La falta de civismo, con heridos y numerosas cargas policiales, empañó parte del triunfo liguero del Sporting Lisboa, que ayer se coronó campeón de la liga local tras 19 años. Dicho suceso desató la euforia entre la hinchada, que salió a las calles a celebrar.
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La llegada en la tarde-noche del Sporting a su estadio José Alvalade hacía presagiar situaciones límite. El autobús fue recibido por una muchedumbre que se agolpaba a las afueras, ya que, por la pandemia, está prohibida la presencia de aficionados en el interior.
La situación se descontroló cuando Sporting marcó el 1-0. En ese momento, la policía tuvo que cargar contra los aficionados que no respetaban las normas de seguridad. Por eso, se dispararon balas de goma, mientras respondían con bengalas y cubos de basura contra los agentes.
En este primer momento ya se registraron algunos heridos que fueron atendidos por las ambulancias de la zona. Pero fue lo único. Posteriormente, se volvieron a desatar altercados, sobre todo cuando algunos hinchas no respetaron las vallas del perímetro de seguridad.
De nuevo, hubo cargas policiales. Y es que, además de derribar las vallas, algunos seguidores no cumplían ni con el distanciamiento social ni portaban tapabocas, como es de obligado cumplimiento en Portugal a causa de la pandemia por el coronavirus.
Ante la falta de civismo, más aún en situación de pandemia, el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, mostró su malestar por lo ocurrido y aseguró que «la noche no corrió bien desde el punto de vista de la salud pública».
«Vamos a esperar que esto no tenga costes (sanitarios)… Sólo lo sabremos de aquí a 15 días o tres semanas. Hubo falta de previsión, ya que, quien allí debía prevenir son las entidades responsables y todos los ciudadanos»
