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La inspiradora vida de Simone Biles, ¿la mejor atleta de todos los tiempos?

De una infancia complicada, ser víctima de abuso sexual, a hoy desafiar a la física con sus rutinas. Hoy, Biles no es solo una deportista, es un ícono de la integridad, la diversidad y la equidad de género.

La inspiradora vida de Simone Biles, ¿la mejor atleta de todos los tiempos?

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Todos estamos embobados con lo que hace Simone Biles en Tokyo 2020. Con apenas 22 años, la estadounidense continúa la leyenda que comenzó en Río 2016, pero que ahora no solo pretende engrosar, sino dejarla en la cima del Olimpo del deporte mundial.

En gimnasia, es imbatible, pero incluso compararla con solo esa disciplina es insultante. Biles superó el umbral que separa a los campeones de los eternos, ella ya es historia viva del deporte mundial y, por supuesto, de los Juegos Olímpicos.

Sin embargo, para ser la atleta más admirada de los tiempos modernos, tuvo que pasar por mucho sufrimiento que forjaron su carácter, pero también nació con el talento. Mismo que se fue moldeando bajo la crianza de sus abuelos, al tener padres adictos a la droga, que no pudieron hacerse cargo de la niña nacida el 14 de marzo de 1997.

A los 6 años, su destreza ya maravillaba. La primera muestra de su talento se dio en un campamento al que asistió a esa edad, donde copiando a las gimnastas que allí estaban, dejó asombrado a propios y extraños. Tanto así que, en breve, les pidieron a sus abuelos el permiso para que comenzara a practicar la disciplina de manera más formal.

La mentora de Biles, quien hoy es la única atleta poseedora de un emoji propio en Twitter, fue Aimee Boorman. Como su entrenadora, consiguió que Simone desatara su potencial y de a poco se comenzara a hablar de ella en los Estados Unidos, cuando apenas era una niña.

Con solo 11 años, Biles comenzó a cosechar títulos nacionales (7), mundiales (5) y, por supuesto, su gran presentación en las anteriores justas olímpicas. Allí se presentó en sociedad en el ámbito mundial, consiguiendo cuatro de cinco medallas de oro posibles en la gimnasia, en cada categoría que participó. Sin embargo, ese solo fue el ingreso de lo que vendría a futuro, una deportista integral.

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Para Simone Biles, su destreza le otorga un poder que ejecuta con responsabilidad. No quiere ser una atleta frívola, sino que se convirtió en ícono de la integridad y el respeto hacia la mujer. El caso más icónico fue en 2017, cuando lideró la denuncia en contra del médico estadounidense de la selección de gimnasia, Larry Nassar.

El hombre fue condenado a 175 años de prisión por abuso sexual a menores de edad, en un escándalo que le dio la vuelta al mundo y que Biles se encargó de visibilizar en todo el mundo.

Su autoridad moral ya le daba para no casarse con nadie por su éxito, incluso con las grandes marcas. A pocos meses de que empezaran las justas en Tokio, Biles decidió romper unilateralmente su contrato con la poderosa Nike, con el fin de hacer parte de una marca más incluyente y que promueve la diversidad como lo es Athleta.

Con todo ese poder, la única forma de defenderlo es ganando más y más títulos. Sin embargo, hasta eso le queda chico a la auténtica fenómeno del deporte en toda su historia.

Sus rutinas desafían la física y la gravedad, obligando a los jueces a debatirse entre declararla fuera de categoría y no puntuarla como merece, solo para que sus rivales no copien los peligrosos movimientos que solo ella es capaz de hacer.

Ocurrió en 2020, cuando a Biles se le dio por ejecutar una rutina extremadamente peligrosa. Le llaman la doble pica Yurchenko, pero hasta la fecha ninguna gimnasta había podido completarla. Simone lo hizo y puso en aprieto a los jueces.

En vez de darle el 10.0, prefirieron puntuarla con 6.6, solo para no inspirar a las demás gimnastas a practicarla. Por supuesto, ella no tomó de buena manera el injusto fallo, pero quedó con el buen sabor de boca de ser la única que logra lo imposible.

Por eso, en Tokyo 2020 va por lo que se le escapó en Río 2016. Parece que no hay manera de que se le escape, pero sabe que sus rivales no se lo pondrán fácil. Ya en las primeras salidas se le notó un punto por debajo de lo que puede dar, porque ella compite solo contra ella misma y su misión es una sola: seis de seis medallas de oro en suelo nipón.

La inspiradora vida de Simone Biles, ¿la mejor atleta de todos los tiempos?

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