Esta mítica película cumple siete décadas y media de su primera exhibición pública este sábado. Casablanca se presentó por primera vez en un teatro en el año de 1942, en plena II Guerra Mundial. Fue elegida para celebrar que apenas unos días antes se había producido el desembarco de los aliados en el norte de África, que debilitaría en gran medida el régimen colaboracionista de Vichy, representado en la película por el capitán Louis Renault (Claude Reins).
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Pese a ser una de las historias de amor más famosas del cine -la más grande de todos los tiempos según el American Film Institute (AFI)-, Casablanca también es una película política y de guerra. Rick (interpretado por Humphrey Bogart) pertenece a la resistencia contra los nazis y en ese contexto conoce a Ilsa (Ingrid Bergman) en París, donde ella espera en vano encontrar a su marido desaparecido, Victor Laszlo (Paul Henreid), que es a su vez el líder de esa lucha contra la Alemania de Hitler.
Todos ellos se encuentran en Casablanca, paso obligado de los miembros de la resistencia que buscan un visado para continuar su lucha desde fuera de Francia. Y el café de Rick es el punto en el que los intercambios se producen.
Pero pese a ese contexto político, Casablanca es esencialmente una historia de amor, la de Rick e Ilsa, sustentada en las magníficas interpretaciones de dos actores más reconocidos en la historia del cine, que hicieron magia con un material en el que nadie confiaba.
Tanto, que es una de las películas más importantes de la historia del cine. En concreto, ocupa el tercer puesto en la lista de las 100 que todo el mundo debería ver, según el AFI, solo superada por Ciudadano Kane y El Padrino.
Sin embargo, ni Bogart ni Bergman ganaron el Óscar, que sí premió al director (Michael Curtiz), al guión adaptado de la obra de teatro Everybody Comes to Rick’s y a la película. Este no deja de ser un hecho curioso si se tiene en cuenta que el guión se fue cambiando una y mil veces durante el rodaje.
Por ejemplo, al principio no se sabía si Ilsa se quedaría con Rick o con Víctor. La escena final de la despedida en el aeropuerto se escribió la noche antes del rodaje y la famosa frase «Creo que esto es el comienzo de una gran amistad», se incorporó una vez finalizada la grabación.
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Estas son algunas de las curiosidades que cuentan varios autores en Casablanca. 75 años de leyenda, que también recuerda que para el papel de Rick se pensó en un momento en Ronald Reagan o que el músico Sam iba a ser una mujer, interpretada por Ella Fitzgerald. Un nuevo volumen que se une a muchos otros clásicos que han dedicado su atención a una película de la que no se ha dejado de hablar desde su estreno.
Muchos recuerdan vivamente que Ilsa vestía de azul mientras los alemanes iban de gris en su entrada a París, pero la película está rodada en un precioso blanco y negro. Toda una gama de grises que ocultó de forma efectiva que la historia se rodó casi en su totalidad en los estudios de la Warner e incluso con decorados reciclados de otras películas.
Pero el director Michael Curtiz, que sustituyó al inicialmente previsto William Wyler y que hasta entonces se había especializado en cintas de acción como Robin de los bosques, logró unir toda esa amalgama y conseguir un resultado casi perfecto.
Casablanca fue un accidentado proyecto que, sin embargo, hechizó a los espectadores desde el primer día por la magia que desprendía una pareja irrepetible y un poco habitual final infeliz.