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Elizabeth Castillo levanta la voz por la población Lgbti

La abogada y activista se dio a la tarea de reunir más de 20 años de lucha y retratarlos en el libro ‘No somos etcétera’, que publicó este año con Ediciones B. Publimetro habló con Castillo sobre esta publicación.

¿En qué momento decide plasmar toda la lucha Lgbti del país en un libro?

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La idea de escribir no somos etcétera viene desde hace años, pero como proyecto tiene siete. El ejercicio de recuperar memoria y de describir lo que está pasando, que siempre me ha parecido muy importante y trascendental porque tiene implicaciones grandes para los homosexuales y para el país, siempre me ha motivado a tratar de dejar registro de lo que hago. Lo que pasa es que el registro cambió. Cuando fui directora del centro comunitario hicimos un informe de entrega final y que fue muy completo, sentí que ese era un informe específico para unos lineamientos específicos. Lo que me fue cambiando fue la forma de relatar, y por eso nace No somos etcétera, un libro que recoge 20 años de experiencias en el activismo, no solo mías sino de un montón de gente, porque esto es un ejército que viene trabajando en esta transformación cultural tan potente que se ha dado en Colombia. El libro también tiene un lenguaje accesible, porque existen registros de distinta índole, hay investigaciones, cosas muy juiciosas desde el ámbito académico que no están escritas para la gente que no sabe de estos temas, o que apenas se están acercando al tema. No somos etcétera viene a darle respuesta a esta necesidad.

¿Sintió un distanciamiento de las personas con la lucha Lgbti? ¿De ahí viene el título?

No, el título tiene una historia específica. Sucedió en el marco de un debate que se estaba dando en el Polo democrático hace como 12 o 13 años, yo no estaba, pero me contaron. Una activista que estaba allí frente a una expresión descalificadora de alguien que se oponía a la inclusión de grupos minoritarios y entre esos Lgbt, que para entonces no tenían esas siglas. La persona en cuestión dijo algo como ‘es que quieren entrar los afros, los indígenas, las lesbianas, etcétera’. Cuando dice esto lo dice además de manera muy desobligante. Sebastián Romero estaba allí, él fue el primer cargo público elegido en este país con una agenda abiertamente gay. Entonces furioso él se levanta y dice ‘no somos etcétera’, e invita a los demás a decir lo mismo. Es una frase que se le volvió común y a mí me pareció una frase potente, por eso el título.

¿A quiénes va dirigido el libro?

Es para varios públicos, va dirigido a gente que es activista o que está llegando a él, gente que quiere saber qué está pasando. Personas que tal vez llevan muchos años haciéndolo y gana una nueva perspectiva al ver todo lo que estamos haciendo. Y gente que no tiene ni idea de estos temas, que jamás se ha aproximado a este asunto, que no sabe bien qué es la diversidad sexual o el Lgbt. Esa gente en particular creo que es mi público objetivo principal, más que el resto de convencidos que ya estamos a bordo de estos temas. Es para gente que tiene alguna curiosidad por tener conocidos o familiares homosexuales, o porque está pensando en salir del clóset esté donde esté, o conoce a alguien que quiere salir del clóset y quiere ayudarle. Esa es la intención.

¿Cómo era el estado del arte sobre el tema?

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Esta historia no estaba contada. Hay unos episodios relatados en contextos académicos, pero esta historia completa no estaba contada, esto es nuevo. Es un ejercicio en el que estoy siendo pionera en el ejercicio de relatar estos 20 años, aunque la lucha se remonta muchos años más atrás. En el libro hay tres relatos, como soy abogada está el relato legal; pero también soy activista y esto me ha atravesado está un relato personal, y también hay un relato de lo social y cultural de lo que ha sucedido en el país.

¿Qué es lo más agotador de ser activista?

Lo más agotador es ser activista (risas), sin duda. Ser activista implica un riesgo, un lugar de exposición que no es cómodo. Haber sido un rostro tan visible en el tema del matrimonio igualitario con mi pareja fue un desgaste emocional importante. Es una tensión adicional que hay que afrontar, aparte de la que vive cualquier pareja. Es muy satisfactorio en algunas cosas, pero en lo personal es desgastante.

¿Cómo describiría el momento histórico al que se enfrenta el libro?

Creo que, siendo un proyecto de tantos años, No somos etcétera llega en un momento perfecto a nivel histórico, político, sociológico, que está ocurriendo en este momento en el país. Era este momento en el que tenía que nacer, y era en este gobierno, y no otro. Tenía que ser esta coyuntura, cuando hay en el poder elegido un partido de gobierno que reúne a todos los partidos que se han opuesto sistemáticamente a cualquier iniciativa a favor de lesbianas, gays, transexuales y transgeneristas en Colombia. Llegan ellos en poder, al combo, se suben al bus de la presidencia, y eso hace que No somos etcétera resulte profundamente oportuno. Le va a poner un diálogo a este nuevo gobierno y le va a mostrar quiénes somos y qué hemos hecho y por qué este momento no se compra, ni se vende, ni es monedita de cambio de cualquier partido.

¿Cree que ha habido oportunismo?

Sí, yo creo que ese episodio de los ‘no heterosexuales’ puso en evidencia el riesgo que tenemos como movimiento social de que lo traten de convertir en otra cosa. Ya bastante maltrato recibimos de fundamentalistas cristianos que tienen agenda política, no son todos los creyentes, son los que tienen agenda política. Los que están haciendo política y religión son peligrosísimos. La historia ha demostrado que lo son en cualquier periodo de la historia para un sistema democrático. Esa gente también encontrará una respuesta, que es «respeten que nosotros aquí estamos» y llevamos un proceso que merece ser reconocido. No somos ese monstruo infame que están tratando de crear en la figura de las personas homosexuales a través de los discursos absurdos que manejan.

A propósito, ¿podríamos decir que uno de los mensajes del libro es que el lenguaje importa?

Claro que importa. El lenguaje construye realidades. Si yo permanentemente estoy diciendo que una persona es mala por una característica suya que es intrínseca, eso implica una responsabilidad. Eso hicieron con los judíos, o con los negros. Con nosotros es, ‘son malos por ser homosexuales’. El periodo histórico es distinto pero las consecuencias son igualmente devastadoras y hay que hacerse responsables con eso.

¿Cuál sería su mayor logro con este libro?

Que esté en la lista de regalos de diciembre, que el ‘chino’ que está saliendo del clóset se lo regale a la abuelita, o aun más maravilloso, que la abuelita se lo regale al chino que acaba de salir del clóset. Mi sueño dorado es ese, que sea un recurso para que se comuniquen con estos hijos e hijas si sienten que están lejos, pues ahora es cuando más necesitan el apoyo de su familia.

 

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