El 11 de febrero del 2012, Whitney Houston fue encontrada sin vida en la bañera de su habitación del hotel Beverly Hilton, en Los Ángeles.
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Tenía 48 años y, hasta esa noche, había tenido una vida extrema de luces y sombras, de rosas y obstáculos en el camino.
La espiral de violencia, drogas y alcohol, de la que nunca logró emerger, acabó por apagar su voz. Hoy, sin embargo, sabemos que el terror comenzó en sus primeros años de vida.
El inicio de una trágica vida
Un documental estrenado este jueves en el Festival de Cannes reveló que la cantante sufrió abuso sexual cuando era una niña, según el testimonio de dos fuentes cercanas.
«Whitney», la cinta del director escocés Kevin Macdonald, presenta un perspectiva distinta y cuenta con entrevistas de varios familiares y allegados de la artista, a seis años de su fallecimiento.
Su medio hermano el exbasquetbolista Gary Garland-Houston contó que ambos fueron abusados sexualmente por su prima la cantante de soul Dee Dee Warwick.
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Para ese momento, él tenía entre 7 y 9 años y ella habría tenido entre 1 y 3 y la presunta abusadora, entre 19 y 21.
El documental señala que después de aquellos episodios ella no fue capaz de aceptar su verdadera orientación sexual y, durante años obligó a su hija a acompañarla en todas sus giras para que nadie pudiese tocarla.
Su amor secreto
Con grabaciones y fotos inéditas se revela la compleja relación que mantuvo con su madre, una exigente y ambiciosa mujer que; pese a todo, catapultó a la artista hasta la cima.
La intérprete sufrió robos de su padre y contador, John Houston, quien llegó a denunciarla por US$ 100 millones por incumplimiento de contrato.
A los 18 años ella puso distancia y se fue a vivir con su mejor amiga, Robyn Crawford, otra de las grandes protagonistas del trabajo de Macdonald y que se negó a participar.
Varias testimonios aseguran que las dos amigas fueron pareja hasta que Bobby Brown apareció en la vida de la artista.
Ella mantenía relaciones con hombres públicamente, pero en la intimidad siempre estuvo Crawford. Nunca llegó a asumir su homosexualidad, algo que la atormentó siempre.
Con Brown el suplicio se multiplicó. Con su carrera estancada, el cantante de hip-hop, resentido, frustrado y celosísimo, la emprendió a golpes con su mujer, convirtiendo sus violentos arranques en rutina.
Se sumaron al calvario grandes dosis de estimulantes y alcohol, y una compleja relación con su propia hija Bobbi Kristina.
La joven apareció sin apenas pulso ahogada en una bañera. Falleció tras pasar seis meses en coma, tres años después de la de su madre.