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“El espíritu de Rock al Parque es la ciudad y su gente, lo que queremos ser como sociedad”: Chucky García

Pocas personas conocen tan bien el festival como este periodista musical, que desde 2014 es programador y curador artístico

¿Qué hace que Rock al parque mueva tantas pasiones? Esta sencilla pregunta nos llevó a querer hablar con una de las mentes detrás de este titán que todos los años despierta para tomarse el Simón Bolívar y congregar a las masas para celebrar la música. Hablamos con Chucky García sobre esta, la gran cita del rock en Colombia, que cumple su primer cuarto de siglo ganándose a pulso el cariño de sus fieles.

¿Cómo fue su primer Rock al parque como asistente? ¿Cuál fue la primera impresión que tuvo de ese Rock al Parque naciente? 

El primer Rock al Parque lo viví como periodista y como asistente. Lo primero que me llamó la atención fue que los logísticos se hacían llamar Fuerza de Paz y eran greñudos de botas y jean roto, como uno. Lo segundo, que la creación musical en Bogotá era más grande de lo que uno imaginaba, que en todas las localidades y sectores había gente haciendo música al tiempo y en distintos géneros: metal, punk, reggae, ska, hardcore, fusión. Lo tercero, que para vivir el festival había que recorrer la ciudad, pues en ese entonces el festival ofrecía programación en lugares como La Media Torta, el barrio Olaya Herrera y la Plaza de toros. Y obvio, el Parque Simón Bolívar, su casa desde siempre.

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Rock al parque es un festival que se ha formado de muchos aprendizajes en todo este tiempo, ¿cuál ha sido el mayor de ellos desde la perspectiva de organizadores, en su opinión?

Que el festival es un evento de música pero que a la vez es un reflejo y un proyecto de la ciudad. Y como reflejo y proyecto de la ciudad, pues no puede darle la espalda a la innovación, al cambio o a las migraciones que a su vez han traído nuevos sonidos y ritmos musicales. Sería ilógico que la música de una ciudad que es la casa de muchas culturas y personas de otras regiones se mantenga impoluta y estática; o que exista un solo género oficial para todos.

De los muchos obstáculos que puede tener la planeación y curaduría de las bandas año tras año, ¿cuál es el mayor de todos?

Creo que el festival, principalmente en los últimos seis años, es decir, a partir de 2014, ha comenzado ha implementar -de la mano del IDARTES y la Alcaldía Mayor- una serie de procesos y planeaciones justamente para anticiparse y solucionar muchos de los obstáculos que han sido comunes para todos los equipos organizadores y administraciones que se han hecho cargo del festival en estos 25 años. La edición de este año, por ejemplo, que es una celebración especial justamente por el cuarto de siglo de vida que está cumpliendo Rock al Parque, se comenzó a planear desde el año pasado, y acorde a eso este año se abrieron, por ejemplo, dos convocatorias o concursos para bandas de Bogotá que como resultado entregaron 27 cupos directos a la programación de este año.

¿Cómo hacerles entender a los asistentes que el rock no es un único sonido, sino más bien una vertiente de diferentes matices?

El festival es un evento que llega a sus 25 años ediciones, por lo tanto sería ilógico que a este punto no tenga una estela de críticas o personas inconformes. Es decir, sería ilógico desconocer las frustraciones de los músicos que nunca han hecho parte de su programación y quieren hacerlo, de las personas que nunca han trabajado en su organización y quieren hacerlo, de los profesionales que incluso sí hicieron parte de su organización pero a quienes las cosas no les salieron tan bien. Todas estas frustraciones y muchas otras, humanas, pues somos humanos ante todo, dicho con respeto llevaron a muchas personas a ser críticos recurrentes del festival, a criticar todo y cada cosa que hace; incluso a cuestionarlo sin asistir. Entonces, ese debate de si Rock al Parque debe ser un festival solamente de rock, o no, y que no es un debate nuevo porque el festival siempre ha incluido bandas de todos los géneros, no es un debate que busque una transformación de fondo sino más bien crear un barullo para llamar la atención.

Es fácil describir Rock al parque en su sentido básico, pero, para usted, ¿cuál es el espíritu del festival?

La ciudad y su gente. Y lo que queremos ser como sociedad, más allá de lo que musicalmente nos guste o no. Rock al Parque tiene un espíritu de paz, de acceso libre e incluyente, que en los últimos años, por ejemplo, ha comenzado a preocuparse cada vez y en muchos sentidos y frentes por darle una mayor participación a las mujeres y a la comunidad LGTBI. Y que desde este año ha dado un paso importante para que los niños hagan parte de su programación y se sientan incluidos. Para mí, ese es su espíritu, no si tal banda es mejor que otra, si tal género musical es mejor que otro, o si el rock debe ser una música purista o mestiza.

Rock al parque es el festival de rock más importante en el país, e incluso en otros países es reconocido como uno de los más relevantes en la región, en su opinión, ¿cómo se consiguió este estatus?

Es increíble, pero cada vez que salgo del país a hacer talleres y conferencias sobre Rock al Parque en países como China, Polonia, España, Inglaterra, México, Argentina o Perú, la gente que se queda asombrada de que en un país que ha tenido tantos problemas y se ha enfrentado a tantas cosas exista un espacio así, para la música, para la gente, de libre acceso y además costeado con fondos y recursos públicos de una ciudad. Y las preguntas que la gente me hace regularmente no se centran en qué artistas internacionales grandes hemos invitado, o cuáles son las bandas que han cerrado la programación cada año, o qué pienso yo del rock: lo que más me preguntan es cómo hace Bogotá para que personas de diferentes estratos sociales, de diferentes culturas, de diferentes gustos musicales, de diferentes formas de pensamientos y hasta de religión puedan convivir durante tres días en un mismo espacio. Y yo siempre les respondo lo mismo: esa es justamente la magia de Rock al Parque y lo que lo hace diferente.

¿Qué representa Rock al parque para los bogotanos?

Para mí, sus deseos y anhelos de cambio y transformación. De no quedarse estancados, de avanzar pese a todo.

¿Cuál es su mayor deseo para las ediciones venideras del festival?

Mi mayor deseo es que de la mano de la ciudad, de su gente y de todo lo que está pasando actualmente en la música -como industria, como red de trabajo, como plataforma para nuevos talentos, como consumo cultural y de entretenimiento- escriba y construya una nueva historia en sus siguientes 25 años de vida.

 

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