En teoría, todos sabemos quién es Luis Eduardo Díaz, pero para usted, ¿quién es él?
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Es una buena pregunta en el sentido en que la gente cree saber quién es él, pero tienen una idea a partir de publicaciones de noticias, y eso no necesariamente hace que sea fiel a la verdad esa información. Son simplemente publicaciones y la gente se arma una idea, pero la palabra clave ahí es que se arman una idea, que no es necesariamente la que es. Yo no tuve en cuenta lo publicado, lo que tuve en cuenta fue desde el punto de vista dramatúrgico qué quería el personaje y qué obstáculos aparecían para que no cumpliera eso que quería. En esa medida me parece que se configura un personaje. Si a eso le adicionas que la mente trabaja en opuestos, tú construyes otra idea opuesta a ese objetivo. Él quiere integrarse a la sociedad, pero la opuesta es que no quiere. Si esa otra idea está de manera inconsciente también cabalgando ahí se construye un personaje interesante. Ese es el Lucho que yo construyo.
¿Usted se reunió con él para conocerlo personalmente?
No, principalmente me apoyé en el libreto. Ahí estaba toda la información. La necesaria para crear esto, que no es un documental. No había tanta necesidad de remitirse a la realidad, los libretistas habían hecho ya esa investigación.
¿Cómo cambió esa idea que usted tenía de ‘Lucho’ luego de comenzar a construir su personaje?
No había un antes, realmente. Yo no confío en las publicaciones, porque me parece que son versiones. Son elaboraciones que no corresponden a la realidad, interpretaciones.
¿Qué vamos a conocer de ‘Lucho’?
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Básicamente responde a una pregunta que es qué hizo él con el sufrimiento, cómo se acercó a su propio sufrimiento, y cómo escapó de él, o cómo lo elaboró. Desde mi punto de vista eso es lo central.
¿Cuál es ese gran sufrimiento?
Curiosamente lo repite cuando es adulto y es estar en lugares donde no pertenece. Ese creo que es el leit motiv de él, el patrón que se repite. Pero es paradójico que por tratar de huir de su sufrimiento primario, lo repite nuevamente. Igual termina en un ambiente donde no pertenece. Entonces tenía que elaborar algo ahí.
¿Como un círculo vicioso?
Sí, y no es solo de este personaje, todos los seres humanos lo hacemos. Eso es natural. Uno se pregunta por qué cae en ciertas circunstancias, y tal vez las repite hasta que pueda entenderlas, pero somos expertos en repetir. Esa es una condición de la naturaleza humana.
¿Qué fue lo que más disfrutó de este personaje?
Yo creo que eso, que tenía dos ideas opuestas y que una de ellas era inconsciente. Cuando uno ve a un ser humano luchando de esa forma, siente dos emociones; primero, angustia, porque no sabe qué va a pasar, y segundo, placer, porque parece que lo va a resolver. Pero siempre, como en un partido de fútbol, parece que lo va a resolver y luego no, luego sí, y luego otra vez no. Esa es la dinámica de la dramaturgia, hasta que al final se resuelve, o se cambia la hipótesis, o se resuelve.
Su co-protagonista en esta serie es Verónica Orozco, ¿cómo fue el trabajo con ella?
Con Verónica nos reunimos y tratamos de sintonizarnos sobre cómo lo veíamos, y creo que los dos lo enfrentamos más o menos por el mismo lado. Eso era, saber que debajo de todo esto había un piso de sufrimiento, doloroso. En esa medida cualquier resultado o manera de actuar variaba. El sufrimiento lo modela a uno, y lo mismo la actuación.
¿Qué impresión tiene del verdadero Luis Eduardo Díaz, con quien se vio en el estreno de la serie?
Él es un hombre que ha tenido que encontrar herramientas en sí mismo, que ha desarrollado una manera de conectarse con las otras personas con mucha facilidad, elementos que le permiten integrarse fácilmente. Creo que por eso termina en lugares donde no pertenece. Tiene cierta inteligencia que se desarrolla a partir de carencias. Eso se ve en él, es un hombre que logra pensar rápidamente y actuar en consecuencia.
En este punto de su carrera, ¿cómo elige a sus personajes?
Se necesita que yo vea qué es lo que el personaje quiere, pero también qué no quiere de manera inconsciente. Esa lucha entre lo consciente y lo inconsciente para mí es muy importante. Es decir, que lo que aparenta no necesariamente sea la realidad. Al sumar con lo que el personaje quiere en el fondo, eso hace que el personaje sea completo, porque me parece que muestra la dinámica general de los seres humanos. Tenemos una mente dividida, hecha de opuestos. Eso es muy interesante, por eso a veces uno no entiende sus propios comportamientos, o los de los demás. Eso es lo fundamental.
¿En qué aspectos se identifica con este personaje?
No sé si sea algo del personaje, pero esto me dejó la claridad de que me gustan los procesos lentos. Me gusta estar en estos procesos donde se toma tiempo, y a esto particularmente le dedicamos tiempo. Tengo un ritmo lento, no necesariamente mejor o peor, pero es el mío (risas).
Muchas personas lo asocian con el humor, ¿hay algo de eso en esta personificación?
Sí, hay mucho porque fue una petición expresa de la productora, Juana Uribe. Ella dijo que era un requisito fundamental, supongo que para sumar las dos cosas. Es decir, situaciones muy dramáticas, tristes, dolorosas, más una visión mecánica del personaje. Eso da el humor.
Entre las cosas que le suceden a ‘Lucho’ en la novela, ¿cuál fue la que más lo impactó?
Creo que en general era un modo, estar en un sitio al que no pertenece. Eso creo que es lo más fuerte, todos los seres humanos nos reconocemos en eso. Estar en un sitio donde uno no sabe si está capacitado para hacerlo, o no. Eso genera una inquietud y un reto. En esa lucha entre sí puedo, o no puedo, ahí tú vas luchando y tal vez eso es lo que más me llamó la atención.
Ahora mismo usted promociona su taller de actuación, cuéntenos de eso
El taller se llama De qué hablo cuando hablo de actuación. Está motivado por el hecho de que yo no estudié en una academia, entonces me habría gustado que alguien, después de algunos años de trabajar y estar en una dinámica de ensayo y error me dijera qué es lo fundamental y lo accesorio. No significa que sin esa ayuda una persona no vaya a llegar a donde tiene que llegar, pero tal vez sí lo haga con menos sufrimiento, menos frustración. Por eso diseñé este taller, donde respondo a la pregunta explicando que para mí la actuación es la lucha entre dos ideas, en esa medida el actor tiene que encontrar elementos dentro de sí, para encontrar un sello particular. Las personas interesadas pueden llamar al 321 4909037 a Claudia Rojas.
¿Qué invitación le hace a las personas para que se conecten con La gloria de Lucho?
Creo que aquí sumamos ingredientes que aparentemente no van juntos, como por ejemplo el sufrimiento, el dolor y el humor. Cuando un productor decide enfrentar una historia como estas suele irse por una cosa o la otra, pero aquí se mezclaron y eso me parece que da un producto muy interesante y muy latinoamericano. Un poco somos así, me da la impresión. Sabemos que tenemos esa visión sobre lo trágico, y eso da un resultado, terminar riendo por algo que no da risa, o llorar por algo que no da dolor. Es posible que encuentren esto en esta serie.