praxis se ocupan dos de los cirujanos más cotizados de Hollywood, Paul Nassif (especialista en rinoplastia) y Terry Dubrow (abdominoplastia y reconstrucción de mamas). Si los nombres le resultan familiares es porque los ha visto en Botched, donde atienden algunos de los casos más difíciles. Se dice que estos doctores tienen listas de espera de hasta seis meses para un procedimiento, por lo cual las personas que van al programa tienen la esperanza de que ellos acepten tomar sus casos en sus manos.

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Aun así, a algunos pacientes deben darles una respuesta negativa. «Ustedes lo han visto ustedes en el programa y también quienes van a mi oficina. Algunos pacientes no son realistas, quieren procedimientos dementes, absurdos o peligrosos. Cosas que no se van a ver bien. Algunos buscan la perfección y nunca la obtendrán… eso pasa en mi práctica todo el tiempo, hay pacientes que simplemente no son realistas», dice este cirujano de ascendencia libanesa, quien suele ser muy franco con sus pacientes. «Creen que tendrán una oportunidad, pero luego de que hablo con ellos sé que no quedarán felices con lo que están pidiendo. Sobre todo con el tema de las cirugías de nariz hay que tener cuidado. Un paciente que no esté feliz es un paciente que te va a demandar, va a hablar de ti en internet, va a ser miserable. Algunos tienen dismorfia corporal, y creen que tienen algo horrible en su cuerpo cuando la verdad es que no. Eso y las expectativas poco realistas, la adicción a la cirugía plástica y los comportamientos obsesivos compulsivos son una alerta para nosotros».

Otro de los atractivos de Botched, además de las lecciones sobre cirugía plástica, es ver cómo estos dos cirujanos trabajan mano a mano. Suelen estar sintonizados en sus decisiones, pero además cada uno se destaca en su especialidad, y a veces trabajan juntos en la mesa de cirugía. «Es raro que Terry me deje hablar, porque nunca se calla (risas), lo cierto es que él sabe muy bien qué debe hacer en cada caso. He aprendido mucho trabajando con él, siempre podemos retroalimentar las ideas que tenemos sobre cómo afrontar un procedimiento. Como cirujanos siempre estamos abiertos a escuchar buenas ideas. Necesitas escuchar opiniones diferentes para aprender», comenta Nassif.

Los «milagros» de Botched

El programa se popularizó, principalmente, porque cada paciente que llega es un reto para estos doctores. Algunas personas tienen historias de terror, implantes desacomodados, narices destrozadas, etc. Sin embargo, Nassif nos habló de un caso en particular en el que pudo ayudar a una joven que había sido víctima de un conductor borracho. «No sé si lo hayan visto ya, pero es la historia de una chica que tenía una enorme laceración en su mejilla, y un médico le había puesto un injerto de piel. La historia me tocó porque, por lo general, eso es lo que más me conmueve en el fondo. Ella iba en un automóvil con su novio, los estrelló el conductor borracho y los vidrios le cortaron la cara a ella. Cuando llegó al hospital tardaron toda una noche en atenderla, y luego el cirujano le cobró muchísimo dinero por arreglarle el rostro. Tanto, que la policía local le pagó una parte de la cirugía. Con ella fue un proceso de más de un año para que termine de sanar, pero hice todo lo posible por ayudarla. Es una historia que me alegra el alma».

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