Resumen Real Madrid 1-1 Chelsea en semifinales de Champions League
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Un partido con mucho morbo. En Madrid se encargaron de pintar el juego de semifinales ante el Chelsea como la guerra entre el equipo merengue contra la UEFA, tras los acontecimientos de la fallecida Superliga. El presidente de la casa madre del fútbol europeo, Aleksander Ceferin, anunció represalias contra la Casa Blanca y en ella temían que fue en estas semifinales.
Por eso, el principal protagonista desde el vamos era el neerlandés Danny Makkelie. El árbitro estaba en la lupa, pero de a poco demostró que su balanza estaba bien equilibrada. Durante el primer tiempo no hubo visos de amaño, aunque el Real Madrid quedó atrapado en su telaraña. Discutiendo todo, los de Zinedine Zidane se olvidaron de jugar y el fútbol lo puso el Chelsea.
En una buena media hora inicial, los Blues merecían la ventaja y la misma llegó promediando los 10 minutos. Tras un envío largo, Christian Pulisic humilló al portero Thibaut Courtois y con toda la frialdad del mundo puso el 1-0 en el estadio Alfredo Di Stefano. En lo suyo, el Chelsea le hacía pagar caro a los merengues la desconcentración.
La remontada de ánimo blanca corrió por cuenta de Karim Benzema. El Gato, con su talento, remolcó el espíritu de sus compañeros. Primero con un tiro que pegó en el palo y luego con una volea a quemarropa para fusilar al portero Edouard Mendy. Empate a un gol y un Madrid más metido en lo que estaba pasando y no en su disputa con Ceferin.
Fueron los mejores minutos del Real Madrid, que se extendieron hasta los primeros 15 del segundo tiempo. Sin embargo, el equipo de Zizzou suele presentar una merma física a partir de allí y en este partido no fue la excepción. A medida que pasaban los minutos, el Chelsea se sentía más cómodo con el balón y el peligro continuaba latente para los españoles.
Al final, a ambos equipos les comenzó a gustar el empate. Hallar al finalista en Londres no estaba tan mal. Los dos se mostraron las cartas y vieron que la paridad es evidente, siempre que el Real Madrid se dedique a jugar más que a ver fantasmas donde no los hay. La venganza de Ceferín tal parece que será en los escritorios y no en el verde césped.