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Marco Antonio Solís y Paquita la del Barrio le dieron a Bogotá una noche de romanticismo y despecho

Los mexicanos se presentaron el Movistar Arena.

Así como Paquita la del Barrio le había dicho unos días antes a Publimetro, la fiesta de anoche, junto a Marco Antonio Solís, fue de esas para los enamorados y los despechados.

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Cerca de 11 mil personas fueron testigos del derroche de talento tanto de Paquita como de Marco Antonio, y es que cada uno, a su estilo, encantó al público con su humildad, buen sentido del humor, y por supuesto, esas canciones para dedicar, llorar, reír, cantar a grito y herido y tomarse unos traguitos.

Hacia las ocho de la noche Paquita la del Barrio saltó al escenario con su grupo de mariachis. Conmovió su entrada en medio de lágrimas, pues recordemos que en días pasados estuvo delicada de salud. «Dios no me dio permiso de irme, porque yo tenía que cumplir una cita con Colombia», se le escuchó decir con la voz entrecortada.

Sin embargo, a pesar de sus días malos, la mexicana se entregó completamente a su público y como ya los tiene acostumbrados, les dio dosis altas de sarcasmo, fuerza femenina y pullas en contra de los hombres.

Dentro de su repertorio se escucharon canciones como Tres veces te engañé, Cheque en blanco y Me saludas a la tuya. «Ni balas de salva, no disparas nada pobre pistolita. Toda la noche me pasé esperando, soñando a solas mientras tú roncando, pobre pistolita no disparas nada, ni de vez en cuando», se le escuchó cantar Pobre pistolita, mientras su público, y en especial las mujeres, no paraban de reír y de apoyarla.

En medio de su presentación también le hizo un homenaje a esas canciones icónicas mexicanas, que más de un latino ha escuchado en medio de las fiestas y las noches de tragos. Así que de la voz ronca de Paquita, salieron nuevas versiones de Pa’ todo el año de José Alfredo Jiménez y Acá entre nos de Vicente Fernández.

Por supuesto, al final de esta tanda de despecho y de dolor, Paquita no se podía ir sin esa canción que la inmortalizó: Rata de dos patas. «Rata de dos patas, te estoy hablando a ti, porque un bicho rastrero, aún siendo el más maldito, comparado contigo se queda muy chiquito», decía Paquita mientras el público del Movistar Arena, de pie, la ovacionaba y le daba las gracias por no rendirse a pesar de su debilidad.

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Marco Antonio Solís, el ícono de hoy, mañana y siempre

Aunque Paquita puso la vara alta, lo cierto es que Marco Antonio salió al escenario con todas la ganas de devorarse el mundo.

Su presentación estuvo cargada de color, coreografías, amor a su público y su México querido. Alguna persona en redes sociales aseguraba que Marco Antonio era el perfecto psicoanalista, y no mentía, y es que, durante las cerca de tres horas de show que le regaló a los colombianos, se convirtió en la terapia perfecta de las personas que asistieron con el corazón roto o simplemente querían escapar luego de una jornada de trabajo estresante.

«Este hombre no tiene canción mala», hablaban un par de mujeres, mientras una pareja de novios las miraban en silencio y acentuaban con la cabeza. Y es que, nadie podría decir lo contrario al poder en escuchar en vivo y en seguidilla, temas como O me voy o te vas, Tu cárcel, Navidad sin ti, Si no te hubieras ido, Mi eterno amor secreto y ¿A dónde vamos a parar?

Y la cuota no terminó allí. Marco Antonio estuvo acompañado de sus dos talentosas hijas, Alison y Marla, con quienes hizo una hermosa y nostálgica versión de ¿Dónde estará mi primavera? Las miles de personas se quedaron obnubilados viendo a este trío, mientras de fondo aparecía el nuevo video de este tema, que además de mostrar a Solís y sus hijas, también relataba una dramática historia de amor.

Además de su fantástica música, Marco Antonio Solís demostró ser todo un caballero, llevando consigo un mensaje de paz, tranquilidad y hermandad. «Gracias por estar aquí hermanitos de Bogotá. Lo importante es expresar lo que hay en nuestro corazón, la alegría, los dolores, las penas. Y todo esto hay cantarlo y dejarlo ir, para eso estamos aquí», decía mientras su público aplaudía su mensaje y agradecía que tuviera ese tipo de conexión profunda con ellos.

La noche tristemente no podía ser para siempre y el ídolo mexicano se despidió con una sobredosis de clásicos. Primero les regaló a los colombianos una versión muy alegre de La venia bendita, y no siendo suficiente con eso, remató la noche con Más que tu amigo. Dos temas con los que Marco Antonio dejó claro que es un artista de las viejas y las nuevas generaciones, porque, tanto adolescentes como mamás, abuelas, tías y demás, se movieron, lloraron y se abrazaron sin dejar de ver a ese ‘Buki’ de todos los tiempos.

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