Economía

La Cumbre del G20 concluye con respaldo a Europa y más apoyo para el FMI

Los Cabos (México), 19 jun (EFE).- La séptima cumbre del Grupo de los Veinte (G20) concluyó hoy en Los Cabos, noroeste de México, con el convencimiento de que Europa camina hacia la definitiva solución de su crisis y aportando apoyos desde los países en desarrollo al Fondo Monetario Internacional (FMI).

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«Apoyamos la intención de considerar pasos concretos hacia una arquitectura financiera más integrada», con una nueva unión bancaria europea, según se explica en el documento, que incluya un supervisor único, capacidad para liquidar y recapitalizar entidades, y un unido fondo de garantía de depósitos.

En la rueda de prensa final, el presidente de México, Felipe Calderón, anfitrión de la cumbre, dijo que lo que él veía «a futuro es una Europa más unida, más fuerte, más integrada y mucho más eficiente para enfrentar sus problemas».

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Destacó que el texto final «habla precisamente de mayor integración, que implica mayor integración comunitaria, fiscal, bancaria y financiera» y que los Veinte no habían entrado a sugerir soluciones.

«Evidentemente nosotros en el G20 no podemos ni debemos ir más allá de este comunicado porque es un tema que corresponde a los europeos», apuntó.

Calderón considera que las medidas concretas para Europa las deberán tomar los europeos, que trasladaron a Los Cabos un mensaje en el sentido de «no menos Europa sino más Europa, no menos colaboración sino más colaboración».

En la reunión de Los Cabos, el G20 aprobó un Plan de Acción que «da pasos firmes hacia la recuperación económica y plantea una agenda de futuro».

En el capítulo de la mejora de la arquitectura financiera internacional el G20 alcanzó «un acuerdo fundamental para la economía global» como es el de «asegurar el incremento de los recursos financieros con los que cuenta el FMI» por un total «no de 430.000 millones, como era nuestra meta, sino de más de 450.000 millones de dólares», dijo Calderón.

«Hemos más que duplicado la capacidad histórica de apoyo y de préstamo del FMI, la mayor capitalización de su historia», agregó.

El mandatario mexicano destacó la que es «la mayor ampliación de recursos que ha tenido esta institución fundamental para enfrentar los tiempos de crisis de la economía», algo que consideró un logro que implicó «varios meses de complejas negociaciones».

Calderón felicitó en particular a los países emergentes que participan en este plan, China, con 40.000 millones de dólares, Rusia, con 10.000 millones apartados de sus reservas para el FMI, Sudáfrica, con 2.000 millones de dólares, y Brasil, con una suma no especificada.

El tema más difícil de la cumbre pero en el que se logró el consenso fue el de las restricciones al comercio adoptadas por algunos países para protegerse contra la crisis.

«Hubo un consenso muy amplio y abrumador acerca del rechazo al proteccionismo y de la necesidad de prorrogar la cláusula ‘Stand Still'», que fija el compromiso de no imponer medidas de esta naturaleza hasta 2014.

«Todo ello contribuirá a eliminar la incertidumbre» en la economía global, dijo Calderón, quien asegura que en Los Cabos se dieron «pasos firmes hacia la recuperación económica y plantea una agenda de futuro para el mundo».

Otros temas abordados en Los Cabos tuvieron que ver con la promoción de la seguridad alimentaria y el impulso al crecimiento verde en la agenda del desarrollo, donde varias ONG concentraron sus críticas a la declaración final.

«Este es un resultado inmensamente decepcionante para los países en desarrollo. Es necesario solucionar la crisis de Europa, ya que se está convirtiendo en un gran peso para los países en desarrollo. Pero no es bueno que el G20 haya peleado por el crecimiento en lugar de impulsar la austeridad en Europa», dijo el portavoz de Oxfam, Carlos Zarco.

«Con esta visión, los líderes le quedaron mal a las personas más pobres del mundo, a pesar del hecho de que más de la mitad de estas personas viven en países del G20», agregó.

La recién concluida cumbre del G20 fue la primera celebrada en América Latina y la segunda de las siete que ha habido hasta ahora en un país emergente, después de la que acogió Corea del Sur en 2010.

En su conjunto, los países desarrollados y emergentes que integran el G20 representan cerca del 90 % del producto interior bruto (PIB) mundial, el 80 % del comercio global y dos tercios de la población total del planeta. EFE

Los Cabos (México), 19 jun (EFE).- La cumbre del Grupo de los Veinte (G20) concluyó hoy en México convertida en «un éxito», con acciones decididas para enfrentar la crisis de la Eurozona, y con «la mayor capitalización de su historia» para el Fondo Monetario Internacional (FMI), por encima de los 450.000 millones de dólares.

«Es un logro que implicó varios meses de intensas negociaciones», dijo Calderón al término de la cumbre refiriéndose a la capitalización del FMI en una rueda de prensa donde agradeció el esfuerzo realizado para ello por los países emergentes, en particular de China, Brasil y Rusia.

La Cumbre del G20 comenzó ayer con la presencia de los jefes de Estado y Gobierno de más de una veintena de países y ha tenido en el centro de las discusiones la crisis de la deuda de la Eurozona, para «enfrentar decisivamente la crisis de la zona euro».

El mandatario mexicano dijo que veía a los países europeos «fuertes para enfrentar su problemática» y «cada vez más familiarizados con las alternativas y conscientes de lo que hay que hacer».

«Lo que yo veo a futuro es una Europa más unida, más fuerte, más integrada y mucho más eficiente para enfrentar sus problemas», con la convicción de «enfrentar juntos el problema, de fortalecer Europa».

Calderón detalló que se suscribió «el Plan de Acción de los Cabos para el Crecimiento y el Empleo», que incluye medidas de coyuntura para estabilizar la economía pero también otras de medio y largo plazo.

El mismo establece la intención de «enfrentar decisivamente la crisis de la zona euro», medidas para «fortalecer la demanda», para «enfocar las políticas monetarias», asegurar «la consolidación fiscal de las economías avanzas», asegurar que sigan abiertos los mercados emergentes y «resistir el proteccionismo».

Calderón admitió que la discusión más compleja fue esta última, relacionada con las restricciones al comercio adoptadas por algunos países para protegerse contra la crisis.

«Hubo un consenso muy amplio y abrumador acerca del rechazo al proteccionismo y de la necesidad de prorrogar la cláusula ‘Stand Still'», que fija el compromiso de no imponer medidas de esta naturaleza hasta 2014.

«Todo ello contribuirá a eliminar la incertidumbre» en la economía global, dijo Calderón, quien asegura que en Los Cabos se dan «pasos firmes hacia la recuperación económica y plantea una agenda de futuro para el mundo».

En cuanto las medidas de capitalización del FMI, reconoció «la voluntad mostrada por los líderes de las economías emergentes, que han comprometido importantes fondos» para el organismo, como los 40.000 millones de dólares de China.

Para el presidente de México, que dejará el cargo el próximo 30 de noviembre, hay también que rescatar «importantes avances para fortalecer el marco regulatorio» actual se previene el surgimiento de nuevas crisis a futuro.

Celebró que se abordaran asuntos como la necesidad de mejorar la inclusión financiera para «más de 2.700 millones de personas» sin acceso a la banca, y la necesidad de mejorar la seguridad alimentaria, en lo cual se comprometió el G20 a que haya «una mayor inversión pública y privada en agricultura».

Finalmente, el mandatario mexicano destacó que Los Cabos haya sido la primera ocasión en que el G20 haya incorporado las discusiones de medio ambiente a este foro, lo que a su juicio deja como legado «un nuevo paradigma» de crecimiento verde que concilie este con el económico.

La recién concluida Cumbre del G20 fue la primera celebrada en América Latina y la segunda de las siete que ha habido hasta ahora que ocurrió en un país emergente, después de la que acogió Corea del Sur en 2010.

En su conjunto, los países desarrollados y emergentes que integran el G20 representan cerca del 90 % del Producto Interior Bruto (PIB) mundial, el 80 % del comercio global y dos tercios de la población total del planeta.

Los Cabos (México), 19 jun (EFE).- La Unión Europea, acostumbrada a lidiar con sus problemas en solitario, se vio expuesta durante la cumbre del G20 a una presión inédita del resto de países para resolver la crisis de deuda soberana que padece, y que amenaza a todo el planeta.

«Lo más importante de esa cumbre, sin lugar a dudas, ha sido la enorme presión que han ejercido los países que no están en el euro para que los europeos refuercen las medidas anticrisis», dijo a Efe Mariana Magaldi de Sousa, profesora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), en México.

El G20 es un grupo formado por las 20 mayores potencias del mundo, muchas de ellas naciones en desarrollo pero con economías de fuerte crecimiento que no quieren que las turbulencias que vive Europa se extienda dentro de sus fronteras.

Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, los llamados BRICS, son uno de las bloques económicos más preocupados por el asunto europeo, lo que les ha llevado durante esta cumbre a prometer más de 60.000 millones de dólares al «cortafuegos» que está armando el FMI para evitar situaciones de contagio.

También Estados Unidos, la mayor economía del planeta, aportó su grano de arena con las reuniones bilaterales que mantuvo el presidente Barack Obama con la canciller alemana, Angela Merkel, y posteriormente con los otros socios europeos del G20 (Francia, Italia y Reino Unido, a los que se sumó España como invitado permanente).

Obama y Merkel representan dos estrategias diferentes para hacer frente a la crisis. El primero aboga por planes de estímulo para generar consumo, crecimiento y empleo, en tanto que la alemana profesa devoción a la austeridad fiscal.

La reunión sirvió, según la Casa Blanca, para que Obama trasladara a Merkel la «importancia de tomar medidas para promover la estabilidad financiera y aumentar la integración europea», en un momento en que países periféricos, como España o Italia, piden ayuda para frenar el elevado coste de su deuda pública.

La reunión se celebró a puerta cerrada y se desconocen los detalles, según la Casa Blanca, que reconoció, no obstante, que Obama salió del encuentro animado.

«Al día siguiente salieron informaciones que apuntaban a que Alemania, por primera vez, admitía la posibilidad de que el fondo de rescate europeo pueda comprar bonos de países periféricos, lo que permitirá disminuir el coste de la deuda de estos países», observa De Sousa.

Los líderes europeos, como el francés François Hollande, negaron en todo momento haber recibido consignas de EE.UU. sobre como abordar la crisis.

«Obama nunca lo haría, es muy respetuoso. Además, no le consentiríamos», apuntó el francés, que reconoció, no obstante, que habían informado al estadounidense sobre el paquete de medidas anticrisis que ha preparado la Unión Europea para salir de la crisis, y que serán presentadas oficialmente en el Consejo Europeo a finales de mes.

Pero las potencias del G20 no han permitido que la UE resuelva sus temas puertas adentro, y han querido que la Declaración Final de la cumbre deje por escrito, negro sobre blanco, los compromisos de Europa para salir de la crisis.

En la declaración, los europeos se comprometen a «tomar las medidas necesarias para salvaguardar la integridad y estabilidad e la zona, mejorar el funcionamiento de los mercados y romper la retroalimentación entre la deuda soberana y los bancos».

Además, el G20 le pone deberes para los próximos meses, como avanzar en la unión bancaria, abordar reformas estructuras que hagan más competitivos a los países deficitarios, y a invertir en creación de empleo y crecimiento.

Una tarea difícil para la que la Unión Europea tiene exactamente un año, antes de la próxima cumbre del G20, que se celebrará en San Peterburgo, bajo la presidencia rusa.

«Si no hubiese sido por la influencia del G20, y en concreto de EE.UU., nunca hubiéramos visto estos compromisos, apunta la profesora del CIDE. Es cierto que Europa ya tenía planes para acometer la unión bancaria, pero ahora la veremos en seis meses y no en cinco o diez años», concluye.

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