Hay que recordar que durante años, el Concurso Nacional de Belleza fue un referente de moda durante décadas. El evento fue una ventana al mundo para miles de colombianas que vieron a través de televisión un punto de partida para poder acceder a tendencias (así fueran interpretadas a través de la fastuosidad y el canutillo) imperantes de la época.
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Las mujeres ahora mismo jajajajaa #ReinadoNacionaldeBelleza2017 pic.twitter.com/HsXy5yuI0v
— Yesid. (@Keinertw) March 21, 2017
Por eso fue importante, muy importante, la presencia de Pilar Castaño, quien por lo menos explicaba a los televidentes de dónde se hacían los vestidos. Cómo eran y por qué se hacían. Ella, al ser la única periodista de moda que Colombia tuvo por años, trataba de acercar a los televidentes todas las obras de los creadores que se lucían en la noche de coronación.
Otras periodistas la siguieron en esos ejercicios estilísticos, como Vanessa Rosales, al asesorarlas hace algunos años. Ella nos explica de dónde viene esta fascinación en su cuenta de Twitter.
Vale más preguntar por qué las mujeres aún añoran con ser reinas e interpretar ese tipo de feminidad y de papel
— Vanessa Rosales (@VanessaRosales_) March 21, 2017
Que la audiencia exija más en los vestidos de coronación es porque en algún momento, en Colombia, el reinado era lo más importante en #moda
— Vanessa Rosales (@VanessaRosales_) March 21, 2017
Los vestidos de coronación responden más a una estética inmóvil que tiene como base el idioma de concurso de belleza, no de #moda
— Vanessa Rosales (@VanessaRosales_) March 21, 2017
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Pero este año ni siquiera se nombraron a los diseñadores y mucho menos se explicó alguna referencia de lo que usaba la candidata. Y eso cuenta. No todos los creadores harán streetwear y en pueblos, ciudades medianas y en algunos estratos sociales, el traje de gala es un gran nicho de mercado. Y de ahí salen talentos que si bien no se ven en pasarelas, se ven en festividades como esta y en otro tipo de eventos.
El vestido es muy importante: refleja lo que la candidata representa y quiere. También lo que va acorde con ella, así en algunos casos no le favorezca. En este concurso no se vio eso y lo más importante: el look que tanto popularizó Sofía Vergara en las alfombras rojas, parece ser la única opción «segura».
Todas iguales
Desde que Paulina Vega ganó en Miss Universo y la actriz barranquillera ha posado en varias ceremonias, parece ser que no hay otra opción estilística para las reinas de belleza. La silueta sirena, la lentejuela clara en dorado, plateado o champaña. Ondas o pelo liso. Este año, el desfile de traje de gala resultó en una uniformidad que no se veía desde hace años.
Las que se arriesgaron, por otro lado, trataron de hacerlo en cuanto a siluetas, como Boyacá con su Halston (diseñador de los 70 que popularizó la estética del cuello halter y los volantes en Studio 54) , o Huila en rojo. Imperaron los fucsias y los rojos. Pero los contrastes de materiales dejaron mucho qué desear. La ejecución de algunos vestidos, como el de Norte de Santander, se vio chocante en cámara.
Ahora bien, hay que recordar que el reinado tiene códigos distintos en cuanto a estética ( la lentejuela es un must). Pero increíblemente, acá no vimos otra manera de representarse, esta vez, en un concurso que tenía mucho más para ofrecerle a un público que ahora interactúa mucho más en cuanto a un evento que parecía muerto.