Historia de un oso, cortometraje que consiguió la primera nominación a los Premios Óscar para el cine chileno por cuenta de un dibujo animado; relata la historia de un oso (que es en realidad un abuelo) que recuerda cómo fue su vida junto a su familia, antes de ser capturado por un circo que lo mantuvo prisionero.
PUBLICIDAD
La producción, que también triunfó en el festival The Short List en Cleveland, Palm Springs, Nashville y River Run, está basada en la vida real de Leopoldo Osorio, abuelo del director, quien vivió el exilio durante la dictadura de Augusto Pinochet.
Durante la cumbre de contenidos digitales del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, Colombia 4.0, hablamos con Gabriel Osorio sobre el film que se impuso frente a pesos pesados como Disney Pixar o el animador ruso Konstantin Bronzit en la pasada entrega de los premios de la Academia.
¿Por qué decidió narrar en esta producción algo tan triste como el secuestro?
Así es. Historia de un oso es bien triste, y a veces este tipo de cosas son las que más nos cuesta hablar. Además, queríamos mostrar que a la sociedad también se le hace difícil referirse al exilio o a otro tipo de cosas que suceden en el país. De alguna manera, yo quise traer una metáfora para sacar esos temas duros y esa fue la razón por la que quisimos hacer Historia de un oso.
¿Qué sucede cuando esta historia gana premios y empieza a ser exhibida a nivel internacional?
PUBLICIDAD
Todos los premios y reconocimientos fueron una sorpresa para nosotros, nunca hicimos el corto pensando en ganar algo porque lo que queríamos era transmitir una idea sobre la unidad familiar y que esta no sea separada por circunstancias políticas. Sin embargo, el Óscar nos llenó de alegría a mí y a todo el equipo.
«Ha sido motivante venir a Colombia, nos dimos cuenta que hay una comunidad tremenda de personas que miran con curiosidad esto que está pasando», Gabriel Osorio, director de cine chileno ganador de un Premio Óscar.
En cuanto a lo económico, ¿fue difícil hacer el cortometraje?
Esta es la segunda nominación del cine chileno en los premios de la Academia. La primera fue con ‘No’, película de Pablo Larraín que perdió en la ceremonia del año 2013 frente a la cinta ‘Amour’.
Sí. Nosotros tuvimos la suerte de contar con un Fondo de Cultura del Gobierno de Chile, que fue lo que nos permitió dar el punto inicial. De todas maneras, el presupuesto se nos acabó en la mitad y tuvimos que parar. Fue un proceso muy largo, de casi cuatro años, y lo que nos mantuvo en pie fue el mensaje que queríamos dar.
Este corto fue creciendo en cuanto a ambición artística. ¿Cuál fue el concepto original y cómo lo fue modificando?
«Estamos en medio de una producción, que no es una idea nuestra sino de una productora que nos encargó el cortometraje. Es nuestra primera experiencia de trabajo hacia fuera», Gabriel Osorio, director de cine chileno ganador de un Premio Óscar.
Sí. El concepto visual fue poniéndose cada vez más ambicioso, y en el segundo año de producción teníamos escenarios y personajes más detallados. En un principio pensé que era un error, porque era muy ambicioso lo que queríamos y creía que no lo íbamos a lograr, pero cuando ya lo vimos terminado me demostró que esa ambición fue la que nos permitió competir a nivel internacional.
¿Cuándo terminaron Historia de un oso tenían alguna expectativa?
cintas latinoamericanas compitieron contra ‘Historia de un oso’ en la pasada entrega de los premios Óscar 2016.
La verdad es que cuando lo terminamos estábamos tan felices de haberlo logrado que sentíamos que no necesitábamos de nada más. El premio era ese, haberlo terminado.
¿Tenían alguna estrategia de distribución para incursionar en el mercado internacional?
El productor (Pato Escala) y la directora de arte (Antonia Herrera) enviaron el cortometraje a más de 300 festivales. Esa incursión permitió que el corto llegara a la ceremonia del Óscar, y para mí es una alegría que se haya extendido por el mundo.
Con el premio Óscar ustedes abrieron interés respecto a la animación, no solo en Chile sino también en otros países de Latinoamérica. Pero, ¿qué tanto está consolidada esta industria en la región?
Lo que he visto es que hay una tremenda aproximación a esta área, no solo en Chile sino también en Colombia, Argentina, Uruguay y Perú. Siento que deberíamos empezar a colaborar entre países para lograr un resultado cada vez mayor.
¿Cómo cree que ha cambiado la valoración del cortometraje como género en América Latina?
La mayoria de personas en Chile pasó de no saber qué se estaba haciendo en cortometraje a darse cuenta que lo que hacemos en nuestra nación tiene proyección internacional y que está compitiendo con las grandes productoras. Con respecto a otros países de Latinoamérica, como Colombia, también se han dado cuenta que podemos crear y que la tecnología ya no es ningún limitante.
¡Más noticias de Cultura y Entretenimiento AQUÍ!
PUB/SG