Juan Sebastián Aragón, a quien vemos cada noche interpretando al coronel Javier Alzate en La Niña de Caracol, dejó las botas y el camuflado de este personaje para apostarle a Marranos, obra de teatro dirigida por Santiago Merchant que cuenta la historia de Virgilio Pop, un músico y actor en decadencia que tras soportar el olvido y al saber que su muerte está cerca, decide realizar su sueño de siempre: hacer una película musical.
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En entrevista con PUBLIMETRO el actor, que empezó su carrera artística en 1981 con la película El huracán, habla de este nuevo proyecto que resultará ser toda una “marranada” para los espectadores, gracias a la serie de situaciones cómicas, extrañas y casi delincuenciales que viven sus protagonistas.
¿Cómo le fue interpretando al coronel Javier Alzate en La Niña del Canal Caracol?
Terminé de grabar hace poco. Siempre será bueno hacer un producto que tenga buen rating, pero es más satisfactorio estar en el primer lugar de sintonía. Para mí, es agradable participar en un programa que tiene un propósito, que no es una historia solamente de entretenimiento, sino que realmente es algo que está planteando una nueva forma de vernos entre nosotros, los colombianos, en el final del conflicto armado.
No se había quitado el uniforme de militar, y ya lo estaban llamando para la obra de teatro Marranos…
Sí. Antes de terminar las grabaciones de La Niña, recibí la invitación de Santiago, a quien yo no conocía personalmente, pero que uno rápidamente se da cuenta que es uno de los nuevos grandes talentos de la escena colombiana. Él es un dramaturgo y director muy prolífico, tiene varias obras que han sido recibidas muy bien por la crítica. Por eso es un honor y un placer para mí estar en este proyecto, y la obra está fantástica, es un dulce.
¿Qué lo llevó a participar en esta obra de teatro?
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Cuando decidí lanzarme al agua como director y productor de Ni contigo ni sin ti, lo hice porque leí el texto y dije que era algo que yo quería ver, porque me divertiría y me conmovería cuando estuviera en escena. Me pasó lo mismo con Marranos, y cuando tuve el primer acercamiento con el proyecto vi cosas de la vida de nosotros, los actores, que también se relacionan con los sueños y frustraciones que tienen los espectadores.
¿El título tiene que ver con algún tratado sobre animales o algo similar?
Santiago tiene un tema con los animales (risas), porque las obras de él incluyen La cabeza del Pato, El conejo más estúpido de este siglo y ahora esta. Yo le dejo al público que busque la analogía que hay entre nuestros personajes, y nuestros primos porcinos.
La puesta en escena mezcla diferentes elementos, como músicos en vivo…
Tiene una banda increíble, la cual fue conformada especialmente para esta obra. Es letra y música original, que marca una historia sobre los actores, donde el humor negro también juega un papel importante. Para el público es muy divertido, porque además incluye lo de falso documental, en donde en las entre escenas hay una proyección de testimonios y situaciones, que hacen que la experiencia teatral sea distinta.
¿No cree que los espectadores se saturan con músicos en vivo, videos y actores en un mismo espacio?
Todo lo que se hace en el trabajo teatral, es para llevarlo al público. Me parece que es muy válido mezclar recursos audiovisuales y tener la música en vivo. Esto es algo que no se lo está inventando el director, esto ya se había visto en muchas ocasiones, pero lo importante es que esos elementos formen una historia que sea consistente. Se trata de que la obra completa le haga pasar al espectador un par de horas que lo conmuevan, que salgan distintos a como entraron.
Esta es una historia triste sobre un artista en decadencia. ¿No es difícil hacer reír a partir de una tragedia?
El humor siempre es un vehículo muy eficaz para hablar de temas que son dolorosos e incómodos. Si es utilizado con inteligencia, se puede llegar de múltiples formas a la gente. Los colombianos tenemos una capacidad muy especial de reírnos de lo que nos pasa. Esto es un mecanismo de defensa, porque lo que pasa en Colombia es tan espantoso, y la única forma que tiene la gente para asimilarlo, es reírse de todo eso.
¿Usted cree que a los colombianos aún les cuesta ir a teatro en búsqueda de algo divertido?
Muchas gente opta por el humor convencional, y lo peor es que es efectivo. Ese es el recurso fácil, pero Marranos no cae en eso, lo que nosotros hacemos es sacarle provecho a las situaciones, y enfrentar a los personajes en diferentes obstáculos.