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El otro lado de la esperanza, lo nuevo de Aki Kaurismäki, en salas de cine

En su nueva entrega, Kaurismaki regresa a la crisis de refugiados, que fue el tema de su anterior película, El puerto (también conocida como Le Havre).

Esta nueva cinta representa el altruismo en tiempos desesperados, y mientras muestra un mundo raramente alejado de la triste realidad, la tensión del humor lo mantiene optimista. Aquí el director trata de fomentar la bondad en su audiencia al abordar un asunto complejo en la segunda década del siglo XXI: los refugiados de la guerra en Siria que se han encontrado con muchas barreras a la hora de recibir asilo en Europa.

Kaurismaki piensa que el cine puede influir en la forma que piensan los espectadores, y con El otro lado de la esperanza quiere que todos vean que los refugiados también son humanos. Su tragicomedia se encuentra en salas a partir del jueves 21 de marzo.

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El otro lado de la esperanza, lo nuevo de Aki Kaurismäki, en salas de cine

Minimalista, nostálgico e irónico; así es el cineasta finlandés Aki Kaurismaki, quien lleva más de 30 años realizando comedias sobre la desesperación de la humanidad para retratar la sociedad actual.

Nació en 1957; sobrevivió a la nieve y a la monotonía de la ciudad pérdida de Orimattila, Finlandia, fregando platos y vagabundeando con un saco de dormir destruido. Su pasión por el cine se mantuvo siempre viva, y actualmente es reconocido por ser el principal exponente del cine finlandés, con películas tan personales que responden a una visión de las cosas y a un modo de contar que se dirían irrepetibles gracias a la creación de situaciones y personajes extravagantes.

Es el fundador, junto a su hermano Mika Kaurismäki, del Midnight Sun Film Festival de Sodankylä y de la distribuidora Ville Alpha (en honor de la película Alphaville de Jean-Luc Godard). El director debutó en 1983 con Crimen y castigo, partiendo de la novela homónima de Dostoyevski, y con Hamlet va de viaje de negocios, que da un punto de vista muy particular de la obra de Shakespeare.

Su estilo se ejemplifica con sus personajes, que sonríen remotamente si es que lo hacen. Los protagonistas de sus cintas podrían combatir fácilmente el desempleo en el negocio de restaurantes (Nubes pasajeras), embarcarse en una revolución de una mujer (La chica de la fábrica de fósforos), o retocar techos gigantescos con la esperanza de triunfar en el rock n’ roll (Los vaqueros de Leningrado en América).

Influenciado por diversas leyendas del cine que van desde Michael Powell hasta Jean-Luc Godard, el finlandés se encarga de crear situaciones bizarras como que un posible suicida le pague a un hombre armado para dispararle (Contraté a un asesino), o que un amnésico se debata entre su amor por un perro y un voluntario del Ejército de Salvación (El hombre sin pasado).

Su estilo minimalista está presente incluso en la duración de las películas, que afirma que nunca deberían durar más de hora y media. Kaurismaki ha realizado en total 18 largometrajes, entre los que se destacan sus recurrentes actores Sakari Kuosmanen, Matti Pellonpää, Kati Outinen y Kari Vänäänen, y títulos como El puerto (2011), Luces al atardecer (2006), La vida bohemia (1992) y La chica de la fábrica de cerillas (1990).

 

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