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Jacques Leonard, el fotógrafo que inmortalizó la vida calé

Madrid, 27 nov (EFE).- Hay vidas tan intensas que parecen sacadas de una novela, como la del francés Jacques Leonard, fotógrafo, escritor, cineasta, viajero infatigable y, sobre todo, amante del mundo calé, que se reinventó varias veces y halló finalmente su sitio en el mundo junto a una gitana en Barcelona.

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Su historia ha sido novelada por el escritor y periodista Jesús Ulled en «Mitad payo, mitad gitano», una obra de casi 400 páginas construida a partir de un manuscrito sobre los gitanos y una pocas páginas autobiográficas que los hijos de Leonard (París, 1909-Girona, 1995) pusieron en manos del autor.

Editado por Destino e ilustrado con una selección de fotografías personales y profesionales de Leonard, el libro repasa la trayectoria de un ser «excepcional» cuya vida fue «una aventura permanente», destaca Úlled, fundador de la revista Qué leer, en una entrevista con Efe.

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Hijo único de Julien Leonard, un reputado entrenador, criador y tratante de caballos, y de Emilienne Tabary, una empresaria de la alta costura parisiense, Jacques Leonard fue educado de acuerdo a los esquemas de la burguesía parisina, pese al origen gitano de su padre, algo que él descubriría husmeando entre fotos antiguas.

De su padre aprendió la sabiduría del mundo equino y el gusto por la aventura, fue cineasta, artesano y fotógrafo, y viajó por el mundo por su vida en el cine, en el que debutó como «chico para todo» en el primer documental sonoro galo: «El país de los vascos».

Y por su labor de productor del espectáculo de la revista «Los Vieneses», un gran éxito en la postguerra, así como por su posterior papel de hombre de confianza del ventrílocuo Robert Lamouret, con quien recorrió Australia, la India, Italia y Grecia, entre otros.

La primera vez que llegó a España, Leonard se codeó con la intelectualidad de los años 30 en Madrid, donde llegó en busca de documentación para una película sobre Colón.

Y con la misma naturalidad se movió, mucho más tarde, en los 50, entre las barracas de Montjuïc, en Barcelona, donde vivían la mayor parte de los familiares de su segunda mujer, Rosario Amaya, una bella gitana, modelo de pintores, que fue «su gran amor» y «destino», destaca Ulled (Río de Janeiro, 1937).

De la mano de la prima de la mítica Carmen Amaya, Leonard fue aceptado en ese mundo de los suburbios de la Barcelona como uno más con el apodo de «El Payo Chac», y, con su cámara, desde dentro, hizo «extensos, históricos y maravillosos» reportajes de la vida gitana.

Miles de negativos que Santiago y Álex Leonard, sus hijos, han cedido al Archivo Fotográfico de Barcelona, que ha digitalizado 3.000 de temática gitana y aún tiene por catalogar otros 17.000 de publicidad o la burguesía catalana, precisa el primero a Efe.

Imágenes en blanco y negro que sirvieron también de base para el documental «Jacques Leonard, el payo Chac», realizado por Yago Leonard, hijo de Álex y nieto de este fotógrafo, colaborador de la revista Gaceta Ilustrada y del periódico La Vanguardia, a quien sus herederos se empeñaron en rescatar del olvido.

Yago Leonard, quien considera «una suerte tener las dos culturas», la paya y la gitana, afirma a Efe que para él fue «emocionante» descubrir la figura de su abuelo a través de su legado, ya que este siempre había ocultado su lado calé. «Fue un hombre con mucha suerte, siempre hizo lo que quiso», añade.

Con seis candidaturas a los premios Goya, el documental recoge anécdotas sobre Jacques Leonard contadas por sus allegados, incluido su primogénito, Marc Leonard, nacido de su primer matrimonio con la hija del cineasta suizo Jean Choux.

Con ese hijo, Leonard había perdido totalmente el contacto desde que rompió con su primera esposa tras enterarse de que le había sido infiel y lo recuperó 26 años después cuando aquel visitó en Girona una exposición de fotos de su padre, señala a Efe Santiago Leonard.

Pese a haber sido un «fotógrafo de éxito» y proceder de una familia materna millonaria, Marc Leonard regaló todas sus posesiones y ahora vive «feliz» en una caravana en Bélgica, según Santiago.

El siguiente objetivo de los Leonard es localizar al cuarto hermano, James, un hijo ilegítimo que su padre tuvo con su amor de adolescencia, Encarna, gitana del clan francés de los Pacorros.

Ella se afincó en Estados Unidos tras triunfar como modelo y casarse con un investigador, pero antes de su boda citó a Leonard en Londres para vivir una pasión de tres días y quedarse embarazada. Lo logró y nueve meses después le anunció el nacimiento del bebé en una carta sin su dirección.

Por Catalina Guerrero

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