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“En la moda de hoy existe una absoluta conformidad”: Patricia Field

Encarna en sí misma, con su pelo rojo encendido, su voz ronca y sus eternas gafas oscuras, la ecléctica libertad que hace a la moda tan fascinante. Este espíritu lo ha transmitido a través de su trabajo: es nada más ni nada menos que la creadora de los icónicos estilismos de personajes que hicieron que la moda respire a través de ellos, como Carrie Bradshaw, de «Sex and the City» o Miranda Priestly, de «El Diablo Viste a la Moda”. Dos personajes que han destacado entre muchos otros de una carrera plagada por títulos emblemáticos en el cine y televisión.

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Los Manolos, los abrigos gigantescos o la legendaria bufanda verde de «Loca por las Compras», son piezas que han hecho suspirar a muchos. Todas han sido elecciones por las que se recuerdan, de manera emblemática, los grandes hitos en la carrera de esta legendaria estilista y diseñadora de moda cuyo aporte ha sido darle al gran público el amor al estilo individual. Gracias a ella el mundo conoció a Nueva York y se enamoró de sus vitrinas, sus vestidos y su estilo.

Pero esto sería poco para describirla. Por esta razón, y aprovechando su presencia en la séptima versión de WHouse of Fashion en Ciudad de México, Publimetro habló con esta importante figura de la industria de la moda, quien habló sobre su estado en estos tiempos y también, sobre el arte de vestir. Uno al que le ha puesto su sello durante más de veinte años.
 
¿Qué es para usted el estilo? ¿Cómo define esta palabra  hoy en día, cuando es usada para definirlo todo y es tan amplia?

– Para mí el estilo se ha convertido en un concepto. Antes, no lo era. No estaba enfocado de esta manera. Pero para mí también el estilo está separado de la moda y ahora la gente está consciente de esta idea. También es el quién eres, cómo vives. Y por supuesto, el cómo te vistes. Esto comunica a otros quién eres. Y eso es estilo. Y para tenerlo, o para exhibirlo, debes saber quién eres y tener esa conciencia. Y todo el mundo tiene la oportunidad de tener uno mientras se posea este conocimiento.

Cecil Beaton decía en «El Espejo de la Moda» que ser único era la cosa más corriente que existía. Y eso fue en 1954. ¿Cómo serlo en estos días, cuando este elemento está tan sobrevalorado?
 

– Creo que todos podemos serlo, ya que nacimos siendo únicos. Pero hay un problema: la presión para que no lo seamos. Te presionan para que seas parte de la multitud y que te digan qué hacer. No solo sucede en la moda: sucede en todo. Y es importante que la gente lo sepa, porque tenemos una vida y debemos vivirla a nuestro modo, pero no es conformándonos ni obedeciendo a un poder externo. 

¿Y cómo se traduciría a la moda?
 

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– Es lo mismo. Para mí, las tendencias son eso. Son la elevación de la masa sobre el individuo. Reflejan absolutaconformidad. Si las sigues, aunque te creas distinto, eres una oveja en un corral.Y gracias a esto, de cierto modo, no sigues tu vida. Y esto es un regalo: vivirla y expresarla tal y como tú eres.

En ese sentido, ¿cuál ha sido su truco para crear estilismos tan trascendentales como el de Carrie Bradshaw en «Sex and the City» o el de Miranda Priestly en «El Diablo viste a la moda”?

– Debo conocer a la persona antes de definir su personalidad basada en la indumentaria.  Primero comienzo con el guión. Este describe al personaje y cómo interactúa. Luego voy al actor, quien es quien crea al personaje, le da vida. De esta manera comenzamos un viaje juntos. El actor es quien está frente a la cámara y ayudarlo a sentirlo. A que se sienta cómodo y confortable con el personaje. Asimismo, hacer que la audiencia reaccione ante él.

Pero usted creó íconos de moda. Carrie es una de ellas.

– ¿Carrie es un ícono de moda? Carrie es Sarah Jessica Parker. Y yo la considero su hija y la mía.

Pero, ¿de dónde cree que viene la fascinación por ella o por Miranda Priestly? La gente las ama.

Hay que diferenciar a las dos actrices. Sarah Jessica Parker y Meryl Streep tuvieron un proceso distinto, como profesionales y seres humanos. Sarah Jessica ama la moda, es una actriz, pero también es una gran fashionista. Su adoración es ‘le mode’. Se ha educado para ella, invierte su energía en ella. Es una modelo innata, adora ser vista y tiene la gracia y el porte. La comparo con lo que transmitía Fred Astaire en pantalla: no puedes dejar de mirarla.
 

¿Y Meryl Streep?

– Ella es una actriz pura, pero con su experiencia ella tiene conocimiento de cómo vestirse al interpretar a un personaje. Y no siempre se trata de moda, con ella. Puede ser cualquier mujer: una monja o una viuda. Con su proceso aprendí mucho y fui feliz. Y gracias a esto, creo que cada actor tiene una personalidad que lo hace fascinante. Y esto es importante para mí.
 
Hablando de íconos de moda, ¿qué es para usted serlo? ¿Existe uno en la actualidad?

– Es una buena pregunta, porque he oído bastante de  este término en los últimos años. Pienso que ahora es una especie de semidios. Porque el ícono siempre tiene que ver porque lleva la ropa y el estilo a un nuevo nivel. Pero también me cuestiono sobre su figura, porque ve la moda como si fuese uno de los diez mandamientos y por eso tengo sentimientos encontrados, ya que para mí implica otras cosas. Por ejemplo, cuando me dicen que lo soy, no creo serlo en realidad. Solo me gusta ser feliz y hacer a la gente feliz. 

¿Qué piensa del «streetstyle» hoy en día y de «it girls» como Alexa Chung u Olivia Palermo?

– El «streetstyle» es muy importante en todas las épocas. Existe porque siempre estará la calle, el espacio urbano, las masas. Y dentro de las masas está la juventud y de ahí viene. Y mis ojos siempre están ahí. Porque la juventud tiene más energía y más riqueza para el estilo. Para estudiar y ver lo que pasa, toca verlos. El estilo también es una expresión de la cultura. Y si los jóvenes lo reinterpretan, están diciendo algo sobre la cultura y la actualidad. Y desde ahí, puedes ver el futuro.

¿Por qué la moda despierta pasiones? ¿Por qué amamos ver atuendos, accesorios y deseamos comprarlos?

– Yo creo que las mujeres aman la moda porque es lo que han hecho durante años. No lo digo en mal modo, sino por su contexto histórico, en el que las mujeres eran un cuerpo ornamental, hecho para ser un estamento decorativo. Pero esto también las ha empoderado. Tuve una conversación sobre la moda masculina y femenina hace poco y me dio mucho pesar por los hombres, porque tienen un campo de acción muy limitado, ya que las mujeres pueden vestirlo todo, incluso prendas masculinas. En un hombre, esto es más complicado, por el contexto y el tabú. 

Voy a todo esto, porque creo que lo beneficioso del papel de la mujer a través de la historia, antes y después de su emancipación como sujeto ha sido haber podido expresarse, así fuese como una flor o para hallar su libertad individual.

Por último: ¿cree en el «buen gusto”?

– Esas categorizaciones son propias de personas que aman etiquetar. Y eso sí que es de mal gusto: juzgar al otro. Yo solo diría algo frente a eso: cierra la boca, abre los ojos y aprende. La línea entre el buen y mal gusto es difusa. Por eso, cada vez que me hablan de ello prefiero largarme.
 

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