Bring Da Ruckus (1993)
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Un primer acercamiento al sonido de Wu Tang Clan podría ser esta canción de 1993, año en que se formó la agrupación en Staten Island (Nueva York, Estados Unidos). Es una canción en la que el grupo se presenta con sus beats pesados, sus letras fuertes y sus rimas precisas. Bring da’ motherfuckin’ ruckus, cantan, como diciendo, ¡que se venga el caos! Muchos consideran que fue uno de los temas que los lanzó a la fama y definió su estilo crudo y directo.
Reunited (1997)
Tal como su nombre lo dice, esta canción marcó la reunión de la agrupación luego de un tiempo separados después de su éxito inicial. Los fans del ‘clan’ la esperaban con ansias, no decepcionó. Aunque va un poco más despacio y escuchamos un violín, en ningún momento muestra algo diferente de la fuerza y las líricas potentes de siempre. Incluso demuestra algo de la madurez musical del grupo y la creatividad de cada uno de sus integrantes.
Triumph (1997)
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Con títulos que resultaron casi metafóricos, Triumph (triunfo) habla de una de las mejores épocas de Wu-Tang Clan. Una época en la que todos los miembros estaban juntos a pesar de haber probado el éxito como solistas, y brillaban desde sus diferentes técnicas y voces, como en esta canción sin coro. Ol’ Dirty Bastard, uno de sus miembros ya fallecidos, canta la introducción de esta canción, parte del Enter the Wu-Tang (36 Chambers), uno de sus discos más icónicos.
Can It All Be So Simple (1993)
Regresando a 1993, y pensando en las buenas épocas de Wu-Tang en sus comienzos, encontramos esta canción en la que tenemos a Method Man, uno de los miembros más exitosos del grupo, describiendo a sus compañeros, destacando lo mejor de cada uno. De igual manera, Can It All Be So Simple fue una de las canciones con las que el grupo mostró que quería cantarle a todos, «a los ganadores y a los perdedores» (Dedicated to the winners and the losers), a los ricos y a los pobres.
Da’ Mastery of Chessboxing (1993)
Con un ritmo que invita a saltar, esta canción resume la estética y el sonido de Wu-Tang. Escuchamos sonidos de espadas propios de las películas de kung-fu combinados con letras que hablan del barrio, de la mística misma del rap y los primeros MC. La búsqueda del respeto desde el micrófono es uno de los temas centrales de esta canción, donde los nueve Wu-Tang, apodados ‘las abejas asesinas’, demuestran de qué están hechos.
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