Con una sociedad empobrecida y golpeada, Venezuela es testigo de un nuevo azote para su crisis, la escasez de combustible diésel, clave para el traslado de bienes por el país.
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Las largas filas de transportistas que comienzan a verse son el augurio de una nueva tormenta que puede desatarse con un resultado impredecible.
Para el analista financiero y director de Econométrica, Henkel García, el gran riesgo de esta nueva situación es que, si se prolonga en el tiempo habrá escasez de alimentos.
«Si se llegase a complicar, lo que vamos a ver es a gente que no se va a poder mover porque el transporte público no va a poder funcionar y anaqueles, literalmente, vacíos porque los productos no pueden llegar», subraya.
Sin embargo, el problema en el transporte no es nuevo, comenzó a gestarse hace años por diferentes factores y, ahora, la escasez de diésel es la última arista en un sector clave para el buen abastecimiento de cualquier país.
EFE