Dos años después del incendio, que el 15 de abril de 2019 destrozó la cubierta de la catedral de Notre Dame, hay un avance favorable hacia su reconstrucción.
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En 2024 se espera que el templo, patrimonio de la humanidad declarado por la UNESCO, recupere su esplendor ante el favorable avance de las obras cuya fase inicial acaba al final de este verano.
El organismo que coordina las obras cuenta con devolver la catedral al culto y las visitas turísticas.
«Ahora mi preocupación es conseguir una planificación rigurosa para fijar nuestro camino para la reapertura», dijo el general Jean-Louis Georgelin, coordinador de las obras.
Esto pese a los tres desafíos que han complicado las intervenciones: la contaminación por plomo, la crisis sanitaria y la orden que regula el número de personas permitidas en la catedral.
La reconstrucción empieza por fin a vislumbrarse mientras termina la primera fase de consolidación.
Antes de poder avanzar, los técnicos intervienen ahora en la instalación de los andamios interiores para estabilizar las bóvedas.
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Los estudios para la reconstrucción han permitido zanjar la polémica sobre si realizar una intervención fiel a la versión original o añadir una apuesta contemporánea.
Según la entidad responsable de las obras la apariencia será cercana a la cubierta desaparecida pero no idéntica.
EFE