Muchos soñaban con verlos, pero en casi tres décadas de carrera The Prodigy no había pisado Colombia. Eso cambiará en la próxima edición del festival bogotano, que agrega a la excéntrica agrupación de Essex, Inglaterra, a su cartel.
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En su primera visita a Colombia, la banda de Liam Howlett, Keith Flint y Maxim presentará lo último de su nuevo disco No Tourists y su catálogo de hits como Firestarter, Smack My Bitch Up, Voodoo People, Spitfire, Invaders Must Die, Omen, The Day is My Enemy y más.
Aunque la agrupación se formó a comienzos de los 90, sería en 1997 que llegaría un álbum definitivo para su carrera y que elevaría a The Prodigy como una de las bandas esenciales de los 90 y comienzos de 2000, The Fat of the Land. Más de 20 años después lanzaron el más reciente No Tourists, un disco calificado con cinco estrellas por el portal especializado NME.
En vivo, The Prodigy se ha caracterizado por un espectáculo enérgico, con mucha pirotecnia y la esencia de fiesta electrónica combinada con un show de rock. Precisamente, esa mezcla de géneros es la que ha hecho que la banda creciera entre amantes del rock y la electrónica (en un amplio rango que pasa por el dance, techno, jungle y breakbeat) por igual.
La cifra: +25 millones de discos vendidos en todo el mundo
Su estética, por otro lado, ha sido un atractivo de los ingleses entre el público punkero, pues empezando por Liam Howlett The Prodigy se ha caracterizado por una imagen oscura de pintura facial, cadenas, perforaciones y todo lo que caiga fuera de la convencionalidad.
Fieles a la vida de rockstars, The Prodigy también se ha enfrentado a la controversia por canciones como Smack my bitch up, del celebrado álbum The fat of the land, cuya traducción es ‘azota a mi perra’. Como era de esperarse, muchos interpretaron la canción como un mensaje de violencia contra la mujer. Sin embargo, la banda se defendió explicando que la interpretación de la letra no era literal, ya que se referían a una expresión, que en su traducción estaría más cercana a algo como ‘hacer las cosas intensamente’, pues el verso completo dice change my pitch up, smack my bitch up: ‘sube mi afinación, azota a mi perra’. De igual manera, el video de la canción fue otro tema de discusión, pues retrataba a una persona consumiendo cocaína y otras drogas en una noche de fiesta. La producción, dirigida por el renombrado director sueco Jonas Åkerlund, fue censurado en varios canales, o se transmitía a altas horas de la madrugada para evitar quejas. Al igual que muchos escándalos, la mala prensa que recibió la banda solo ayudó a que el interés de muchos jóvenes por su música se disparara.
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En nuestro país, la noticia llegó acompañada de una carta pública escrita por el periodista musical, crítico y curador de Rock al Parque, Chuky García, donde invita a “perder la cabeza” con la descarga que traen los ingleses. “He visto a The Prodigy tres veces en dos giras distintas”, cuenta, “viajé a México y España para lograrlo, pero verlos en vivo en casa será una historia muy diferente. En medio de la escena alternativa bogotana de los 90, que se nutría por igual de rock y electrónica, la fiereza rave de esta agrupación inglesa no pasaba desapercibida (…) No sonaba en la radio, no era música para congraciarse con las listas de éxitos locales, lo cual se agradecía, aunque afuera The Prodigy las rompía y sus álbumes se vendían como papas fritas. The Fat of the Land era musical y literalmente combustible para hacer arder el final de esa década. Normalmente empieza con el tema Breathe y termina con Take Me to the Hospital. Más claro, imposible. Tomen aire y pierdan la cabeza”, escribe García.
The Prodigy se suma a Arctic Monkeys, Kendrick Lamar y Sam Smith como los artistas principales del décimo aniversario del FEP.