La 118 edición de la legendaria clásica París-Roubaix, disputada sobre 257,7 kilómetros, volvió a tener condiciones de extrema dureza en la que los corredores terminaron exhaustos y cubiertos de barro, algo que dejó postales memorables.
Un festejo alocado
Entre otras, para la historia quedará el triunfo del italiano Sonny Colbrelli (Bahrain-Victorius) y su emotiva celebración. El vencedor estalló en lágrimas tras ganar esta extremadamente dura prueba en la que superó en el remate al belga Florian Vermeersch (Lotto Soudal) y el neerlandés Mathieu van der Poel (Alpecin-Fenix).
Accidentes de coche
Al vehículo del AG2R Citroën le ganó una curva y terminó en la cuneta.
Lágrimas negras
La imagen compartida por la organización del corredor Emīls Liepiņš fue sin duda la más impactante de todas. De los ojos del corredor del Trek Segafredo brotaron lágrimas que terminaron negras por la cantidad de barro en su rostro. Él fue el último corredor en ingresar dentro del límite de tiempo de París Roubaix.
Un duchazo refrescante
El popular baño de los corredores para quitarse todo el barro de encima también quedó registrado entre las postales de la organización.
Erviti sufre fracturas
El español Imanol Erviti (Movistar) sufrió varias fracturas en la mano izquierda a consecuencia de una caída que le obligó a retirarse en la París Roubaix disputada el pasado domingo.
