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¿Por qué se puso a llorar Van der Poel tras ganar la etapa 2 del Tour?

Un motivo que probablemente le humedezca los ojos a usted también, tanto como a nosotros.

¿Por qué se puso a llorar Van der Poel tras ganar la etapa 2 del Tour?
EFE

¿Por qué se puso a llorar Van der Poel tras ganar la etapa 2 del Tour?

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Mathieu van de Poel señaló el cielo cuando atravesaba, victorioso, la meta del Muro de Bretaña en la segunda etapa del Tour. Su dedo índice conectaba directamente con el Olimpo de los ciclistas, allí donde debe tener un lugar privilegiado su abuelo Raymond Poulidor.

En su segundo día en el Tour, el joven ciclista de 26 años, el potente campeón que desde hace años llama a las puertas de la gloria, ha conseguido algo que su abuelo no logró en 14 participaciones: vestir el maillot amarillo.

«Era mi objetivo, soñaba con algo así, pero que un sueño se haga realidad es algo increíble. Es una pena que mi abuelo no esté aquí, que no pueda tener la foto junto a él con el maillot amarillo», asegura el joven corredor que no paró de llorar tras ganar la etapa con el recuerdo de su abuelo fallecido en noviembre de 2019.

La leyenda de «Poupou» se forjó en el altar del segundón, siempre a la sombra de otros, primero Jacques Anquetil, luego Eddy Merckx, siempre dando batalla, siempre derrotado.

Esa lucha, esa obstinación derrotada, le hizo ganarse el corazón de los franceses y de muchos aficionados y Poulidor supo abonarla, subido en la bici y, después, como comentarista y embajador del Tour.

Nadie en la historia ha pisado más veces que él el podio de París, ocho entre 1962 y 1976, entrañable hasta el último suspiro que, casi, dejó en la carrera que le dio vida y pasión.

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Van der Poel, fruto del matrimonio de la hija de Poulidor con el ciclista holandés Adrie van der Poel (ganador de dos etapas en el Tour de Francia y un día maillot amarillo) debutó en la ronda gala con 26 años, la misma edad con la que lo hizo su abuelo.

MAILLOT DE HOMENAJE

El corredor del Alpecin se había convertido en una atracción desde su llegada a Brest. Allí rindió un primer homenaje a Poulidor vistiendo un maillot inspirado en el de Mercier que durante años llevó su abuelo y que la Unión Ciclista Internacional (UCI) les permitió portar en la primera etapa.

En ese primer contacto con la ronda que hizo grande a su abuelo, Mathieu se mostró tenso y no fue capaz de rivalizar con el francés Julian Alaphilippe, que ganó la primera etapa y le distanció en 18 segundos.

Pero el objetivo seguía presente en la cabeza del joven ciclista, que aprovechó todos los resortes a su alcance para conseguirlo a la segunda.

«Era mi última oportunidad de conquistar el amarillo», confesó después. Por eso atacó en el primer ascenso al Muro de Bretaña, para ganarse los 8 segundos de bonificación. Y volvió a hacerlo, con la misma o mayor potencia, en el segundo. Así se apuntó otros 10 segundo más y una pequeña renta que le llevaba a enfundarse el maillot que tanto persiguió su abuelo.

«Me invadió la emoción cuando me dijeron que lo había conseguido», dijo en la meta, tras derrumbarse en la calzada envuelto en lágrimas, en la emoción del homenaje que buscaba.

En los últimos años en la carrera, a la que acudía como embajador de la marca que patrocina el maillot amarillo, Poulidor no perdía oportunidad de hablar de su nieto. «Fijaos en él, va a ser un campeón».

«PREGUNTADME POR MI NIETO»

Sus ancianos ojos claros se humedecían de orgullo al hablar de su nieto, que ya empezaba a ser una estrella de la bicicleta de montaña. «Ya no me preguntéis más por mi, preguntadme por mi nieto».

Poulidor sabía que Mathieu se tomaría algún día la revancha de la historia que el Tour le negó a él. «Ahora no me doy cuenta todavía de lo que he hecho, necesito tiempo para asimilarlo», aseguraba el joven ciclista.

Van der Poel asegura que apenas ha visto el maillot amarillo que su padre guarda en algún armario de la casa familiar. «No lo muestra casi nunca», señala el corredor, que afirma que el suyo lo pondrá «en algún lugar bonito y muy visible».

Es probable que el joven Mathieu se lleve varios de su primer Tour. Las dos próximas etapas están destinadas a acabar en «sprint» y tiene muchas opciones de conservarlo. «Después de la contrarreloj no creo que lo mantenga», asegura.

Ni siquiera es seguro que Mathieu van der Poel llega a París, porque su otro sueño en ganar una medalla olímpica en Tokio en bicicleta de montaña.

«Claro que me gustaría llegar hasta París en mi primer Tour, pero sin arruinar mis opciones de medalla. Si veo que puedo descansar en las etapas menos duras quizá lo haga y pueda llegar en buena forma a Tokio. Si es para ir a los Juegos a hacer una mala actuación, entonces me retiraré», señaló.

EFE / Luis Miguel Pascual

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