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Santiago Cruz habla de la derrota y los malos momentos en ‘Hay días’

*Un ejercicio de sinceridad. El cantante bogotano le contó a PUBLIMETRO sobre su nueva canción, donde habló de las jornadas “no tan buenas”. *Cuarentena. Desde su casa, el artista grabó un video casero para la canción con la ayuda de sus hijos.

¿De dónde nace la idea de Hay días?

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Contar el origen de cada canción me hace debatirme, porque prefiero que la gente se arme su propia historia y vaya al lugar que la canción lo lleve antes de contaminar esa relación con mi historia propia. Lo que sí creo es que yo defiendo los malos días. De hecho tengo otra canción que se llama Un día de mierda, es una crítica a ese universo excesivamente positivo que tendemos a brindar en redes sociales. Sobre todo nosotros los músicos que queremos mostrar siempre que nuestra vida es increíble y que nuestros conciertos todos están llenos. Muchas veces mentimos. Entonces soy un fanático de los días malos y de la vulnerabilidad, así como de las derrotas y los fracasos, no entendidos como lo binario de ganar y perder o éxito y fracaso, sino que el fracaso y la derrota son parte del camino hacia lo que tú consideras como éxito. Hay días forma parte de ese imaginario, de ese universo en el que admito que no siempre me siento bien, días en los que todo me sabe mal y hago sentir mal a la gente que tengo alrededor porque los preocupo o por mi actitud. Al final esas personas encuentran la paciencia para soportarnos de alguna manera, más ahora que estamos todos encerrados. Especialmente los que tenemos el privilegio o la fortuna de quedarnos en casa. Estamos encerrados y todos los retos personales se exacerban de una manera.

¿Por qué es tan importante que los artistas compartan esa sinceridad de lo que no está del todo bien?

Yo no sé si sea importante, pero en general para mí lo es. Justamente por esa relación entre el fracaso y el éxito, ¿sabes? Nosotros como sociedad tenemos muy codificado el éxito como una cosa muy absoluta que se refiere a determinadas casillas que hay que ‘chulear’. Me preocupa que en esa estandarización del éxito se pierda de vista el proceso, que tiene momentos de alegría y de reto, es importante exponerlo. Muchas veces se nos olvida que hay gente mirándonos, y que de pronto mostrar solo una cara del camino termina siendo contar la historia de forma incompleta.

¿Diría que fue una canción que le permitió hacer catarsis?

Sí, lo que pasa es que ese es mi approach a la composición; la gestión de mis emociones, ilusiones, pensamientos y recuerdos. No sirvo para contar historias ajenas, nunca he servido para contarlas, no me siento cómodo. Para mí la composición termina siendo un elemento terapéutico. Siempre lo ha sido. Hay días no es la excepción, de hecho diría que es de las más terapéuticas que he hecho en el último tiempo.

Hablemos también del video, que al ser tan casero nos muestra el ejercicio de sinceridad que hizo al admitir que no es un realizador audiovisual. Es un video que al ser divertido aligera el tono de la canción. 

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Sí, el tema tiene su densidad, y creo que justamente darle ese giro de humor al asunto me permitió relajar de alguna manera la narrativa que acompañaba la canción. Evidentemente es un escenario muy familiar para todos: hacer lo que podemos en casa, con lo que tenemos. Usé una camarita que tenía, tenía unas ideas, y pensé en llevarlo un poquito más allá con el sentido del humor. Claro, tenía esta idea de la toma con el fondo verde… que cuando la vi me di cuenta que se veían nuestros hijos en el reflejo de la cámara, que es mi crew de grabación, entonces dije, ‘esto tengo que resaltarlo’. Ahí fue cuando apareció la idea de los títulos. Decidí reírme de las situaciones del video para tratar, como tú decías muy bien, de relajar un poquito la densidad que tiene la letra de la canción.

A muchos artistas les ha tocado así, trabajar con lo que hay en casa… ¿cuáles son los elementos esenciales para sentarse a hacer música?

Muchas veces nosotros caemos en la trampa de pensar que la clave está en el estudio donde grabamos. Que es importante, que es bienvenido y es chévere, pero al final se trata es de la esencia nuclear de la canción. Si el video hecho aquí con una camarita, con la producción de nuestros hijos y la producción que tenemos en casa transmite, es porque tiene una esencia fuerte. Si no la tuviera, terminaría siendo un video cualquiera casero. Y puede que lo sea, puede que no. Ya lo veremos con el tiempo. Yo siento que al final todo esto nos está llevando a encontrarlos con lo esencial: la familia, acompañarnos, extrañar algo como un abrazo, extrañar algo como un estrechón de manos. En ese ejercicio nos vamos despojando de un montón de adornos de los cuales no voy a renegar, pero que sin la esencia terminan siendo solo eso, adornos.

Después de escuchar la canción, aunque no podemos suponer cuál será la interpretación de cada persona, ¿qué ideas o sensaciones le gustaría que las personas se lleven? ¿Tal vez un mensaje de aliento?

Yo creo que la canción se trata es de dejarse sentir. A veces caemos en el afán de la productividad, de estar haciendo cosas todo el tiempo, y de que tenemos que ser positivos todo el tiempo. Aunque eso es importante y es bienvenido, no nos puede abstraer de la necesidad de dejarnos sentir cuando no nos sentimos tan bien. Cuando nos sentimos vulnerables, cuando no tenemos ganas de hacer un carajo. Cuando, perdón, pero nos sabe todo a mierda. Y está bueno dejarnos sentir eso. Para mí es eso, es dejarse sentir. Lo peor que uno puede hacer es esconder esos sentimientos negativos debajo de la alfombra. Hay que reconocerlos. En la medida en que lo hagamos va a ser más fácil gestionarlos y reciclarlos porque al final eso termina siendo, un reciclaje. Dejarse sentir, ese es el meollo de la canción.

Darse permiso.

Exacto.

Se animó a hacer un podcast, también, Punto de vista

Sí, en el primer capítulo de hecho hablé con Amalia Andrade, y antes de nuestra charla ella había hecho una publicación que me encantó. Eran unas instrucciones para la cuarentena en las que hablaba de solo «ser», y de cómo todos estamos lidiando con esto como mejor podemos. Es esa misma conexión de ‘dejarme sentir’ de donde nace Hay días. Luego tuve una charla con el Pibe Valderrama, de la que creo que cuando no estamos en la dinámica convencional de periodista-personaje la conversación toma otros tintes. Ahí me soltó una chiva que nunca había oído, y se arma una cosa que es distinta al formato del medio de comunicación. ¡A ver cómo me va de entrevistador!

¿Algún otro proyecto del que vayamos a saber próximamente?

Las tareas de mis hijos (risas), y ahí veremos cómo nos acomodamos a todo esto. Me hace mucha falta el escenario, es un lugar más cercano al cielo que conozco en la tierra, y ahorita el acceso está restringido. Vamos a ver cuándo vuelve eso también.

 

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