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‘Balística’: la armonía del conflicto

Cada uno en distinto género. Cada uno en diferente época. Sin embargo, todos tienen algo en común: partieron la historia de la música colombiana y latina en dos. En PUBLIMETRO les hacemos un homenaje a algunos discos que cambiaron el panorama musical. Esta nueva entrega se la dedicamos al cuarto álbum de ‘La Peste’.

A comienzos de los 2000, en un momento en el que el horror de la guerra y los asesinatos sin sentido, ni explicación, cubrían de neblina el futuro de los jóvenes colombianos, algunos artistas de la época mostraban su rabia, descontento y angustia a través de la música. La Pestilencia fue uno de ellos. Sin dejar de reflejar la realidad de un país, pero con el objetivo claro de ser escuchados afuera y de sonar como esas bandas extranjeras que tanto les gustaban, sus integrantes dieron a luz al Balística, una balacera contundente, pero al mismo tiempo melodiosa. Nadie mejor que Dilson Díaz para contarnos las vivencias que le dieron vida a este disco, y el boom que nació luego de que Colombia y el mundo escuchará las 13 canciones de este álbum.

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¿Qué estaba pasando con ustedes meses antes del nacimiento de este disco?

Por esa época el grupo estaba radicado en Medellín y ya habíamos pasado por varios momentos: habíamos tocado con Metallica, hicimos una gira nacional con A.N.I.M.A.L. y Café Tacvba, y en general, habíamos alcanzado unas metas muy bacanas. Entonces pensamos que ya era hora de mostrar el grupo afuera, porque acá ya éramos fuertes.

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Lo primero que tienen de este álbum es su nombre, que en realidad, poco y nada tiene que ver con la definición de la RAE…

La palabra hace referencia al estudio de las armas, qué dirección toma la bala, cómo rebota, entre otros tantos aspectos. Para nosotros Balística hacía alusión a cómo una persona sacó el fierro, mató a otro y nos tocó verlo. Cómo esos amigos que de alguna manera, y sin ser parte de una guerra, calaron en barridas de su sector.

Sabíamos que se iba a llamar Balística, sin embargo no estábamos muy claros sobre cómo iba a ser la música y empezamos el proceso de composición. En esa época hubo varios cambios en mi vida personal, que sin duda, fueron una gran inspiración para la letras del álbum. Por ejemplo, Soñar despierto es como una autocrítica, y cuando digo: “No soy ejemplo del futuro, el poder aquí son las armas”, me estaba hablando a mí y me reprochaba por ciertas actitudes que debía cambiar. En realidad, Soñar despierto se convirtió en la cabeza de la producción y lo que le dio sentido al disco, pues cuando la escribí, se aclaró todo el panorama.

Antes de entrar de lleno a la construcción de esta producción, ¿qué otras historias esconden las canciones del Balística?

14-16 (sector de limpieza) hace referencia a un amigo que un día en el barrio Campo Valdés bajaba de trabajar. En esas se acercó a saludar a un parcero de toda la vida. ¿Me puedes creer que en la saludada y en una conversación de dos minutos estaban haciendo una barrida y lo mataron?

También hay otra historia con Hasta cuándo!??? – Hasta siempre, que tiene que ver con el asesinato de Andrés Escobar. Yo no la quise hacer en el momento en que murió porque la idea es que no se sintiera oportunista, sino que fuera algo de corazón. Y es que realmente fue duro levantarse por la mañana y ver en las noticias que lo habían matado.

“Antes de este disco el sonido del rock que se escuchaba en el país era bien amateur, pero después muchos apostaron por algo profesional y de calidad. Dimos el paso y les mostramos a otros que podíamos sonar bien”, Dilson Díaz.

Volviendo al tema de la creación del disco, tenían la idea clara y luego consiguieron el dinero, así que solo faltaba el estudio de grabación. ¿Cómo llegaron a Richard Kaplan?

Por esa época le escribí al productor de Santana, también hablé con el de NOFX, pero el primero era imposible de pagar y el segundo no tenía tiempo. Justamente en esos días apareció un amigo que trabajaba con nosotros y nos dio la idea de buscar a Richard de Indigo Ranch, donde acababa de grabar Korn. Escribimos un e-mail, en una época en la que hasta ahora se estaban empezando a usar los correos electrónicos, nos respondió al rato y en cuestión de días teníamos precio. Hasta nos ofrecía un servicio de hotel dentro del mismo estudio, ubicado a las afueras de Malibú, Los Ángeles, y ahí cerramos todo el negocio. Así que pasamos de no tener idea del lugar en el que íbamos a grabar, a estar en un estudio donde también habían pasado artistas como Sepultura, Soulfly, Juan Gabriel y Trouble, entre otros tantos.

¿Cómo fueron sus días en Estados Unidos?

Nuestro diario era hacer mercado, cocinar y luego pasar al estudio a grabar. Fue una terapia muy bacana porque dependiendo de los turnos, algunos estaban en el estudio, mientras los otros cocinaban, y ese señor (Kaplan) estaba feliz porque comía colombiano. Nosotros hacíamos de todo: frijoles, arroz con leche, sancochos, en fin. Un día hasta lo llevamos a un restaurante colombiano, comió bandeja paisa y así terminó de enamorarse de nosotros. Por eso creo que más allá del resultado del disco, lo que queda es la experiencia de haber podido compartir hasta eso con el productor.

Cuando alguien habla del Balística lo define como agresivo, pero armonioso. ¿Cuál fue el secreto que Kaplan les reveló y que le dio al álbum estas dos cualidades?

Siempre nos dijo, no graben con metrónomo, vamos a hacerlo así como tocan en los conciertos, por eso es una producción que suena muy contundente. Es un ataque constante en cada canción y eso lo inyectó él.

Además, Kaplan nos dio muchos trucos para las distorsiones y cómo envenenar más los amplificadores. Todo eso lo aplicamos al tocar en vivo cuando volvimos a Colombia y la gente notó mucho el cambio. Con Balística sonábamos a la bandas de afuera.

El álbum estaba listo, pero, ¿qué pasa cuando se acaba el sueño americano y tienen que regresar a Colombia?

Que lo lanzamos y en tiempo récord se agotan las copias que imprimimos. Y por primera vez se nos abre la puerta con Alberto Marchena en Radioacktiva y entramos en la programación. Y al 16 de diciembre ya éramos número uno con Soñar despierto. Nunca habíamos sonado en programación de radio como tal, en alta rotación. Y lo mejor, no podíamos creer que tres meses después éramos número uno con Cordero arrepentido, en la misma emisora. Por esa época también comenzamos a sonar en la 99.1, que todavía no se llamaba Radiónica.

Y hablando de radio tengo una anécdota para contar. Con El amarillista yo fui a Radioacktiva en Medellín para que lo pusieran a rotar, y una de las personas que trabajaba allí me dijo que no lo iba a poner a sonar porque “éramos muy underground”. Y años después yo creo que le tocó ver nuestro número uno.

En fin, volviendo al cuento, a raíz de todo ese boom se acercó Universal Music y nos dijo que firmáramos por esta y otras producciones más. Es así como empezó la distribución de ‘La Peste’ por una disquera que fue Mercury Records.

Si el Balística fuera una persona y estuviera sentado en este instante junto a usted, ¿qué le diría?

El Balística tiene memorias tristes, así que yo le diría: “Todo lo que nos tocó ver mientras caminábamos. Nos tocó ver todo y sentir miedo”. Por eso Soñar despierto dice: “Yo quién puedo ser, yo qué puedo hacer, si me he formado de la nada y me he criado en el miedo”. Aquí hemos logrado cosas a punta de terror.

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