Usted tuvo el reto de personificar a Sofía, la madre de Alfonso Cuarón
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La película nace casi en su totalidad de las memorias de Alfonso y sus hermanos, de su familia y de Libo, su nana, la mujer que lo crió junto con su madre, su otra mamá, como él mismo dice. La película se centra en la historia de Libo, que se llama Cleo en la película. También toca la vida de Sofía, que es mi personaje y está basado en la mamá de Alfonso. Es un año en una familia de clase media, donde las dos mujeres van a vivir un abandono en sus maternidades, y aunque son mujeres que provienen de mundos distintos, vemos cómo sus vidas se entrelazan y se hermanan para siempre.
Roma tuvo la particularidad de que Cuarón no les dio todo le guión completo de entrada, sino que les iba indicando día por día qué se iba a grabar, ¿cómo fue esa experiencia?
Sí, fue realmente como si nos envolviera una experiencia de la vida real en términos actorales. Como filmamos todo en orden cronológico, los personajes iban descubriendo su vida cada día en los llamados. Llegabas al set y Alfonso explicaba lo que iba a suceder ese día. Tú ya sabías de dónde venías porque lo habías hecho el día anterior, entonces en ese sentido ibas acumulando una experiencia de los personajes como lo hacemos en la vida misma, llevamos el ayer y enfrentamos el futuro.
¿Qué cree que motivó esa elección del director? ¿Tal vez para tener un componente de improvisación?
Sí, aunque no exactamente improvisación, porque él tenía un guion perfectamente escrito al que la película es totalmente fiel. La diferencia era en cómo entregaban la escena a los actores y cómo hacían que nosotros llegáramos a ella. Nos iba dando los diálogos por separado, y después nos sorprendía en el set. Por ejemplo, yo podía estar hablando con uno de mis hijos, y Alfonso le había dicho a ese personaje que a la mitad de mi escena se parara y se fuera, es algo por ejemplo que yo no estaría esperando. Eso hacía que lo que ahí sucedía fuera muy parecido a la vida, donde reaccionamos a lo que sucede espontáneamente. Es decir, lo estamos enfrentando por primera vez. Es una aproximación, porque de todas formas repites las escenas, pero permite estar lo más cerca posible a una experiencia total de inmersión en una realidad de los personajes.
¿Cómo fue interpretar a alguien tan cercano a Cuarón bajo su dirección junto a Yalitza Aparicio (Cleo)?
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En realidad fue eso, meterse en la situación y la vida de los personajes en su totalidad. Para mí, también fue confiar, Alfonso se centró mucho en que confiáramos y que entendiéramos muy bien lo que estaban viviendo, que muy adentro de nosotros estaba una comprensión humana de los personajes. Hay muchas cosas que Alfonso buscó en los actores que iban a representar cada personaje, que tuvieran que ver con el personaje en que estaban inspirados, y que hubiera experiencias de vida similares. Se trató mucho de confiar, y de dejar ser, así lo describiría yo.
Muchos podrían creer que la cinta se llama Roma por la ciudad italiana, sin embargo, luego se descubre que se llama así por la colonia Roma de Ciudad de México, ¿cómo le describiría este sector a alguien que no es mexicano?
La colonia Roma está muy cerca del centro de la ciudad. En los 70 tenía una característica de ser de clase media, muy familiar, donde se podía caminar mucho y llegar a los cines que estaban en el centro. Sobre todo eso, casas de familia, y establecimientos comerciales pequeños. Ahora es una colonia ‘trendy’, que está llena de restaurantes y bares y ha subido mucho su valor, porque ahora los llamados hipsters se han adueñado de ella (risas), pero en su momento era una colonia totalmente familiar. Es curioso porque ahora la gente va a ver la película y pasa a la casa donde se filmó, que es exactamente igual a la casa donde Alfonso Cuarón creció. Ahora se toman fotos ahí (risas). El trabajo de Eugenio Caballero (diseñador de producción) fue impresionante porque rehizo toda la calle para que fuera igualita a como era en 1970. Los vecinos cooperaron de una manera increíble y permitieron que se reconstruyeran sus casas en el exterior. Esa es la calle en la que de verdad sucedió la escena en que el papá de Cuarón se va en el coche. En realidad casi toda la película, un 99% sucede en los lugares en que las escenas sucedieron en la vida real.
Las mujeres son eje central en Roma, y se podría decir que hay una reivindicación de los roles femeninos en el sentido en que no son los que vemos siempre en los medios…
A mí lo que me gusta mucho de la película es que pone en el centro a mujeres que son de la vida cotidiana, de la vida diaria, heroínas de la vida diaria. Son mujeres que vemos en todas partes, son las que hacen de comer, las que levantan a los niños para ir a la escuela, que hacen con ellos la tarea, que muchas veces también son las proveedoras de su familia, y que normalmente no son reconocidas ni están en los reflectores porque su trabajo es arduo, cansado, y también hay algo de ingrato en ese trabajo. Me encanta que esta película lo ponga en el centro de su historia porque como bien dices son mujeres que muchas veces resultan invisibles o son dadas por hecho, y los reflectores están en otro tipo de mujeres, sin embargo estas son las mujeres que construyen una sociedad, que crían a los hijos y hacen una vida ahí.
¿Qué preguntas le hizo a Cuarón para poder conocer mejor a su madre?
Yo sobre todo lo escuché. Tuvimos una conversación muy, muy larga al inicio del rodaje en la que habló sobre ella y sobre absolutamente todo; cómo había crecido, cómo había vivido, cómo había sido criada, cómo había conocido a su esposo, dónde fueron naciendo los hijos, etc. Esta fue una pareja que vivió fuera de México, por eso los amigos que vemos hablan inglés. También hablamos sobre el momento en que Libo se fue volviendo parte de la familia indispensable. Él me dio toda esa historia y después me dijo, ‘ok, ahora que lo sabes, déjalo ser’. Por eso me gusta esa frase que te dije en un momento de ‘déjalo ser’, y ‘confía que todo esto que yo te digo de alguna manera está en ti también’, y yo podía perfectamente hacer una relación de la historia que él me contaba con la historia de mi madre y la mía propia. Los actores generalmente trabajamos con nuestras propias vivencias y nuestras propias experiencias y las magnificamos, o las transformamos, o las minimizamos, pero ese es nuestro material de trabajo. Por ejemplo, Yalitza te puede platicar que su mamá fue empleada doméstica también, entonces hay mucho de esa vida que se puentea a la ficción. Por eso también siento que la película tiene esa sensación de estar viendo, como tú decías, la vida misma como si uno fuera un voyeur de la vida cotidiana de esta familia.
https://www.youtube.com/watch?v=wM_TFwLRQAY
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