Colombia celebra su histórico protagonismo en la 68 edición del festival de Cannes, que comienza este 13 de mayo. Y uno de los protagonistas de este importante festival es el bogotano José Luis Rugeles, que no puede evitar emocionarse al ver que su cinta, Alias María, compite en la sección Una Cierta Mirada.
La película narra el drama de una guerrillera menor de edad, que está embarazada y se debate por el futuro del hijo que espera, y el suyo propio. Temática que en pleno Proceso de Paz permite reflexionar acerca de la función que tiene el cine a la hora de construir memoria.
La película aborda un tema sensible para el país como es el conflicto armado, ¿cómo espera que sea la recepción de los colombianos cuando al mismo tiempo se discute el tema de la paz en La Habana?
Fue una coincidencia, no es que hayamos pensado que unir cine y proceso de paz significara taquilla. Nosotros arrancamos hace cinco años, cuando no se hablaba de negociaciones de paz. Sin embargo, considero que la película es una reflexión sobre la violencia, sobre la guerra, no sobre la guerrilla o sobre los paramilitares o sobre el Ejército, sino de la problemática en conjunto. La reflexión sirve para entender que si los que están peleando la guerra son niños, hay un problema mucho más grande y que debe ser tenido en cuenta.
Coincidencia o no, se estrena en medio del proceso de paz, de allí que sea obligado cuestionarse acerca de la función del cine como constructor de memoria.
El cine permite la reflexión y es un constructor de memoria. Yo siento que la gente al ver Alias María no solo estará subida en ese vaivén de emociones de la película, sino que al final le va quedar una importante reflexión. Se entenderá que la guerra no tiene razón de ser, que llevamos tanto tiempo cada vez es más grande y que soluciones guerreristas solo conducen hacia un conflicto más sangriento y mucho menos ético.
¿Cómo fue el proceso de investigación en Alias María?
Es una película que se comenzó a trabajar hace cinco años y cuya idea nació de Diego Vivanco, el guionista de García, que me mostró un primer escrito y ahí empezamos entrevistas a chicas excombatientes, salidas de la guerra, de diferentes guerrillas y diferentes grupos armados, hombres también obviamente. Con esas entrevistas se buscó darle veracidad al guion para tener un conocimiento del país y del conflicto.
¿Cómo se logró la financiación para convertir el guion en realidad?
El guion estuvo en Fundación Carolina, ganó Ibermedia, estuvo en la Fundación Sundance. Es una coproducción colombo argentina francesa, tuvo apoyo del INCAA en Argentina y en Francia tuvo gran apoyo en la posproducción y el gran espaldarazo en Colombia fue el Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC).
¿Qué tienen planeado para el proceso de distribución de la película en Colombia?
Hay algo que sí queremos, sí o sí, y es llegar a pueblos pequeños y hacer una red para que la película llegue a todas las comunidades donde casi ni llega el cine. Lo fundamental es hacer cines itinerantes porque nos interesa mucho que la película sea visibilizada en toda Colombia.
Las buenas noticias para el cine colombiano, ¿en qué medida son una esperanza para los nuevos realizadores?
Hacer cine en Colombia es ahora una posibilidad real. Yo siempre veía que el cine antes era solo éxitos aislados, pero ahora hay una camada de directores que están viajando a festivales, que están representando muy bien a Colombia, que están visualizando historias muy colombianas. Somos el quinto país con más películas en Cannes y eso muestra una realidad y una evolución en cuanto a historias y técnica.
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