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Ciudad Juárez recibirá hoy a su hijo pródigo, Juan Gabriel

Flores, veladoras, mensajes, rezos y mucha música inundan hoy las calles de la norteña Ciudad Juárez para recordar a Juan Gabriel, autor de cientos de canciones que en las últimas décadas han hecho vibrar a millones de personas de todas las edades y clases sociales.

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Desde su muerte el domingo en EE.UU. por un paro cardiaco, mujeres, niños y ancianos se reúnen todas las tardes frente a «El Noa, Noa», el bar donde Juan Gabriel comenzó su carrera a fines de los años sesenta y que inmortalizó con una canción que lleva el mismo nombre.

Aunque el recinto fue demolido hace ya muchos años para levantar un estacionamiento, una placa conmemorativa del lugar es más que suficiente para rezar allí por el descanso eterno del artista y entonar sus canciones, muchas de ellas acompañadas por un grupo de mariachis.

Ericka Martínez llega todas las tardes para participar en el novenario y después acude a la casa del artista ubicada en la Avenida 16 de Septiembre para «velarlo», dice, aunque sus cenizas arribarán a esta urbe fronteriza la tarde de este sábado.

«Es una tristeza haber perdido más que un ídolo», cuenta a Efe entre sollozos, aunque se siente afortunada por haber tenido la oportunidad de asistir a varios de sus conciertos.

También considera una «bendición que sus restos se queden aquí. ¿Qué más podemos pedir los juarenses?», pregunta tras recordar que el artista nació en Parácuaro, en el occidental estado de Michoacán, pero desde muy pequeño se mudó con su familia a Juárez.

Los músicos Bernardino y Martín, quienes tocaron con Juan Gabriel en sus inicios, también celebran que sus restos mortales reposen en Juárez, donde hizo «historia», y lo recuerdan como una persona «linda» a la que nunca se le subió la fama a la cabeza.

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«No tengo dinero» es la canción favorita de ambos, pues es la historia de la vida de Juan Gabriel y la que lo llevó al estrellato.

«Él sobresalió, pero también la sufrió mucho», recuerda Martín al aludir a su difícil infancia en un orfanato de Juárez, en el que aprendió música, y al tiempo que estuvo en prisión en la Ciudad de México acusado injustamente de un robo.

El mariachi Grupo Centenario de Ciudad Juárez va estos días de «El Noa, Noa» a la residencia de Juan Gabriel para rendir homenaje al compositor de la mejor manera, interpretando sus canciones en compañía de sus seguidores.

«Así fue», «Amor Eterno», «Hasta que te conocí»,»La Frontera», «El Noa, Noa, «La Diferencia». «Todo el repertorio (…) es muy bonito», señalan estos músicos que están agradecidos y orgullosos de este cantautor al que «muy pocos pueden igualar».

Carlos Flores, un abogado de 44 años, también está conmovido por la muerte repentina de Juan Gabriel, a quien «tuvo el honor de conocer».

«Cantantes y compositores hay muchos, pero su carisma siempre fue de la mano con su talento y con eso nos ganó desde que lo conocimos», señala.

El fotógrafo Melithón Jiménez asegura que Juan Gabriel «aún tenía mucho que dar» y por ello recibió la noticia de su muerte con «sorpresa e incredulidad».

«Nunca perdió su sencillez» y en los momentos más álgidos de la violencia en Juárez «siempre estuvo presente» y muchos conciertos «no los cobraba y venía de todo corazón a servir», comenta.

Es un ejemplo «de tenacidad, de esfuerzo, de dedicación», que «nos dice que nada es imposible» y que hay que perseverar ante la adversidad, señala Jiménez al recordar que el artista, después de una difícil infancia y de su reclusión en la prisión de Lecumberri, logró convertirse «en un ícono de nuestra cultura».

También centenares de seguidores se han acercado a la casa donde reposarán las cenizas del compositor para llevar veladoras, flores y hasta peluches.

El ambiente es de fiesta y los mensajes de cariño se multiplican a medida que pasan las horas: «Juan Gabriel, siempre serás nuestro amor eterno», «Siempre en mi mente», «Seguirás vivo en nuestros corazones», rezan algunos de los carteles colgados en las rejas que protegen la residencia del artista.

«Perdimos a una gran persona, a un ídolo (…) que ponía en alto a Ciudad Juárez», lamenta Genoveva Acosta, una ama de casa que creció con sus canciones y está dispuesta a pasar la noche en vela para no perderse la misa que este sábado se celebrará en su honor, una vez lleguen sus cenizas.

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