Luego de siete años Green Day volvió a Colombia, y no decepcionó. Por el contrario, regresó para seguir enamorando al público capitalino con una energía desbordante, un recorrido por sus discos más importantes, y un mensaje de unión repetitivo para unos, pero sin duda, necesario para las cabezas más obstinadas.
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Como ya muchos habían tenido la oportunidad de ver en diferentes videos y mensajes en redes sociales, hacia las ocho y media de la noche sonaron los campanazos que marcaron el inicio en forma del Bohemian Rhapsody de Queen.
A poco minutos de que The Interrupters se bajara del escenario luego de una descarga rock y reggae, saltó al escenario ese fiel compañero que no los abandona en los conciertos: un conejo (Tré Cool), que en esta ocasión llegó fiestero, pero aturdido. Ese mismo que salió en su primer concierto en Colombia en 2010, acompañado de una gran botella de licor.
La noche comenzó con Know Your Enemy, y después de eso sonaron temas como Boulevard of Broken Dreams, Waiting, Holiday, She, Minority y St. Jimmy.
Y mientras hace siete años la banda californiana gritaba a su público: “Después de 22 años Green Day está dando su primer concierto en Colombia”, en esta ocasión la agrupación ya se sentía como en casa: “No somos Green Day de Estados Unidos. Somos Green Day de Colombia”.
Y aunque su regreso a nuestro país hizo parte de su gira promocional de su último álbum, Revolution Radio, lo cierto es que su presentación fue más bien una muestra en vivo y en directo de su grandes éxitos, Gods Favorite’s band, disco que justamente fue lanzado el viernes, en medio de su visita a Colombia.
“Por favor no saquen los celulares. No necesitamos selfies, ni Facebook. Este es nuestro momento”, Billie Joe Armstrong.
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Green sorprendió con esos clásicos de hoy y siempre como Boulevard of Broken Dreams, Basket Case o When I Come Around. En cuanto a las canciones de su último disco, sonaron temas como Bang Bang, Revolution Radio y Still Breathing.
Sin embargo, más allá de su repertorio, digno de una banda que ya supera los treinta años de carrera, lo que siempre llamará la atención de su presentación son los componentes extras como los efectos de sonido, la pirotecnia, pero sobre todo, el discurso de sus integrantes, que, aunque social y político, no deja de ser extrovertido, ocurrente, o como diríamos en Colombia: ¡bien dicharachero!
Quien no se ría con las ocurrencias de Billie y su combo en medio de un concierto, realmente se encuentra en el lugar equivocado, y es que, ¿cómo no soltar una carcajada al ver los gestos de Armstrong pidiendo que la gente cantara con ánimo las canciones, a Mike tocando el bajo con una máscara puesta, o a Tré Cool recorriendo el escenario montado en una bicicleta de niña?
Como ya es tradicional en los conciertos de la agrupación norteamericana, tres fanáticos colombianos tuvieron la oportunidad de subirse al escenario para cantar con su banda favorita. Y sin duda, fue el último el más afortunado de ellos, pues, en el momento en que menos se lo esperaba, Billie le regaló una de sus guitarras. Escoltado, y manteniendo la cara de shock, bajó del escenario del que ahora es, sin duda, el mejor día de su vida.
Luego de cerca de tres horas de concierto, la noche terminó de forma acústica, teniendo a Billie y a su guitarra como protagonistas. Con toda la atención del público sonaron Wake Me Up When September Ends, un tema que nadie esperaba, pues no la habían tocado en conciertos anteriores, 21 Guns, y su clásico de clásicos, Good Riddance (Time of Your Life).
Sin duda, Billie, Mike y Tré demostraron que a pesar de los años siguen manteniendo un espíritu joven, ese que los ha mantenido unidos por varias décadas, y por qué no, ese que los convertirá en los próximos The Rolling Stones.
Cerca de 14 mil fanáticos asistieron al concierto que se realizó en el Parque Simón Bolívar.
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